El precio por tener pi?as disponibles d¨ªa y noche: explotaci¨®n laboral de 16 trabajadores en Madrid
La Polic¨ªa detiene a tres due?os de fruter¨ªas de Madrid que obligaban a trabajar a compatriotas de Banglad¨¦s desde la apertura hasta el cierre y sin contrato a cambio ¨²nicamente de comida
Desde la apertura hasta el cierre, a cambio ¨²nicamente de comida y techo y sin contrato laboral de ning¨²n tipo. Este era el d¨ªa a d¨ªa de los trabajadores de 16 fruter¨ªas de Madrid provenientes de Banglad¨¦s. Una operaci¨®n policial ha detenido a los tres empresarios responsables de este modelo de negocio que pone a disposici¨®n del consumidor pi?as, manzanas y aguacates desde que amanece hasta mucho m¨¢s tarde del anochecer, pero que olvida en el camino la salud y los derechos de los que est¨¢n detr¨¢s del mostrador. Un caso de explotaci¨®n laboral a pie de calle.
¡°Pudimos observar que el mismo empleado trabajaba desde la apertura al cierre, de lunes a domingo, sin horario de descanso y sin ning¨²n tipo de seguridad laboral. Casi siempre por un salario ¨ªnfimo y, en algunos casos, solo a cambio de alojamiento y comida¡±, resume el inspector Jos¨¦ , de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Fronteras de Madrid. Los agentes dieron con estos casos de esclavitud cotidiana gracias a la denuncia de otros compatriotas, que informaron de que estos trabajadores estaban trabajando d¨ªa y noche de forma ilegal. Para el inspector, esta situaci¨®n es posible por el anhelo de estas personas de vivir en Europa y por la falta de escr¨²pulos de los empresarios de su misma nacionalidad. ¡°Muchas veces los captan personas cercanas, a veces de su mismo pueblo o provincia, y llegan aqu¨ª sin tener conocimiento de sus derechos laborales porque en sus propios pa¨ªses lo ven como algo normal¡±, apunta el polic¨ªa.
El guion de estas operaciones es casi id¨¦ntico y los problemas para ponerles fin, el mismo. ¡°Los explotados no quieren denunciar porque ellos tienen que seguir comiendo y esto les cierra las puertas y los explotadores guardan silencio¡±, se?ala. En este caso, los agentes contaron con el apoyo de la inspecci¨®n de trabajo, que tramit¨® los expedientes administrativos, y los investigadores llevaron a cabo las acciones penales, especialmente porque uno de los empresarios detenidos era reincidente y manten¨ªa en estas condiciones a dos trabajadores. Las fruter¨ªas investigadas se ubicaban en distritos populares de Madrid como Carabanchel, Usera, Tetu¨¢n y Latina. Estas fruter¨ªas con amplios horarios que solo piensan en el beneficio econ¨®mico son parte del paisaje habitual de estos barrios con sus letreros luminosos y sus ofertas suculentas.
Uno de los motivos de la falta de colaboraci¨®n de los propios explotados es la incertidumbre a la que se enfrentan si deciden denunciar. As¨ª lo reconoce Judith Garcia Padilla, coordinadora de servicios jur¨ªdicos y asuntos internacionales de Accem, ONG que trabaja con personas refugiadas y migrantes o colectivos m¨¢s vulnerables. ¡°Es m¨¢s dif¨ªcil encontrar recursos para las v¨ªctimas de explotaci¨®n laboral, no pueden usar los mismos que los de la trata de explotaci¨®n sexual. Es un proceso m¨¢s dif¨ªcil y complejo¡±, asume.
Pocos recursos
¡°Seguimos pensando casi siempre en explotaci¨®n sexual, algo que ya de por s¨ª cuenta con recursos limitados, pero tambi¨¦n hay laboral y tambi¨¦n con fines de mendicidad, y en esos casos tal vez no se activan los mismos mecanismos¡±, explica la experta. La cercan¨ªa de los captadores con los allegados de los trabajadores esclavizados en sus lugares de origen supone otro de los obst¨¢culos a la hora de que haya consecuencias para los empresarios que no respetan los derechos laborales. ¡°Muchas veces estos empleados tienen miedo al qu¨¦ pasar¨¢, tienen especial vulnerabilidad por lo que pueda pasar en su pa¨ªs de origen o porque se considere unos traidores en caso de que denuncien¡±, a?ade.
Garc¨ªa Padilla apunta que cuando trabajan con estas v¨ªctimas, tratan de reforzar sus conocimientos sobre sus derechos para que reconozcan ¡°las situaciones que no tienen que tolerar¡±. Banglad¨¦s es foco de las organizaciones internacionales por su falta de condiciones de seguridad laborales, un problema que tuvo su punto ¨¢lgido en el colapso del edificio Rana Plaza, en el que murieron 1.134 empleados del sector textil que trabajan en situaci¨®n de semiesclavitud.
No es el ¨²nico caso reciente de esclavitud en el coraz¨®n de una ciudad. La Brigada Provincial de Extranjer¨ªa y Fronteras de Madrid tambi¨¦n acaba de inspeccionar 18 restaurantes peruanos en los que identificaron a 114 trabajadores que trabajaban m¨¢s horas de las permitidas, sin el contrato pertinente ni los descansos necesarios. Los agentes detuvieron a cuatro propietarios de los establecimientos que explotaban en su mayor¨ªa tambi¨¦n a compatriotas. En las inspecciones detectaron tambi¨¦n delitos de falsedad documental, algo habitual en estas operaciones. Los restaurantes no solo estaban en barrios populares, sino que tambi¨¦n se encontraban en el distrito Centro, conviviendo diariamente con los turistas que visitan Madrid.
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