Cuatro agresiones sexuales en centros educativos en un mes en Madrid, una de las dos regiones sin protocolo contra la violencia de g¨¦nero
Asociaciones y sindicatos advierten de la falta de recursos, formaci¨®n y medidas para atender las agresiones machistas contra las alumnas en los institutos y colegios de la regi¨®n
En poco m¨¢s de mes y medio, cuatro familias madrile?as han denunciado cuatro agresiones sexuales a sus respectivas hijas en dos institutos p¨²blicos de la regi¨®n. En el Cardenal Herrera Oria, dos alumnos presuntamente inmovilizaron, desnudaron y manosearon los pechos y los genitales a una compa?era de clase, de 13 a?os. Y la Fiscal¨ªa de Menores investiga otras tres presuntas agresiones de un menor, tambi¨¦n de 13 a?os, a tres adolescentes de 14 en el instituto Antonio Gala, en M¨®stoles. En ambos casos se abri¨® el protocolo contra el acoso escolar ¨Daprobado en noviembre de 2016 bajo la presidencia de Cristina Cifuentes (PP)¨D, aunque los padres critican que result¨® insuficiente y que se hizo tarde y mal. Uno de los motivos: las estudiantes no solo fueron v¨ªctimas de bullying, tambi¨¦n lo fueron de violencia sexual, y Madrid es la ¨²nica comunidad, junto a Castilla-La Mancha, donde no existe un protocolo espec¨ªfico contra la violencia machista en los centros educativos.
En la gu¨ªa madrile?a contra el acoso escolar, se mencionan seis veces las palabras ¡°acoso sexual¡±, como un tipo de bullying, acompa?adas de los apellidos ¡°f¨ªsico¡± y ¡°verbal¡±. La violencia de g¨¦nero aparece solo una vez, adem¨¢s de ¡°ciberviolencia por raz¨®n de g¨¦nero¡±. Abuso sexual o agresi¨®n sexual no se mentan. Tampoco en el protocolo a aplicar ante una situaci¨®n de acoso escolar. En ninguno de los dos documentos se desarrollan medidas concretas para identificar o hacer frente a casos de violencia machista ¨Ddonde se incluyen las agresiones sexuales¨D entre estudiantes en un colegio o instituto.
¡°Como no hay ning¨²n protocolo espec¨ªfico, lo ¨²nico que han tenido hasta ahora [como gu¨ªa] en los centros viene del plan de convivencia de la comunidad¡±, cuenta Teresa Jusdado, responsable de educaci¨®n de UGT Madrid. Ese plan, aprobado en 2019, ¡°deber¨¢ diferenciar con claridad el acoso escolar, el ciberacoso, la violencia de g¨¦nero y la LGTBIfobia de otras conductas espor¨¢dicas que dificulten la convivencia¡±, recoge el texto. Sin embargo, en el documento tampoco se desarrollan actuaciones precisas para cada uno de los supuestos mencionados.
Un portavoz de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n se?ala que en la Comunidad de Madrid ¡°existen instrucciones con protocolos ante cualquier tipo de violencia¡± y que todos los casos se atienden de forma inmediata, gestionado por los equipos directivos y los servicios de orientaci¨®n. Y a?ade que la p¨¢gina web de convivencia de la regi¨®n contiene ¡°documentos y recursos para elaborar programas contra el acoso escolar, donde hay orientaciones y propuestas para los planes de prevenci¨®n de la violencia contra la mujer¡±. En Castilla-La Mancha tampoco hay plan espec¨ªfico contra la violencia machista en el ¨¢mbito escolar, se?ala un portavoz de la consejer¨ªa, pero matiza que ¡°todos los centros educativos tiene la obligaci¨®n de desarrollar un plan de igualdad y contra la violencia de g¨¦nero propio¡±. S¨ª que existe un programa concreto para docentes v¨ªctimas.
En octubre de 2022, la viceconsejer¨ªa de educaci¨®n de Madrid public¨® una resoluci¨®n con protocolos ante ¡°cualquier tipo de violencia¡± en los centros educativos. Hay cuatro tipos: contra el acoso escolar, prevenci¨®n de conductas autolesivas; prevenci¨®n del riesgo de pertenencia a grupos juveniles violentos y para prevenci¨®n del consumo de sustancias. Tampoco se mencionan la violencia de g¨¦nero o las agresiones sexuales. ¡°Los casos de violencia machista ocurren, pero se llevan con un sigilo impresionante por parte de la Administraci¨®n, porque son menores y la resoluci¨®n de estos conflictos es muy compleja. Llevamos a?os pidiendo que se contemple la violencia de g¨¦nero en todos los ¨¢mbitos, incluido en el educativo, porque as¨ª se puede atajar y prevenir casi desde el origen¡±, critica Jusdado.
Los adolescentes fueron el grupo de edad en el que m¨¢s aument¨® el n¨²mero de denunciados por violencia de g¨¦nero en 2021 respecto al a?o anterior: un 70,8% m¨¢s, seg¨²n el informe sobre violencia de g¨¦nero y dom¨¦stica del Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Y entre las adolescentes, donde m¨¢s lo hizo el n¨²mero de v¨ªctimas: un aumento del 28,6%, de 884 a 955. En todas las comunidades aut¨®nomas, salvo Castilla-La Mancha y Madrid, se han implementado medidas m¨¢s o menos extensas para atajar la situaci¨®n o se incluyen, desarrolladas, en un protocolo gen¨¦rico contra la violencia machista, como es el caso de Extremadura o Navarra. El plan de la Junta de Andaluc¨ªa, por ejemplo, se remonta a 2011 y consta de 12 pasos a seguir si el instituto detecta que una alumna ha sido o est¨¢ siendo agredida ¨Dverbal, f¨ªsica, psicol¨®gica o sexualmente¨D por un compa?ero.
M¨¢s reciente es el programa aragon¨¦s, de enero de este a?o, e incluye un extenso apartado sobre violencia sexual y pr¨¢cticas como el revenge porn (porno de venganza), el grooming o la extorsi¨®n a cambio de favores sexuales, llamada ¡°sextorsi¨®n¡±. Tambi¨¦n c¨®mo detectar cambios de conducta que puedan alertar de que alguien ha sufrido una agresi¨®n sexual o un protocolo diferente para estos tres casos: violencia en el ¨¢mbito familiar de un alumno, violencia de g¨¦nero contra una alumna o violencia sexual contra una estudiante. En este ¨²ltimo, por ejemplo, las pautas incluyen la entrevistas con la v¨ªctima y con la familia, por separado; recabar informaci¨®n sobre el agresor, incluida la edad ¨Dporque los menores de 14 a?os son inimputables¨D; notificar a las fuerzas y cuerpos de seguridad; un seguimiento posterior a la agredida y el agresor, con tutor¨ªas individualizadas.
No basta con el protocolo
Tras la presunta agresi¨®n en el instituto Cardenal Herrera Oria y bajo la amenaza de volver a hacerlo, los chavales coaccionaron a la alumna para que les enviara fotos desnuda. Ella, asustada, termin¨® haci¨¦ndolo. Mar¨ªa Jos¨¦ Fern¨¢ndez, presidenta de la asociaci¨®n madrile?a contra el acoso escolar (Amacae), cuenta que el protocolo de acoso en M¨®stoles se abri¨® una vez terminadas las clases. ¡°?Qu¨¦ van a investigar si no hay alumnos ya? Llega tarde y ni siquiera es solo acoso escolar, es agresi¨®n sexual. Vendr¨¢ reflejado en la investigaci¨®n, pero no mucho m¨¢s¡±, critica y advierte de que la falta de protocolos concretos lleva a los centros a ¡°meter la pata¡±. ¡°D¨ªas despu¨¦s de la agresi¨®n, alguien del equipo directivo dijo en clase que en el instituto estaban prohibidas las relaciones sexuales, como si hubiera sido algo consentido. No saben c¨®mo actuar¡±, a?ade.
Los profesionales de las asociaciones consultadas ¨Dtanto contra el acoso como contra la violencia machista¨D coinciden en que los protocolos, por s¨ª solos, no son la soluci¨®n. Carmen Guill¨¦n, presidenta de la Federaci¨®n de asociaciones de acoso escolar, cuenta que muchas comunidades ¡°est¨¢n en pa?ales¡± ante las agresiones sexuales en los centros. ¡°Lo ponemos en un papel y nos olvidamos. Si no se difunde, no llega. Si no se ajusta a cada centro, no funciona. Si no se forma al coordinador, de qu¨¦ sirve¡±, sostiene. Seg¨²n Guill¨¦n, uno de los motivos por los que la violencia se sigue dando, es porque las Administraciones ¡°tienen ojos, pero est¨¢n mudas¡±.
¡°Madrid est¨¢ ausente [en pol¨ªticas relacionadas con la violencia de g¨¦nero]¡±, coincide Esteban ?lvarez, portavoz de educaci¨®n del PSOE en la Asamblea. Por un lado, est¨¢ ¡°el intento de agradar y no molestar, entre comillas, a Vox [que niega la violencia machista y habla de violencia intrafamiliar]¡±, dice. Por el otro: ¡°La miop¨ªa y desconexi¨®n de la Comunidad de Madrid con lo que pasa en los centros. M¨¢s all¨¢ del sesgo ideol¨®gico, est¨¢ la incapacidad de gesti¨®n, de adelantarse y detectar los verdaderos problemas¡±. Para Mar¨ªa Pastor, la portavoz de educaci¨®n de M¨¢s Madrid, es una cuesti¨®n de prioridades. ¡°El Gobierno de Ayuso no pone la violencia machista en el centro. No se nombra y se pacta con quien lo niega. Los protocolos sirven para proteger a los centros, es lo m¨ªnimo¡±, opina. Despu¨¦s est¨¢ la educaci¨®n sexual. Ambos portavoces consideran que las charlas y talleres son insuficientes. ¡°Tener una educaci¨®n sexual en el instituto en Madrid es como que te toque la loter¨ªa¡±, resume Pastor.
La ¡°punta del iceberg¡±
Isabel Galv¨ªn, secretaria general de la Federaci¨®n de Educaci¨®n de CC OO, se?ala que ¡°est¨¢n alarmados¡± y que cada vez m¨¢s profesores ¡°les piden ayuda o recomendaciones sobre c¨®mo abordar la violencia de g¨¦nero en los centros¡± porque no saben qu¨¦ hacer. ¡°Esto es la punta del iceberg. La violencia sexual no es un problema de convivencia, es un delito. Se puede y debe incidir en la prevenci¨®n, pero cuando se da la agresi¨®n es diferente. Ah¨ª, ?qu¨¦ haces?¡±, cuestiona. Galv¨ªn sostiene que la Administraci¨®n ¡°desatiende¡± a los institutos en esta materia y que el protocolo es necesario, pero solo si se refuerza el personal para llevarlo a cabo. ¡°No hay plantilla suficiente, no est¨¢n los perfiles profesionales que se requieren, solo con m¨¢s burocracia no se puede¡±, a?ade.
La falta de personal tambi¨¦n es clave para Rosa Rocha, presidenta de la Asociaci¨®n de Directores de Institutos P¨²blicos de Madrid (Adimad). ¡°Los equipos directivos lo tienen complicado. No hay otra herramienta m¨¢s all¨¢ de llamar a las familias y ofrecer la ayuda del departamento de orientaci¨®n. Eso y el sentido com¨²n¡±, comenta y se queja de que el n¨²mero de orientadores por centro es ¡°totalmente insuficiente¡±. ¡°La recomendaci¨®n europea es uno por cada 250 alumnos, y en Madrid tenemos solo uno por centro, salvo en los m¨¢s grandes, que hay un orientador y medio¡±. Se refiere a que uno de los orientadores trabaja a jornada completa y un segundo lo hace media jornada. ¡°Los protocolos van acompa?ados de much¨ªsimo papeleo y cada vez se dedica m¨¢s tiempo a eso que a la propia v¨ªctima. Estas muchas veces terminan cambi¨¢ndose de centro y esa no es la soluci¨®n. Un protocolo sin medios deriva en que no se ayuda de verdad a las agredidas. El centro s¨ª, claro, descubre la violencia, pero, ?qu¨¦ pasa despu¨¦s?¡±, critica.
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