El crimen del Palace de Madrid: dos desconocidos, ¨¦xtasis l¨ªquido y un empresario asesinado
Dos hombres responden por el homicidio con sumisi¨®n qu¨ªmica de Jos¨¦ Rosado, al que tambi¨¦n robaron sus pertenencias. Lo primero que hicieron con su tarjeta fue comprar tabaco
El d¨ªa en el que el empresario estadounidense Jos¨¦ Rosado habr¨ªa cumplido 45 a?os comenz¨® en Madrid el juicio por su asesinato. Lo recordaba su viudo, Nic Young, despu¨¦s de declarar en esa sesi¨®n del martes a unos metros de los dos hombres acusados de matar a su marido con una dosis de ¨¦xtasis l¨ªquido 10 veces superior a lo que puede soportar un cuerpo humano. Sucedi¨® el 29 de octubre de 2021. ¡°Ha sido regresar al peor momento de mi vida¡±, aseguraba Young en un pasillo de la Audiencia Provincial. Una noche antes del hallazgo del cad¨¢ver, el matrimonio hab¨ªa hablado por ¨²ltima vez, una conversaci¨®n anodina sobre qu¨¦ escalera comprar para pintar su casa de Miami. Esa noche, Jos¨¦ entr¨® en su habitaci¨®n del hotel Palace con Mihahil V. y Mohamed C., dos hombres a los que acababa de conocer en Chueca. Los dos invitados permanecieron una hora. Jos¨¦ fue hallado un d¨ªa despu¨¦s muerto encima de la cama.
¡°Est¨¢bamos valorando trasladarnos a Espa?a, vivir en el sur, que ¨¦l adoraba. No paraba de hablar del salmorejo¡±, bromea Young, que ha hecho un gran esfuerzo para desplazarse a Espa?a durante las dos semanas que dura la vista oral. Esos d¨ªas de finales de octubre de 2021, se supon¨ªa que iban a viajar juntos, pero la situaci¨®n de salud de Young y un nuevo aumento de los casos de covid los disuadi¨®, as¨ª que Jos¨¦ vino solo.
Su agenda aqu¨ª oscil¨® entre el ocio y el trabajo. Hab¨ªa dejado de ser el consejero delegado de Hijos J. Barreras, el mayor astillero privado espa?ol, solo unos meses antes, y planeaba emprender nuevos negocios en Espa?a. Por eso, visit¨® en C¨®rdoba a Paco, su amigo y excompa?ero de la empresa, despu¨¦s pas¨® un d¨ªa de turismo en Sevilla y puso rumbo a Madrid. En la capital qued¨® a cenar con un abogado al que tambi¨¦n hab¨ªa conocido en el astillero, que se llamaba tambi¨¦n Jos¨¦. ¡°Recuerdo que era extremadamente educado, no mir¨® el m¨®vil ni una sola vez, y estuvimos cenando cuatro horas¡±, coment¨® el letrado en la sala. Tras esa cena, Rosado regres¨® a su habitaci¨®n en la quinta planta del Palace, se puso ropa c¨®moda y sali¨® a dar una vuelta por Chueca.
Esa noche tambi¨¦n salen Mihahil V. y Mohamed C., en realidad, es su rutina habitual. As¨ª lo declara el primero, que en el juicio se defini¨® como ¡°chapero¡± y tambi¨¦n el subinspector del Grupo V de Homicidios que, despu¨¦s de esa noche, no les quit¨® ojo de encima. ¡°Era su modo de trabajo, si quieres decirlo as¨ª, sal¨ªan por Chueca en busca de hombres a los que robar, normalmente extranjeros, para que luego no denunciaran¡±. Los caminos de estos dos hombres y de Jos¨¦ Rosado se juntan en el Organic Club. All¨ª Jos¨¦ charla con su marido, que est¨¢ al otro lado del Atl¨¢ntico. El hombre le manda fotos de la noche madrile?a y hablan por tel¨¦fono sobre la escalera que Nic quer¨ªa comprar para pintar una pared. A las dos y media de la madrugada del d¨ªa 29 se produce su ¨²ltimo contacto.
En Miami, Nic sigue con su rutina. Sumando las horas nocturnas de Espa?a y despu¨¦s las de Estados Unidos, pasar¨¢n varias horas hasta que pueda volver a hablar con su marido. Cuando se despierta la ma?ana del 30 de octubre, le sorprende no ver ning¨²n mensaje de buenos d¨ªas de Jos¨¦. Su coraz¨®n se agita cuando ve un cargo en la tarjeta de cr¨¦dito, a la vez que el tel¨¦fono se desconecta. Trata de llamar al hotel, pero no habla bien espa?ol, as¨ª que busca a una amiga que s¨ª. Le responden que no pueden abrir la puerta de los hu¨¦spedes. Son las cinco de la tarde en Estados Unidos y las once de la noche en Madrid. Llama a Paco, el amigo cordob¨¦s de su marido, pero ya duerme y no lee su mensaje.
Contacta con la Embajada estadounidense en Madrid, quien llama al hotel, sin averiguar nada nuevo. ¡°Me dieron los n¨²meros de tel¨¦fono de polic¨ªa y emergencias, pero daba error al llamar desde el extranjero¡±, relata. Las horas pasan. Seis de la ma?ana en Espa?a. Habla con el equipo de seguridad del hotel, quien le promete avisar al director cuando llegue a las nueve. A Nic, cada minuto le parece un mundo. Se despierta Paco y Nic le env¨ªa un mail con informaci¨®n ¨²til: cicatrices en el cuerpo de su esposo, n¨²mero del pasaporte, horarios de sus desplazamientos... Paco contacta con la polic¨ªa. El d¨ªa avanza y Miami se adentra en la madrugada. Nic recibe una llamada. Son las tres de la ma?ana. Es Paco: ¡°Jos¨¦ ha muerto¡±. Sin detalles, trata de encajar el golpe, se imagina que ha tenido un accidente. Dos horas despu¨¦s, un miembro de la embajada le da el segundo bofet¨®n de realidad: ¡°Creemos que ha sido asesinado¡±.
Entre todas esas horas de tensi¨®n, hay una que es clave, la que Mihahil y Mohammed pasaron en la habitaci¨®n de Jos¨¦. Las im¨¢genes de seguridad del hotel muestran a los tres hombres accediendo al edificio, cogiendo el ascensor y entrando en la estancia. Rosado camina con normalidad mientras charla con los hombres. Mohamed lleva una bolsa con lo que acaban de comprar en un establecimiento 24 horas. Son las cinco de la ma?ana. Una hora despu¨¦s, los dos salen con esa misma bolsa en la mano. Los investigadores no tienen duda de que esa es la hora en la que sucede todo. El personal del hotel tardar¨¢ 24 horas en acceder a la habitaci¨®n y encontrar al empresario vestido y tendido sobre la cama sin vida.
La polic¨ªa llega poco despu¨¦s. En el escenario, una botella de vino blanco medio vac¨ªa, la de Coca-Cola llena, un Red Bull sin abrir y otro vac¨ªo en el lavabo, una bolsa de Doritos abierta, otra de patatas, una barrita energ¨¦tica en el suelo... Lo que falta es el reloj inteligente del empresario, el m¨®vil, su tableta y dos tarjetas de cr¨¦dito. El cuerpo de Jos¨¦ hablar¨¢ pocas horas despu¨¦s, en la autopsia. Su nivel de alcohol en sangre era elevad¨ªsimo, de 1,43 gramos por litro ¡ªel triple del l¨ªmite permitido para conducir¡ª y adem¨¢s, los forenses hallaron un nivel incompatible con la vida de GHB, droga tambi¨¦n conocida como ¨¦xtasis l¨ªquido.
Jos¨¦ muri¨® de un paro cardiaco causado por la ingesta masiva de este estupefaciente. Todo el entorno de la v¨ªctima niega que ¨¦l fuera consumidor de drogas y que apenas beb¨ªa alcohol porque estaba preocupado por su peso. Nic adem¨¢s, aleg¨® que le pareci¨® ¡°extremadamente extra?o¡± que Jos¨¦ invitara a dos desconocidos, aunque sab¨ªa que era posible que tuviera relaciones fuera del matrimonio.
La defensa del locuaz Mihail y el reservado Mohamed consiste en que fue el empresario quien compr¨® la droga y estuvo toda la noche consumi¨¦ndola y que ellos acudieron al hotel para que el primero tuviera relaciones con Jos¨¦. ¡°Al llegar, me dijo que ya no ten¨ªa m¨¢s dinero en met¨¢lico, as¨ª que me enfad¨¦ y nos fuimos de all¨ª¡±, cont¨® el primero. Las c¨¢maras registran su salida, y el rastro de la tarjeta y las grabaciones de un estanco recogen que poco despu¨¦s compraron tabaco con la tarjeta de Rosado en M¨®stoles y tambi¨¦n intentaron usarla en un sal¨®n de juegos de un centro comercial. Estos indicios se sumaron a las huellas que la polic¨ªa cient¨ªfica encontr¨® en la escena de dos varones con antecedentes por robos: ya ten¨ªan dos nombres y dos rostros.
Los polic¨ªas observaron a Mihail y Mohamed durante un mes y comprobaron que cada noche iban juntos a Chueca. Cuando los detuvieron, el 23 de diciembre, hallaron en casa del segundo el pasaporte de un ciudadano mexicano. Tambi¨¦n a ¨¦l le hab¨ªan robado sus pertenencias semanas atr¨¢s. En los ¨²ltimos a?os, la polic¨ªa ha detenido en Madrid a varios varones por utilizar la sumisi¨®n qu¨ªmica para esquilmar a v¨ªctimas con el perfil de Jos¨¦, y en este caso la Fiscal¨ªa no duda de que se les fue la mano con la dosis.
El juicio qued¨® pendiente de veredicto este viernes. Ante la mesa del jurado popular, tres opciones. La condena por asesinato que pide el abogado de Nic, al considerar que le suministraron una dosis de ¨¦xtasis que le dej¨® indefenso. El homicidio que solicita el letrado de la madre y la fiscal¨ªa, que expuso al jurado que, aunque su intenci¨®n fuera robar, suministraron al fallecido una dosis letal. ¡°Lo sab¨ªan, les dio igual¡±, argument¨® la fiscal. O la libre absoluci¨®n solicitada por las defensas, que no han considerado probado que ellos metieran la droga en el vino de Jos¨¦.
Nic pasa estos d¨ªas en Madrid. Le viene a la memoria el d¨ªa que conoci¨® a Jos¨¦, hace 13 a?os, cuando ¨¦l viaj¨® a Miami por vacaciones. ¡°Comenzamos una relaci¨®n a distancia, nadie sabe si algo as¨ª va a funcionar, pero al a?o yo encontr¨¦ trabajo en su ciudad y me mud¨¦¡±, cuenta. Siente que estar aqu¨ª durante el juicio es lo ¨²ltimo que puede hacer por Juni, como lo llamaba cari?osamente su familia.
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