Y Laurent se revolvi¨® en su tumba

La construcci¨®n del edificio del colegio p¨²blico Francisco de Quevedo, situado en el n¨²mero 16 de calle de Granada, fue costeada por el fot¨®grafo de origen franc¨¦s Jean Laurent (1816-1886), que lo levant¨® como sede de su estudio, a finales del siglo XIX. Inventor del papel leptogr¨¢fico, fot¨®grafo pionero de talla mundial, nos leg¨® un fondo de miles de im¨¢genes de nuestro pa¨ªs, que hoy nos permiten conocer c¨®mo ¨¦ramos hace casi doscientos a?os. Estos son los principales motivos por los que el Grupo de Investigaci¨®n Fotodoc de la UCM y la Fundaci¨®n Anastasio de Gracia promovimos que el centro escolar, dedicado al autor de El Busc¨®n, cambiara su nombre por el del fot¨®grafo galo. Se trataba de enmendar un error hist¨®rico de nuestra ciudad.

Antes de pedir la modificaci¨®n de la denominaci¨®n de la escuela, comprobamos que en la Comunidad de Madrid exist¨ªan siete centros educativos bautizados con el nombre del ilustre literato del Siglo de Oro. Dos de ellos ubicados en la capital ¡ªincluyendo el de la calle Granada¡ª y cinco distribuidos por las localidades de Getafe, Legan¨¦s, Fuenlabrada, Alcal¨¢ de Henares y Majadahonda. Por tanto, renombrar al colegio construido por Laurent no minorar¨ªa un ¨¢pice la memoria del gran Quevedo y ser¨ªa un acto de justicia con el debido recuerdo al fot¨®grafo.

Para que un centro escolar cambie su nombre ha de ser aprobado por sus ¨®rganos de gobierno. En este caso las votaciones fueron arrolladoras. Se aprob¨® por mayor¨ªa absoluta. El Claustro de Profesores apoy¨® la moci¨®n con 14 votos a favor y cuatro en contra, mientras que el Consejo Escolar lo hizo con siete a favor y dos en contra. Democr¨¢tico y rotundo resultado.

El siguiente paso en el camino era que este jueves, la Junta Municipal del Distrito de Retiro ¡ªal que pertenece el colegio¡ª aprobase el cambio solicitado y lo elevara a la Comunidad de Madrid, para que esta proceda a la modificaci¨®n definitiva. El peso de los argumentos presentados y la decisi¨®n democr¨¢tica expresada por el propio centro no nos permitieron auspiciar el calamitoso e inaudito final de nuestra iniciativa. El concejal presidente del citado distrito, Santiago Saura, se neg¨® a aprobarlo sobre la base de un solo y d¨¦bil argumento: ¡°el arraigo¡± del actual nombre de la escuela. O lo que es lo mismo, el ¡°arraigo¡± de un error hist¨®rico.

El se?or Saura, adem¨¢s de hacer o¨ªdos sordos a la decisi¨®n democr¨¢tica expresada por el gobierno del centro escolar, argument¨® que el colegio se llamaba as¨ª desde hace m¨¢s de 80 a?os y que no ve¨ªa motivo para cambiarlo ahora. En lugar de entender que en Madrid llevamos m¨¢s de 80 a?os equivocados y que a ¨¦l se le presentaba la oportunidad de corregir ese error. Mientras Laurent se revolv¨ªa en su destrozada tumba del Cementerio de la Almudena.

Todav¨ªa hay una oportunidad de arreglarlo, si el alcalde de Madrid tiene voluntad para ello.

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