La paliza que acab¨® con la vida de Edwin en una noche de verano

Aunque durante dos d¨ªas se mantuvo la esperanza ¨ªnfima de que sobreviviera, el 21 de julio Edwin falleci¨® en el hospital como consecuencia de una paliza salvaje. Una paliza tremenda que le fractur¨® el cr¨¢neo y le provoc¨® graves hemorragias internas. Era una noche de verano en la que se hab¨ªa juntado con otros dos hombres en casa de una amiga en la localidad madrile?a de Alcobendas para beber y pasar el rato. Pero unas horas despu¨¦s de entrar en esa vivienda, la v¨ªctima sali¨® corriendo, huyendo de sus agresores, que acabar¨ªan siendo sus asesinos.

Despu¨¦s de dejarle muy malherido tirado en la calle Real Vieja, los atacantes huyeron, pero en la escena quedaron varios testigos que hab¨ªan contemplado con terror la escena. Los servicios de emergencias acudieron al lugar y lo encontraron inconsciente y en parada cardiorrespiratoria. Las heridas y las contusiones eran visibles en todo el cuerpo. Tras media hora de reanimaci¨®n, consiguieron estabilizarlo para trasladarlo al hospital con un hilo de vida. Ten¨ªa un traumatismo craneoencef¨¢lico severo y lleg¨® al centro en estado cr¨ªtico, pr¨¢cticamente en muerte cerebral.

Entonces era un paciente sin nombre. Lo hab¨ªa dejado abandonado sin cartera, sin m¨®vil y tambi¨¦n sin camiseta. No hab¨ªa nada en ¨¦l que sirviera para atribuirle una identidad. Los polic¨ªas ni siquiera sab¨ªan con certeza de d¨®nde hab¨ªan salido la v¨ªctima y sus atacantes. Pero esos ojos atemorizados que hab¨ªan contemplado la brutalidad fueron claves para guiar los pasos de los investigadores del Grupo V. Mientras los agentes comenzaron a dar los primeros pasos para resolver el misterio de esa extra?a agresi¨®n, los m¨¦dicos luchaban por el milagro, pero apenas dos d¨ªas m¨¢s tarde del ataque se confirmaba la muerte de la v¨ªctima. Se convirti¨®, oficialmente, en un homicidio. Incluso cuando elcad¨¢ver lleg¨® a la morgue, a¨²n no era posible poner un nombre en su expediente.

Los investigadores lograron dar con el origen de la disputa. Era un domicilio de una mujer en el que esa noche se hab¨ªan dado cita tres hombres, los dos homicidias y la v¨ªctima, en ese momento sin nombre. Poco despu¨¦s, apareci¨® un familiar del fallecido que pudo reconocerlo y arrojar m¨¢s luz sobre qui¨¦n era la v¨ªctima de ese homicidio. Ya sab¨ªan que el hombre que hab¨ªa muerto a golpes en medio de la calle se llamaba Edwin y ten¨ªa 37 a?os. Los polic¨ªas tambi¨¦n ten¨ªan dos posibles sospechosos, hab¨ªa que dar con ellos.

La noche del asesinato, todo el grupo estaba en la casa de esa mujer y hab¨ªa mucho alcohol de por medio. En un momento dado, comenz¨® una discusi¨®n, que fue elev¨¢ndose de nivel hasta un punto de no retorno. Pasadas las diez de la noche, comenzaron los golpes y Edwin, en inferioridad num¨¦rica, sali¨® corriendo de la casa, en busca de un refugio que no encontr¨®. Sus agresores le dieron caza y le sometieron a unos golpes de tal intensidad que su cuerpo no resisti¨®. Edwin y sus asesinos apenas se conoc¨ªan.

Horas de vigilancia y comprobaciones con varios testigos sirvieron para ubicar a los sospechosos. La fecha de la detenci¨®n se fij¨® el ocho de octubre. Dos grupos de agentes pusieron las esposas a sendos acusados. Se trata de dos hombres de nacionalidad hondure?a, con numerosos antecedentes, de 29 y 30 a?os. Uno de ellos ha ingresado en prisi¨®n y el otro ha quedado en libertad provisional a la espera de juicio.

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