?Allanamiento o delito flagrante? Un jurado decide el futuro de los polic¨ªas de la ¡®patada en la puerta¡¯
Dos de los seis agentes inicialmente acusados sabr¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas si son condenados a prisi¨®n por entrar con un ariete a una casa en la que se celebraba una fiesta en la pandemia
A un lado de la puerta, seis agentes de la polic¨ªa nacional. Al otro, en el interior de una casa del barrio de Salamanca de Madrid, una docena de j¨®venes que se niegan a abrir la puerta. ¡°?C¨®mo s¨¦ yo que son polic¨ªas? Podr¨ªan haber comprado el uniforme en Amazon¡±, les espeta la voz cantante del grupo, una chica llamada Isabel, ¡°bisnieta de un ministro franquista¡±, como recalc¨® en la sala uno de los abogados. El intercambio de palabras se graba desde uno y otro lado, un ¨¢ngulo desde el rellano y el otro desde el sal¨®n. Es 21 de marzo de 2021, las restricciones por la pandemia del coronavirus siguen vigentes y todos los que est¨¢n en el interior de ese piso saben que se las est¨¢n saltando. Despu¨¦s de que el jefe del operativo pida a gritos que abran la puerta, acaban tir¨¢ndola con un ariete. Ese fin de fiesta ha llegado a la Audiencia Provincial de Madrid. Seis agentes se han sentado durante dos semanas en el banquillo de los acusados por allanamientos de morada, por lo que se exponen a ir a la c¨¢rcel y ser inhabilitados para ejercer su profesi¨®n. Pero ha habido varios giros de guion.
El ¨²ltimo de ellos fue la retirada de la acusaci¨®n para cuatro de los agentes procesados, por lo que solo permanecen en el proceso el jefe y su segundo. La clave en esta decisi¨®n fue la emisi¨®n el jueves de los v¨ªdeos de los agentes y de los participantes en la fiesta en la sala, dos grabaciones incluidas en la causa casi desde el primer momento. Fue en ese momento cuando la acusaci¨®n, ejercida por Juanjo Ospina, decidi¨® retirar la petici¨®n de condena de los cuatro agentes subordinados porque arguy¨® que solo obedec¨ªan ¨®rdenes de un superior que actuaba con una ¡°percepci¨®n err¨®nea de la realidad¡±. El juez pidi¨® entonces a los cuatro exonerados que abandonaran la sala, algo que hicieron con gran sorpresa por un desenlace que no esperaban y que provoc¨® que se emocionaran. En este caso, la Fiscal¨ªa nunca ha pedido ninguna condena para los procesados porque considera que actuaron ¡°en cumplimiento del deber¡± tras avisar ¡°al menos en 28 ocasiones¡± a los moradores de que deb¨ªan abrir para identificarse.
Los dos que permanecen en la causa, un subinspector y un polic¨ªa, afrontan dos a?os y tres meses de c¨¢rcel y seis de inhabilitaci¨®n. Su defensa, ejercida por Juan Antonio Frago, pide la absoluci¨®n, al igual que la Fiscal¨ªa. Lo que se decide en este proceso es si los agentes ten¨ªan derecho a entrar por la fuerza en esa casa ante un delito flagrante o bien cometieron un allanamiento porque entraron sin una orden autorizada por un juez. Su futuro est¨¢ en manos de un jurado popular compuesto por nueve miembros, porque el delito de allanamiento de morada se juzga por este sistema y no mediante un tribunal profesional compuesto por magistrados. El juez del este juicio ha sido especialmente pedag¨®gico y comunicativo con los ciudadanos legos en justicia que tienen que impartirla.
El jurado de ciudadanos no ha dudado en participar en los interrogatorios. A la que se ve en el v¨ªdeo como portavoz de los atrincherados, le preguntaron si era consciente de que en el Reino Unido, ¡°que es un pa¨ªs democr¨¢tico como Espa?a¡±, el primer ministro Boris Jonnson tuvo que pedir disculpas y acab¨® dimitiendo por haber celebrado fiestas prohibidas en pandemia. Esta misma joven pidi¨®, cuando la llevaron esa noche a comisar¨ªa, el habeas corpus, una figura jur¨ªdica que se usa en detenciones ilegales, pero el juez se la deneg¨®. Otra chica que se defini¨® como ¡°terapeuta hol¨ªstica¡± ¡ªalgo que provoc¨® confusi¨®n del juez porque desconoc¨ªa esa profesi¨®n¡ª asegur¨® que en la casa tampoco hab¨ªa tanto ruido y que vivi¨® un ¡°shock¡±. Consciente de la impresi¨®n que han generado los asistentes a aquella velada, el abogado de la acusaci¨®n pidi¨® al jurado no absolver a los polic¨ªas ¡°porque les caen mal los de la fiesta¡±.
En la vivienda, alquilada para varios meses por un ingl¨¦s llamado Theo, hab¨ªa esa noche una docena de j¨®venes de diferentes nacionalidades. Hab¨ªa varias chicas francesas, una rusa y tambi¨¦n unos vecinos del edificio de los Emiratos ?rabes Unidos. ¡°Familias poderosas¡±, resalt¨® el abogado de la defensa de los polic¨ªas, quien cont¨® al jurado que en esa casa tambi¨¦n estaba ¡°una prima hermana de la futura duquesa de Alba¡±. El subinspector que daba las ¨®rdenes aquella noche asegur¨® en su declaraci¨®n que en su opini¨®n el piso ¡°no era un domicilio, sino un sitio dedicado a organizar fiestas¡±, donde hab¨ªa ¡°luces tenues, copas y botellas por todos lados, ceniceros¡ lo m¨¢s parecido a un local de alterne¡± o ¡°una discoteca¡±. Los integrantes del jurado tambi¨¦n preguntaron a la vecina de abajo de la vivienda sobre cu¨¢l era la sensaci¨®n que le daba ese piso. ¡°Imaginen que tienen encima un tablao flamenco¡±, les respondi¨®. Esta residente asegur¨® que el nivel de ruido que generaba ese domicilio le impidi¨® concebir el sue?o y caus¨® migra?as a su marido. Precisamente, discernir si efectivamente era una vivienda o, por el contrario, era un piso tur¨ªstico en el que se organizaban fiestas cuando estaban prohibidas ser¨¢ otra de las claves en la decisi¨®n judicial.
¡°Vuestra decisi¨®n ser¨¢ trascendental para la democracia espa?ola¡±, le dijo el abogado de la acusaci¨®n a los miembros del jurado. ¡°Nadie es tan importante¡±, replic¨® la defensa. Dos puntos de vista, igual que los que hab¨ªa la noche del ariete. Uno es el del rellano, otro el del sal¨®n. Esta semana se conocer¨¢ el desenlace.
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