Los seis entierros de Calder¨®n de la Barca
Una investigaci¨®n detalla el peregrinaje de los restos del dramaturgo espa?ol y descarta que est¨¦n en una iglesia de la calle San Bernardo de Madrid
Hay cad¨¢veres con m¨¢s de 400 a?os capaces de resumir en sus vaivenes la historia reciente de un pa¨ªs. Es el caso Pedro Calder¨®n de la Barca (1600-1681) cuyos restos ¨®seos han pasado de sepulcro en sepulcro, unas veces para ponerlos a resguardo de edificios a punto del derrumbe y otros, escondidos para evitar su saqueo durante la Guerra Civil. La ¨²ltima etapa del periplo a?ade, adem¨¢s, expertos en hablar con el m¨¢s all¨¢ y sacerdotes que en el lecho de muerte confesaban saber el verdadero lugar de su ubicaci¨®n antes de su ¨²ltimo respiro.
Cuando la ciencia tom¨® las riendas de la b¨²squeda hace tres a?os, los expertos confirmaron que una parte de los huesos no estaba donde se cre¨ªa y que entre los muros en la Iglesia de Nuestra Se?ora de los Dolores, en la calle San Bernardo de Madrid, no hab¨ªa ning¨²n resto de Calder¨®n de la Barca. De paso se confirmaba el problema de Espa?a en la dignificaci¨®n de los restos de sus nombres ilustres como Lope de Vega, Vel¨¢zquez, Goya o Cervantes, sobre los que es dif¨ªcil conocer su ubicaci¨®n con precisi¨®n. Durante muchos meses en los ¨²ltimos tres a?os un grupo de expertos de la Universidad San Pablo CEU pasaron un radar por las paredes del templo del barrio madrile?o de Malasa?a. Se trata de una sonda que detecta diferencias de materiales y que se ha utilizado antes en casos como la muerte de Marta del Castillo o la b¨²squeda de los restos de Cervantes y Federico Garc¨ªa Lorca.
La hip¨®tesis de que Calder¨®n de la Barca estaba en la Iglesia de Nuestra Se?ora de los Dolores hab¨ªa surgido de las palabras de uno de los sacerdotes pronunciadas en el lecho de su muerte: ¡°No se preocupe [padre]. Los restos de Calder¨®n no han desaparecido. No estaban en la arqueta de m¨¢rmol. Se colocaron en un nicho que se hizo en la pared. La arqueta era una cosa simb¨®lica. Cuando me ponga mejor [¡] le indicar¨¦ el lugar donde se colocaron¡±. Estas palabras, recogidas en un libro escrito en 1964 por Vicente Mayor, capell¨¢n de la congregaci¨®n de San Pedro de los Presb¨ªteros Naturales de Madrid, dieron paso a la Operaci¨®n Calder¨®n. La versi¨®n oficial se?alaba que el p¨¢rroco, conocedor del posible saqueo, escondi¨® los restos de Calder¨®n de la Barca en alg¨²n muro de la iglesia, para conservarlos aunque atacaran el templo. Antes de que llegara la ciencia, el famoso Padre Pil¨®n, un jesuita experto en fen¨®menos paranormales, investig¨® tambi¨¦n los muros de la iglesia.
Soldado, escritor de ¨¦xito y sacerdote al final de su vida, Pedro Calder¨®n de la Barca falleci¨® en 1681, siendo enterrado en la Iglesia de San Salvador, una de las m¨¢s antiguas de Madrid y ubicada frente a su casa. En este primer destino estuvo casi 200 a?os hasta que en 1840, debido al deterioro del templo, decidieron sacar los restos para su conservaci¨®n. Los restos estaban fragmentados y en la caja solo hab¨ªa ¡°una parte del cr¨¢neo y un peque?o mont¨®n de huesos¡±. ¡°En ese lugar se coloca una urna de cristal con el acta notarial que detalla la exhumaci¨®n, una especie de c¨¢psula del tiempo que da lugar al periplo posterior¡±, explica el profesor Pablo S¨¢nchez Garrido, que ha dirigido las investigaciones bajo la creencia de que los restos hab¨ªan sido divididos.
Su nuevo destino es el cementerio de San Nicol¨¢s, donde permanece 29 a?os, hasta que, en 1869, tras el triunfo de La Gloriosa, se pone fin al reinado de Isabel II y comienza el Sexenio Democr¨¢tico. El Gobierno Provisional quer¨ªa construir un Pante¨®n de Hombres Ilustres, entre los que se encontraba Calder¨®n. El proyecto nunca se llev¨® a cabo pero, mientras se dise?aba, los restos de Calder¨®n van a parar a una capilla de la iglesia de San Francisco el Grande. En 1874 regresa al cementerio de San Nicol¨¢s, aunque no por mucho tiempo, ya que la congregaci¨®n de la que formaba parte Calder¨®n reclama en 1880 sus huesos y los lleva a la sede de la orden en la calle Torrecilla del Leal de Madrid. De aquella iglesia en ruinas de Lavapi¨¦s vuelve a salir en 1902 en direcci¨®n a Nuestra Se?ora de los Dolores en el que ser¨¢ su quinto entierro. Dos d¨ªas despu¨¦s del golpe de Estado de julio de 1936, milicianos queman y saquean el templo, que arde durante dos d¨ªas hasta que solo quedan las paredes.
Fue entonces cuando aquel p¨¢rroco moribundo dijo conocer el lugar donde supuestamente estaban escondidos los restos. Durante los ¨²ltimos tres a?os un equipo multidisciplinar de nueve expertos, que incluye profesores universitarios, arque¨®logos y especialistas en georradar, coordinados por S¨¢nchez Garrido y Mar¨ªa ?ngeles Valera Olea, docentes de la Universidad San Pablo-CEU, han trabajado para localizar sin ¨¦xito los huesos.
Ahora, el proyecto contin¨²a abierto en dos l¨ªneas: por un lado, la investigaci¨®n sobre el primer sepulcro de Calder¨®n, la antigua iglesia de San Salvador, frente a la Plaza de la Villa, donde no se descarta realizar una excavaci¨®n arqueol¨®gica en su ubicaci¨®n para encontrar el punto exacto. Y en segundo lugar, la puesta a punto de la Casa Museo Calder¨®n de la Barca, tambi¨¦n en calle Mayor, donde el dramaturgo vivi¨® sus ¨²ltimos a?os.
La peculiar biograf¨ªa de Calder¨®n de la Barca, hijo del secretario de Hacienda de Felipe II y pilar fundamental del Siglo de Oro, contin¨²a de esta forma siendo tan intensa de vivo como de muerto. La leyenda se?ala que cuando naci¨®, todos pensaban que estaba muerto, as¨ª que lo metieron en un caldero con agua caliente para que reaccionara, de ah¨ª su sobrenombre: Calder¨®n. M¨¢s de 400 a?os despu¨¦s, las leyendas han dado paso a los estudios cient¨ªficos para intentar concretar su paradero.
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