En busca del cuerpo de Calder¨®n de la Barca
Un equipo multidisciplinar de la Universidad CEU-San Pablo tratar¨¢ de hallar en los muros de una iglesia del centro de Madrid los restos del dramaturgo, previsiblemente ocultos ah¨ª desde la Guerra Civil
¡°No se preocupe [padre]. Los restos de Calder¨®n no han desaparecido. No estaban en la arqueta de m¨¢rmol. Se colocaron en un nicho que se hizo en la pared. La arqueta era una cosa simb¨®lica. Cuando me ponga mejor [¡] le indicar¨¦ el lugar donde se colocaron¡±. Estas palabras, recogidas en un libro escrito en 1964 por Vicente Mayor, capell¨¢n de la congregaci¨®n de San Pedro de los Presb¨ªteros Naturales de Madrid, fueron pronunciadas por un sacerdote en su lecho de muerte y han desatado la Operaci¨®n Calder¨®n, esto es, el proyecto de b¨²squeda de los restos de Pedro Calder¨®n de la Barca (Madrid, 1600-1681) en la parroquia de Nuestra Se?ora de los Dolores, en Madrid.
Un equipo multidisciplinar de nueve expertos, que incluye profesores universitarios, arque¨®logos y especialistas en georradar, coordinados por Pablo S¨¢nchez Garrido y Mar¨ªa ?ngeles Valera Olea, docentes de la Universidad San Pablo-CEU, iniciar¨¢n en unos d¨ªas la segunda fase de esta b¨²squeda, que este s¨¢bado adelanta EL PA?S. En el c¨¦ntrico templo fueron depositados en 1902 los restos del literato, aunque desaparecieron al inicio de la Guerra Civil cuando la iglesia ardi¨® durante dos d¨ªas.
El proyecto, que se inici¨® en marzo de 2019, ha superado ya su primera fase, que inclu¨ªa una ¡°investigaci¨®n hist¨®rica sobre las circunstancias de la muerte y traslaciones¡± del cuerpo de Calder¨®n de la Barca. En la segunda, que comenzar¨¢ en julio, se proceder¨¢ a utilizar un georradar para determinar en qu¨¦ pared se ocult¨® el f¨¦retro. La tercera fase de esta operaci¨®n incluye ¡°la divulgaci¨®n de los resultados y la posible realizaci¨®n de un documental sobre la interesante vida¡± del dramaturgo.
Y es que tanto la juventud como la madurez del literato estuvo plagada de aventuras personales y militares que lo llevaron a luchar en los Tercios de Flandes, en Italia y durante la sublevaci¨®n de Catalu?a de 1640. Pendenciero, juerguista, excomulgado, casi siempre falto de dinero, fue pronto admirado por su sublime dominio de la pluma, que oblig¨® a que el mismo Lope de Vega lo alabase.
Al cumplir los cincuenta a?os, cambi¨® su modo de vida y se orden¨® sacerdote en 1651. Comenz¨® entonces a escribir sus grandes autos sacramentales. Fue nombrado capell¨¢n de la congregaci¨®n de San Pedro de los Presb¨ªteros Naturales de Madrid, una hermandad que perdura y que en aquellos siglos velaba por reducir las penurias de los sacerdotes.
Calder¨®n muri¨® en 1681 ¡ªcom¨ªa en la despensa del palacio, donde le dejaban entrar por los servicios prestados¡ª y leg¨® sus bienes materiales a la congregaci¨®n y a unos familiares. La comunidad religiosa le enterr¨® en la iglesia m¨¢s antigua de Madrid, la de El Salvador, en la calle Mayor. Y all¨ª se mantuvo el cuerpo 160 a?os, hasta que el templo fue derribado. Los restos comenzaron un largo periplo por cinco iglesias y cementerios, hasta que en 1902 fueron trasladados a la iglesia de Nuestra Se?ora de los Dolores, en la calle de San Bernardo, en una ceremonia grandiosa.
Los intelectuales y escritores de principios del XX reclamaron una inhumaci¨®n a la altura de su importancia art¨ªstica. Madrid se ech¨® a la calle. Las instituciones acad¨¦micas, culturales, religiosas y pol¨ªticas acompa?aron el cortejo. La Guardia Municipal Montada abr¨ªa paso, mientras una carroza con seis caballos y los maceros del Ayuntamiento atravesaban el coraz¨®n de la ciudad. Tras ellos, el alcalde Alberto Aguilera, el gobernador civil, el secretario de la reina regente, artistas, actores, acad¨¦micos, la prensa¡ Al pasar por delante del Teatro Espa?ol, los actores le lanzan p¨¦talos. Frente a la iglesia de los Dolores, el obispo Jaime Cardona.
El 30 de octubre de 1902, se deposit¨® en la iglesia la arqueta de caoba y cristal, ¡°adornada con motivos aleg¨®ricos de las Artes y las Letras¡±. Finalmente, los restos se colocaron en una capilla lateral, sobre una pilastra de m¨¢rmol y dentro de una arqueta. Una l¨¢pida (¡°Calder¨®n de la Barca¡±) lo se?alar¨ªa claramente.
Pero el 21 de julio de 1936, al inicio de la Guerra Civil, los milicianos prendieron fuego al templo. El edificio ardi¨® durante dos d¨ªas. La techumbre se desploma, se pierden parte de los archivos, arden las im¨¢genes, los cuadros, el retablo¡ y ocho sacerdotes son asesinados, adem¨¢s del capell¨¢n mayor, Alfonso Santamar¨ªa.
Acabada la contienda, la iglesia ¡ªque mantiene sorprendentemente sus muros¡ª comienza a ser reconstruida, al tiempo que el nuevo capell¨¢n, Vicente Mayor, empieza a escribir Historia de la Venerable e Ilustre Congregaci¨®n de San Pedro Ap¨®stol de presb¨ªteros seculares, naturales de Madrid, entre cuyas p¨¢ginas est¨¢n las palabras del sacerdote agonizante. Mayor intent¨® por su cuenta hacer algunas catas en las paredes, pero no encontr¨® el arc¨®n por muchos agujeros que hizo. Se rindi¨®.
A?os despu¨¦s, por all¨ª apareci¨® el exorcista padre Pil¨®n, que con su p¨¦ndulo, intent¨® hallar el cad¨¢ver. Nada. ¡°?Qui¨¦n sabe si alg¨²n d¨ªa¡±, escribi¨® Mayor, ¡°se har¨¢ el descubrimiento! No lo vemos tan imposible de realizar¡±.
Jorge Mor¨ªn, director arqueol¨®gico de la consultora Audema, es el responsable del proyecto de excavaci¨®n, mientras que Luis Avial, el mismo experto que trabaj¨® en la investigaci¨®n de los restos de Miguel de Cervantes en 2014 en el convento de las Trinitarias, se encargar¨¢ de las tareas de georradar. ¡°La financiaci¨®n de la operaci¨®n corre a cargo de la Facultad de Humanidades de la Universidad San Pablo CEU¡±, recuerda el profesor Pablo S¨¢nchez.
Mientras, el actual p¨¢rroco de la iglesia, Jes¨²s Arribas, se muestra animado. ¡°A m¨ª me parece una buena idea. ?Qu¨¦ si lo encuentran d¨®nde le expondremos? No s¨¦, solo soy el p¨¢rroco. Eso lo decidir¨¢ la congregaci¨®n, que es la due?a del templo¡±.
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