El calor golpea Madrid: del horno de la Puerta del Sol a los alba?iles de Getafe o los vendedores ambulantes de Parla
Un recorrido por varios municipios de la Comunidad comprueba los estragos entre basureros, animadores de calle o alba?iles que trabajan a la intemperie sometidos a temperaturas r¨¦cord
Puerta del Sol 11.00 / 33? grados
El lugar m¨¢s caluroso de Madrid est¨¢ bajo el traje de Chucky, el mu?eco diab¨®lico con el que Carlos se ha vestido esta ma?ana. Ah¨ª dentro vive cada d¨ªa este peruano de 55 a?os con el que trata de sacarse unas monedas ¡®asustando¡¯ a los turistas que pasean por la Puerta del Sol. Zapatos de gomaespuma, peto vaquero y camisa de cuello alto y forro polar con el que sacarse unas monedas ¡°para llevarme algo a la boca¡±, explica. El drama se multiplica de la garganta para arriba. Al infernal disfraz se suma una m¨¢scara de fieltro y una peluca roja como la del popular mu?eco cinematogr¨¢fico. Bajo la misma, Carlos lleva una tela en la cabeza y una mascarilla quir¨²rgica para evitar que el sudor empape el disfraz y deje mal olor. De todos los disfraces posibles, Carlos ha elegido uno que le val¨ªa en enero, cuando comenz¨® a buscarse la vida, pero que en agosto asfixiar¨ªa a un bereber. Junto a ¨¦l, una veintena de obreros, la mayor¨ªa emigrantes sudamericanos, terminan de adoquinar la plaza, alternando la obra con el botijo y la botella de agua. Ni una sombra cerca en la plaza reci¨¦n remodelada. La nueva piedra de la Puerta del Sol es especialmente intensa para el calor y los ¨²nicos ¨¢rboles cercanos parecen de cer¨¢mica.
Getafe 13.00 / 35? grados
Dos trabajadores, Jos¨¦ y Amador, colocan las baldosas del pavimento junto a la calle Felipe Calleja de Getafe. Jose, de 55 a?os, hace una pausa bajo un ¨¢rbol, y su compa?ero Amador, de 49, suda generosamente arrodillado entre la arena, la gravilla y el cemento para alinear las baldosas. Ambos, trabajadores de una filial de Ferrovial, han adelantado a las 7.00 la entrada a la obra para no estar expuestos a las horas donde el sol es m¨¢s intenso. ¡°Est¨¢s metido en el trabajo y no te acuerdas de calor, hasta que paras y te das cuenta del sofoco que tienes encima¡±, dice Jose.
A esta hora de la tarde los term¨®metros marcan las m¨¢ximas de una ola de calor que golpea con m¨¢s dureza los municipios del sur de la Comunidad de Madrid. ¡°Todos los veranos es m¨¢s o menos lo mismo. Llevo 25 a?os trabajando en la calle y en agosto siempre se sufre m¨¢s¡±, explica su compa?ero. Amador habla con cierta indiferencia del calor porque antes de esto se dedicaba trabajar en el asfaltado de carreteras cercanas a M¨®stoles ¡°y aquello s¨ª que era un espanto¡±, recuerda.
Parla 14.00 / 39? grados
El experto en datos y an¨¢lisis de EL PA?S, Kiko Llaneras, cit¨® el mi¨¦rcoles en la cadena SER un estudio de Esteban Moro en el que se analizaron millones de mensajes en Twitter y Facebook que se cruzaron con la temperatura existente y, seg¨²n el cual, los d¨ªas de calor insultamos m¨¢s y estamos m¨¢s irascibles. Los ataques en las redes se multiplicaban a partir de los 30 grados y, al superar los 40 grados, estos se disparaban. No es el caso de Jose que desmontan con cierta alegr¨ªa el puesto del mercado de Parla en el que vende encurtidos y frutos secos, a pesar de que este mi¨¦rcoles ha venido mucha menos gente de lo habitual. ¡°Ah¨ª compran mejor¡±, dice se?alando el Carrefour con aire acondicionado que tiene enfrente. Nacido en Extremadura y acostumbrado al calor, Jose siente este a?o mucho m¨¢s calor que a?os anteriores. ¡°El calor es insufrible y viene menos gente y tampoco podemos exhibir gran parte del producto porque se da?a¡±, explica. ¡°Todo lo que son aceitunas, cebolla valenciana... tenemos que tenerlo en fr¨ªo en el cami¨®n porque se pone malo enseguida¡±, explica. Jose puede hacer una pausa para hablar porque espera a que se enfr¨ªen los hierros de su puesto y que ahora arden cuando intenta desmontar su puesto. Ma?ana, con un calor parecido, repetir¨¢ el proceso de levantar su puesto de venta ambulante en Plaza El¨ªptica, luego en Legan¨¦s y por ¨²ltimo, Orcasitas.
Pinto 15.00 / 40? grados
El a?o pasado, el fallecimiento de Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez, un basurero de 60 a?os muerto en Vallecas por un golpe de calor, ayud¨® a cambiar la legislaci¨®n para evitar que los trabajadores p¨²blicos no tuvieran que estar en la calle durante las horas de m¨¢s calor. Su fallecimiento es conocido por casi todos los trabajadores entrevistados, pero fue especialmente comentado entre basureros como Jos¨¦, de 46 a?os, que va colgado en la parte posterior del cami¨®n de la basura de Pinto y de Silvia, de 42, que conduce el veh¨ªculo mientras vigila a su compa?ero por el retrovisor. ¡°S¨ª, claro que se coment¨® el caso. Tenemos claro que hay que tener cuidado y parar de vez en cuanto a beber o ponerse en un lugar fresco¡±, explica. Para el basurero, ¡°este a?o el calor se siente m¨¢s agresivo que a?os anteriores¡±, dice con un cubo en la mano a punto de volcarlo en el cami¨®n. ¡°Deber¨ªa llevar un casco durante la jornada laboral, pero es imposible con este calor¡±, a?ade con resignaci¨®n. Entre otras medidas adoptadas por su empresa, ¡°ning¨²n cami¨®n que no tenga el aire acondicionado en perfectas condiciones puede operar¡±, explica. Silvia desde el volante se?ala el remedio que mejor le funciona: la nevera port¨¢til con agua que lleva junto a ella en el cami¨®n y de la que ambos sacan botellas de agua cada pocos cubos.
Puerta del sol 16.00 / 40? grados
De vuelta al centro de Madrid, toma sentido el estudio citado por Kiko Llaneras sobre la irascibilidad. Tres de los cinco quioscos que abrieron sus puertas hace mes y medio en la reci¨¦n remodelada Puerta del Sol, con un moderno dise?o de hierro y metacrilato, son a estas horas de la tarde del mi¨¦rcoles un horno crematorio en los que se asa el dependiente. Entre abanicos, llaveros, imanes, gu¨ªas de turismo y suvenires de toda ¨ªndole, sobrevive Jos¨¦ Gil, de 27 a?os, buscando el ox¨ªgeno bajo un diminuto tubo de aire acondicionado. Solo de vez en cuando puede acercarse a la caja ¡°porque ah¨ª no llega el aire y el calor es insoportable¡±, explica. Debido al dise?o de los quioscos, el sol entra como una espada l¨¢ser en local, achicharrando todo a su paso, por lo que ha tenido que forrar los cristales con parasoles de autom¨®vil. Mientras la clientela se hunde y deja de llegar, incapaz de permanecer m¨¢s de dos minutos en el local, ¨¦l aguanta heroico junto a la m¨¢quina de refrescos. El estanquero de al lado, confirmando el cabreo colectivo cuando la temperatura supera los 40 grados, despotrica contra el dise?o de los nuevos quioscos en los que deben trabajar y la duraci¨®n de una obra ¡°que no termina nunca¡±.
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