La Puerta de La Latina: un tesoro medieval a¨²n vivo de la arquitectura madrile?a
El libro ¡®Acerca de la Puerta (y las puertas) de La Latina¡¯ pone en perspectiva la historia de un monumento que fue desmontado y reedificado en la Escuela de Arquitectura
El b¨¢lsamo que se puede utilizar para combatir el bullicio de la ciudad se encuentra en la historicidad que Madrid conserva en algunos de sus m¨¢s rec¨®nditos y desconocidos enclaves. Es el caso de los tesoros patrimoniales que han resistido a la erosi¨®n del tiempo y perduran erguidos en distintos puntos de la ciudad, desde el arranque de la Edad Media hasta el despuntar del Renacimiento. El recientemente publicado Acerca de la Puerta (y las puertas) de La Latina, coordinado por el arquitecto Javier Mosteiro y el historiador Juli¨¢n Garc¨ªa, con textos de ocho alarifes e historiadores m¨¢s (Ediciones Asim¨¦tricas, 2023.), brinda la ocasi¨®n de alargar la mirada hacia el hond¨®n de la historia madrile?a y vislumbrar una de estas joyas que hoy se alza junto a la Escuela Superior de Arquitectura, en la Ciudad Universitaria, hasta donde fue trasplantada desde el centro madrile?o. El libro contiene un postrero y espl¨¦ndido art¨ªculo documental del historiador Pedro de Navascu¨¦s, fallecido en septiembre pasado, al que sus coordinadores evocan.
La puerta llamada de La Latina permaneci¨® cuatro siglos en la calle de Toledo dando entrada a un hospital ideado por Beatriz Galindo, latinista y fil¨®loga, consejera de Isabel de Castilla y una de las mujeres m¨¢s egregias de su tiempo, entre los siglos XV y XVI. Ella y su marido, el artillero Ram¨ªrez de Madrid, consejero militar de Fernando de Arag¨®n, financiaron aquella instituci¨®n de sanidad p¨²blica. En su interior llegar¨ªa a albergar m¨¢s de 100 camas para otros tantos enfermos a los que se prove¨ªa de comida y abrigo. Con el discurrir del tiempo y ante el desuso del hospital, en en 1903 fue demolido y su p¨®rtico, magn¨ªfica cancela p¨¦trea obra del alarife morisco Hazan, en 1499, fue trasladado a un almac¨¦n municipal.
Desde all¨ª, expertos en Arquitectura, espec¨ªficamente Modesto L¨®pez Otero en 1935 y veinte a?os m¨¢s tarde, Fernando Chueca Goitia, auxiliado por su entonces disc¨ªpulo, Rafael Manzano Martos, idearon rescatarla con el prop¨®sito de reinstalarla junto al acceso a la Escuela Superior de la Ciudad Universitaria, cosa que Chueca har¨ªa en 1959. Su objetivo era el de recobrar tal tesoro de modo que sirviera de canon est¨¦tico a aquellos alumnos que estudiaban all¨ª para convertirse en arquitectos. Cruzar su umbral se erig¨ªa en s¨ªmbolo del acceso del ne¨®fito al mundo donde ideaci¨®n, Ciencia, tect¨®nica, construcci¨®n, aparejo y ornamento se conjugan para dar a los seres humanos segura protecci¨®n arropada en la belleza.
Las cualidades de ¡°corporeidad aut¨®noma¡±, en frase de Javier Mosteiro, m¨¢s las de simetr¨ªa, disposici¨®n y armon¨ªa otorgan a la restauraci¨®n de esta puerta su condici¨®n de monumental. Consiste en un cuerpo de unos doce metros de altura edificado en ladrillo toledano techado a cuatro aguas, en cuya fachada se inserta un p¨®rtico asentado en granito. La puerta queda signada por un arco t¨²mido, en caliza madrile?a, algo m¨¢s apuntado que el de medio punto, pero m¨¢s ancho en la zona contigua a las impostas sobre las que el arco se sujeta.
Sus dovelas son grandes y planas. El intrad¨®s est¨¢ labrado con botones y motivos florales. El p¨®rtico se ve recuadrado por un alfiz, con dos ¨¢mbitos, uno cuadrado en la base y otro m¨¢s estrecho y rectangular encima, al modo del que encuadra los retablos de los templos. En su remate asoma una ventana enrejada con hierro forjado. En la parte cuadrada inferior y m¨¢s ancha del alfiz flotan dos esculturas sobre doseletes hexagonales, alineadas con escudos de la ¨¦poca de los Reyes Cat¨®licos. En el centro, un grupo escult¨®rico evoca el abrazo ante la puerta sagrada jerosolimitana entre los padres de la Virgen Mar¨ªa, cuya concepci¨®n daba su nombre al hospital madrile?o.
De aquel se conserv¨®, adem¨¢s de este espl¨¦ndido p¨®rtico, la escalera tambi¨¦n g¨®tico-plateresca, que fue trasladada a la Casa de los Lujanes, hoy sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas, en la plaza de la Villa. Los sepulcros de Beatriz Galindo y de su esposo Ram¨ªrez, en alabastro, situados en su d¨ªa en el hospital, duermen hoy en un convento ubicado junto a en la carretera de Colmenar. Una r¨¦plica permaneci¨® en el antiguo Hospicio, hoy Museo de Historia de Madrid, en la calle de Fuencarral.
La residencia de Donald Trump en Mar-a-Lago est¨¢ inspirada en la arquitectura espa?ola de principios del siglo pasado
La monumentalidad de este hito tardog¨®tico madrile?o se ve signada por la sobriedad que sus piedras y ornamentos bellamente dispuestos le otorgan. Lo hacen con tanta finura y equilibrio como para permitirle conservar el aroma de aquel tiempo ido que, desde tan ub¨¦rrimo p¨®rtico, pareciera perfumar todav¨ªa la atm¨®sfera de las lejanas penumbras medievales y te?irlas de la a?il nostalgia que suele envolver los tan escasos vestigios de aquella ¨¦poca en Madrid.
El talento de quienes idearon su restauraci¨®n residi¨® en que supieron conjurar la herida simb¨®lica que implica el desarraigo de todo monumento de su locus propio. Lo consiguieron mediante una reedificaci¨®n austera y elegante, en un enclave donde pudiera ser valorada a diario por quienes van a dedicar su vida a la Arquitectura. En principio, la puerta permit¨ªa extender la mirada hacia el verdor horizonte de la Casa de Campo y el Guadarrama, pero la edificaci¨®n casi inmediata de la contigua Escuela de Aparejadores, ceg¨® esta vista.
Resulta curioso conocer que el troquel de esta portada y de su alfiz ha sido replicado, en su configuraci¨®n y disposici¨®n, en distintos lugares de Espa?a y en algunos enclaves del extranjero. Tal es el caso de la residencia de Donald Trump en Mar-a-Lago, Florida, erigida en la estela de una corriente est¨¦tica de construcciones civiles inspirada en la arquitectura espa?ola, que prendi¨® en las mansiones de las ¨¦lites estadounidenses en torno a los a?os veinte del siglo pasado.
Los recuerdos directos del traslado de la puerta, brindados por Rafael Manzano durante una entrevista con los coordinadores del libro; el entorno urbano del hospital de La Latina, espl¨¦ndido ensayo hist¨®rico p¨®stumo de Pedro Navascu¨¦s; la accidentada biograf¨ªa y avatares de esta puerta, descritos por Javier Mosteiro; el entronque las representaciones gr¨¢ficas y levantamientos, por parte del historiador del Arte Antonio Almagro Gorbea; la conservaci¨®n del edificio, tratada por el arquitecto-restaurador y perito, Antonio Lopera; las materias y aparejos empleados, seg¨²n el especialista en catedrales, Miguel Sobrino, se?alan los textos, que se completan con las aportaciones de Luis Fernando Abril, Jos¨¦ Manuel Vallejo y Fernando Vela sobre la intervenci¨®n arqueol¨®gica previa, as¨ª como el estudio hist¨®rico de Juli¨¢n Garc¨ªa en torno a los restos hallados sobre la exedra de la monumental puerta, que conectan su ornamentaci¨®n con la de San Juan de los Reyes, en Toledo. Todo ello, cabalmente dispuesto e ilustrado, conforma esta monograf¨ªa ideada por expertos que demuestran una elogiable afecci¨®n por Madrid y un compromiso para proteger el tan delicado y exiguo patrimonio tardomedieval de la ciudad.
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