¡°Ah¨ª vienen los tullidos¡±: Madrid oferta plazas en los hospitales no adaptadas a enfermeras y auxiliares con discapacidad

Laura Orgaz no puede levantar m¨¢s de 10 kilos de peso o trabajar por la noche. Lo dicen varios informes m¨¦dicos, donde tambi¨¦n pone que tiene un 33% de discapacidad, fibromialgia, fatiga y una hernia discal. Con esos documentos bajo el brazo, firmados por varios m¨¦dicos, lleg¨® al hospital Gregorio Mara?¨®n el pasado 4 de mayo. No iba como paciente, sino como auxiliar de enfermer¨ªa. Con 43 a?os, despu¨¦s de siete como interina en otro hospital p¨²blico de la regi¨®n, ese era su primer d¨ªa de trabajo con plaza fija. Pero a las dos semanas, tuvo que pedir la baja. Al llegar al servicio ¨Dpor la nota de la oposici¨®n solo pudo elegir la UCI¨D sus superiores le dijeron que el puesto no estaba adaptado a sus limitaciones y que tendr¨ªa que seguir el ritmo de los compa?eros sin discapacidad. O eso o dejar la plaza por la que tanto hab¨ªa peleado. ¡°No pod¨ªa m¨¢s. Lo he intentado, he aguantado, pero cada d¨ªa llegaba a casa como si me hubieran dado una paliza¡±, recuerda.

Como ella, decenas de auxiliares y enfermeras que aprobaron la oposici¨®n en 2019 y a quienes se les asign¨® plaza el pasado 3 de mayo. En concreto, la Consejer¨ªa de Sanidad sac¨® 4.387 puestos de auxiliar y 5.266 de enfermer¨ªa, de los que 307 y 369, respectivamente, eran para personas con discapacidad (un 7% de las plazas en las ofertas de empleo p¨²blico deben reservarse para ello). Seg¨²n el art¨ªculo 25 de la ley de prevenci¨®n de riesgos laborales, el empleador debe adaptar los puestos, ¡°con las medidas preventivas y de protecci¨®n necesarias¡±, de las personas ¡°que tengan reconocida la situaci¨®n de discapacidad f¨ªsica, ps¨ªquica o sensorial¡±.

Adaptar significa que, si un trabajador presenta un informe m¨¦dico que contraindica coger peso, no pueden asignarle un puesto que requiera hacerlo. En ese caso, deber¨¢n reubicarle a un servicio compatible con sus limitaciones o mantenerle en el mismo servicio, pero eliminar de sus quehaceres las actividades incompatibles con la minusval¨ªa. As¨ª lo indica tambi¨¦n el Real Decreto 2271/2004, que regula el acceso al empleo p¨²blico de las personas con discapacidad: ¡°[...] Los empleados p¨²blicos con discapacidad podr¨¢n pedir la adaptaci¨®n del puesto o de los puestos de trabajo correspondientes¡±.

¡°Han tenido cinco a?os [la convocatoria se anunci¨® en 2018] para organizar las plazas de discapacidad. Nos hicieron un reconocimiento m¨¦dico d¨ªas antes, pero no s¨¦ para qu¨¦, porque no nos han adaptado nada. La gente cada vez est¨¢ peor. Parece que te est¨¢n haciendo un favor al contratarte, ni te escuchan, ni te ayudan, ni nada¡±, critica Orgaz.

Desesperada, se ha puesto en contacto con el sindicato MATS (Movimiento Asambleario de Trabajadores de la Sanidad) para alertar de la situaci¨®n. En el ¨²ltimo mes, m¨¢s de una treintena de auxiliares y enfermeras de diversos hospitales ¨DGregorio Mara?¨®n, Puerta de Hierro, Princesa o Santa Cristina, entre otros¨D han acudido a MATS y a Comisiones Obreras (CC OO) en busca de ayuda. Y algunos trabajadores, incluso, han iniciado los tr¨¢mites para denunciarlo a inspecci¨®n de trabajo. Orgaz tiene ¡°p¨¢nico¡± de volver al hospital y enfrentarse de nuevo a tareas que minan su salud f¨ªsica y mental: ¡°En la UCI hay veces que la celadora no est¨¢ [para ayudar a levantar o mover a los pacientes] y los superiores te dicen: ¡®Venga, tira¡¯. Y por no negarme y quejarme todo el rato, pues lo hago¡±.

Inma M¨¢rmol, miembro MATS, cuenta por tel¨¦fono que el origen del problema es el proceso de selecci¨®n de plaza. ¡°En vez de ofertar ese 7% obligatorio por cada hospital, en listas separadas, metieron a todos [con o sin discapacidad] en una lista general. A la hora de elegir, a la mayor¨ªa de los trabajadores con patolog¨ªas les toc¨® el furg¨®n de cola [donde quedan las plazas con peores horarios y condiciones]. Han entrado todos de golpe en los mismos hospitales y a puestos no adaptados a sus limitaciones¡±. Este peri¨®dico ha hablado con 12 de esas personas. Muchas, al incorporarse a su reci¨¦n estrenado puesto de trabajo, pensaron que eran un caso aislado, pero pronto empezaron a organizarse por grupos de WhatsApp ¨Den algunos hay m¨¢s de 100 personas¨D y vieron que las mismas escenas se repet¨ªan en distintos servicios y centros de la regi¨®n.

Un portavoz de la Consejer¨ªa de Sanidad incide en que la adaptaci¨®n de los puestos de trabajo ¡°no es un proceso autom¨¢tico¡±, porque requiere ¡°una valoraci¨®n m¨¦dica y una evaluaci¨®n del puesto, que necesariamente debe hacerse de forma individualizada y que supone un proceso por la propia variabilidad biol¨®gica y de tareas¡±. Cada hospital valora la situaci¨®n de los trabajadores y, en funci¨®n de la patolog¨ªa que presenten y el grado de discapacidad, ¡°se determina el tipo de adaptaci¨®n necesario y se emiten los informes correspondientes¡±, a?ade. Este peri¨®dico se ha puesto en contacto con varios hospitales donde trabajan los auxiliares y enfermeras consultados, pero ninguno ha respondido, a excepci¨®n del Gregorio Mara?¨®n, que remite a la consejer¨ªa al tratarse de ¡°un proceso centralizado¡±.

Luc¨ªa Armenteros, de 49 a?os, tambi¨¦n escogi¨® plaza de auxiliar en el Gregorio Mara?¨®n. Antes trabajaba en un hospital en Murcia, de donde es ella, y se prepar¨® la oposici¨®n estando enferma. En 2007 le diagnosticaron c¨¢ncer de mama y ha pasado por 17 operaciones, incluida la mastectom¨ªa de ambos pechos, y siete reca¨ªdas. ¡°El trabajo no me asusta, s¨¦ hacerlo, pero con limitaciones¡±. Entre ellas, no hacer turnos de noche, porque su cuerpo ¡°se descompensa¡± y eso le provoca v¨®mitos, fiebre y mareos. ¡°En prevenci¨®n de riesgos laborales me dijeron que ten¨ªa que hacer las noches, que no pasaba nada. Les dije que si me ocurr¨ªa algo, lo denunciar¨ªa. ¡®No te pongas as¨ª', me contestaron¡±, recuerda. Tampoco puede levantar peso, por riesgo de desgarro en los m¨²sculos del pecho. Pero la ¨²nica plaza que pudo escoger es en medicina interna y ah¨ª, d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, ha tenido que mover, muchas veces sin ayuda, a los pacientes. ¡°Hay arn¨¦s¡¯, te dicen. Ya, pero solo hay uno¡±, se queja.

¡°Si no est¨¢s a gusto, renuncias a la plaza¡±

Despu¨¦s est¨¢n en las humillaciones. Armenteros y el resto de afectados cuentan que en m¨¢s de una ocasi¨®n han o¨ªdo estas frases, por parte de compa?eros o empleados del ¨¢rea de prevenci¨®n de riesgos laborales: ¡°Ya vienen los de la tara¡±, ¡°ah¨ª vienen los tullidos¡± o ¡°si no est¨¢s a gusto, renuncias a la plaza o te coges la baja¡± o ¡°aqu¨ª se viene a trabajar y el que no pueda a la puta calle¡±. En este y otros hospitales, si se quejan, la respuesta es parecida: que son muchos, que se han incorporado ¡°muy viejos¡± y que los puestos se ir¨¢n adaptando. Pero ese proceso puede alargarse meses y, si el trabajador pide la baja, se paraliza.

Antonio Pav¨®n, granadino de 38 a?os y con discapacidad del 70% por una enfermedad digestiva, se siente impotente. Tambi¨¦n trabaja en medicina interna, o al menos lo hac¨ªa, hasta el 20 de mayo, cuando, agotado, pidi¨® la baja. ¡°La supervisora de enfermer¨ªa me pide un comportamiento ejemplar, como amenaza velada, y me duele. Estoy triste. Veo que s¨¦ trabajar, pero me tienen que poner en un sitio acorde a mis capacidades. Si tardo 10 minutos m¨¢s en hacer algo, pues tardo, pero termino haci¨¦ndolo¡±, cuenta.

Esa impotencia y rabia la comparten tambi¨¦n Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno y Cristina M¨¢rquez, de 53 y 57 a?os, y enfermeras en la unidad de neurolog¨ªa del hospital de La Princesa. La primera, de Toledo, padece fibromialgia y no puede estar largos periodos de tiempo de pie o cargar peso. ¡°Han juntado a muchas personas con discapacidad en un hospital muy peque?o. Tengo el cuerpo totalmente dolorido y he tenido que aumentar la dosis de analg¨¦sicos¡±, dice. Lo que m¨¢s le preocupa es ¡°ser una carga¡± para los compa?eros: ¡°No lo he sido nunca, ni cuando era enfermera rural, ni durante la covid-19. Ahora me siento as¨ª y es un espanto¡±. La angustia es tal, que baraja la opci¨®n de renunciar a la plaza por la que tanto ha luchado.

¡°Hemos entrado casi 80 personas con discapacidad en un hospital que no llega a las 600 camas. Pregunt¨¦ si estaban preparados para hacerse cargo de nosotros, me dijeron que ninguno de los puestos estaba adaptado y que ten¨ªamos que trabajar al 100%¡±, relata su compa?era M¨¢rquez, que tiene una discapacidad del 38%. En 2016 le operaron de una f¨ªstula arteriovenosa ¨Duna conexi¨®n irregular entre una arteria y una vena¨D en el brazo derecho, ella es diestra, y desde entonces no puede hacer fuerza, flexionarlo o levantar m¨¢s de tres kilos de peso. Tambi¨¦n est¨¢ en di¨¢lisis, porque solo tiene un ri?¨®n, y una operaci¨®n le impide permanecer muchas horas de pie.

Las tareas que le han asignado a M¨¢rquez est¨¢n contraindicadas por su enfermedad. ¡°No deber¨ªa empujar nada, pero llevo todos los d¨ªas un carro de m¨¢s de cuatro kilos. Tendr¨ªa que sentarme cada rato, pero no es posible, porque si estoy sola en la planta, no puedo parar. Una se?ora, al intentar levantarla, me agarr¨® del brazo malo y casi se me desgarra¡±, enumera la enfermera. Desde el 15 de mayo, el d¨ªa de San Isidro, est¨¢ de baja, porque pas¨® tanto tiempo sin sentarse, que se le inflam¨® el pie y tuvo que acudir a urgencias, en silla de ruedas y con v¨®mitos por el dolor. Tiene previsto interponer una demanda a inspecci¨®n de trabajo: ¡°Si obligas al cuerpo a hacer lo que no puede, se resiente por todas partes¡±.

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