Las tres Espa?as se comen las uvas
En la Puerta del Sol, en Ferraz y en televisi¨®n los espa?oles reciben de formas muy distintas el nuevo a?o
Exactamente a la misma hora en que Carlos, nacido en Maracaibo, se met¨ªa la primera uva en la boca en la Puerta del Sol, Don Ram¨®n, en Ferraz, hac¨ªa lo mismo, pero maldiciendo. Contra el fel¨®n, una uva, contra el dictador, otra uva, contra el mentiroso, tercera uva¡ Contra el traidor, octava uva. Una a una se las fue comiendo como si fueran gotas de cicuta. A estas alturas lo meritorio no era comerse todas, sino terminar con vida el primer minuto de 2024. Cuando el pa¨ªs entero estall¨® en abrazos, besos y fuegos artificiales, Carlos, en la Puerta del Sol, grit¨® ¡°viva Espa?a y viva Madrid¡± y Don Ram¨®n ¡°abajo el tirano¡±. La tercera Espa?a, la que ve¨ªa las campanadas por televisi¨®n, se entregaba a Cristina Pedroche y Ram¨®n Garc¨ªa, el mejor mediador entre dos realidades como Sol y Ferraz, distanciadas por 2.082 metros y un abismo.
Dec¨ªa Mecano que las uvas en Nochevieja es el ¨²nico momento en que todos los espa?oles hacen algo a la vez. Pero ya ni eso. Unas 200 personas se dieron cita en la calle Ferraz, a unos metros de la sede del PSOE, para recibir el a?o ¡°de la forma m¨¢s patriota¡±. Los organizadores anunciaban que habr¨ªa un escenario, pantalla, uvas, megafon¨ªa y dinero suficiente para pagar las multas. En los d¨ªas previos, Revuelta, una organizaci¨®n juvenil cercana a Vox, recaud¨® mediante un crowdfunding m¨¢s de 16.000 euros para pagar la fiesta y las posibles multas ante posibles detenciones por posibles altercados. Pero nada de eso lleg¨® y un triste meg¨¢fono pegado a un m¨®vil trataba de transmitir las campanadas. A las 12.20 de la noche, mientras en TVE actuaba Ni?a Pastori, en Ferraz cantaban ¡°la deuda catalana que la pague tu fulana¡±. Tampoco intervino, pinchando m¨²sica, como hab¨ªa prometido, el bloguero Isaac Parejo, conocido por reinterpretar el tema de Mecano, Un a?o m¨¢s por Un gramo m¨¢s. El alcalde Mart¨ªnez Almeida se lo impidi¨®, seg¨²n denunci¨®, aunque s¨ª que particip¨® en la retransmisi¨®n del fin de a?o.
Desde que en el mes de noviembre apareci¨® la palabra ¡°amnist¨ªa¡±, todos los d¨ªas hay concentraciones frente a la sede del Partido Socialista en Ferraz. Desde entonces ha ido bajando el flujo; de las 8.000 personas que se reunieron los primeros d¨ªas de noviembre a los 120 entusiastas que siguen acudiendo puntualmente cada d¨ªa, seg¨²n cifras de la Delegaci¨®n del Gobierno. Unos se han hecho amigos, otros se conocen del barrio, del aperitivo o de misa. Se pregunta por el nieto o intercambian recuerdos rojigualdos. Una comunidad de nost¨¢lgicos que esta Nochevieja recibi¨® un chute de adrenalina al ver a tantos j¨®venes nuevamente congregados contra la dictadura. Don Ram¨®n piensa que es hora de irse cuando descubre que su reloj se ha parado.
Durante la noche, los congregados en las cercan¨ªas de Ferraz colgaron de un sem¨¢foro un mu?eco pi?ata que representaba al presidente del Gobierno y lo apalearon por turnos, entre gritos e insultos a Pedro S¨¢nchez.
Nunca nadie derroc¨® una tiran¨ªa comi¨¦ndose las uvas, pero s¨ª termin¨® una tiran¨ªa cuando todos se com¨ªan las uvas. La Nochevieja de 1958, despu¨¦s de cenar, cuando Fulgencio Batista quiso darse cuenta, los barbudos ya estaban entrando en La Habana. A las tres de la madrugada, casi a la hora que se escribe esta cr¨®nica, tomaba un avi¨®n rumbo a Rep¨²blica Dominicana. Tambi¨¦n en M¨¦xico, los zapatistas aprovecharon la Nochevieja de 1994 para levantarse con escopetas de madera, tomar el centro de San Crist¨®bal de las Casas y hacer sonrojar a un pa¨ªs entero.
La amistad de los cantantes Lole y Manuel con el cantaor Camar¨®n de la Isla qued¨® seriamente tocada cuando le invitaron a su casa de Sevilla antes de la grabaci¨®n de La Leyenda del tiempo. Lole y Manuel se tomaron como un insulto y un agravio contra su higiene que Camar¨®n y su mujer, La Chispa, se presentaran en casa con sus propias s¨¢banas. Danisbel, de Quito, opina que ¡°las s¨¢banas son como las bragas y cada una tiene que llevar las suyas¡±, dice parti¨¦ndose de risa en la Puerta del Sol con unas gafas con forma de enorme 2024 cubiertas con brillantina.
Tradicionalmente, a la Puerta del Sol acud¨ªan cada Nochevieja los que en Madrid no ten¨ªan con quien comerse las uvas: provincianos reci¨¦n llegados, currelas, soldados o marineros de Monforte, Cartagena, Astorga o Tafalla se juntaban en el centro de Madrid para darse calor. La multitud que ahora desborda la Puerta del Sol es una Espa?a alegre y latina que dice ¡°mi amol¡±, ¡°g¨¹ey¡±, ¡°parcero¡± y ¡°boludo¡±. Madrile?os de Ecuador, Per¨², Colombia, Paraguay, Honduras vestidos de domingo que pasan de ¡°campanas en el r¨ªo¡± y ¡°yo me remendaba, yo me remend¨¦¡± y a la m¨ªnima sacan el altavoz, y bailan, y se frotan en un improvisado c¨ªrculo del que sale merengue, salsa y bachata.
Despu¨¦s de las uvas, tom¨® las calles una multitud joven y alegre de 15.000 personas, que hablan de futuro y cenan hallacas y romeritos y otra cabreada que grita ¡°muera el fel¨®n¡±. La tercera Espa?a se mor¨ªa de sue?o siguiendo por televisi¨®n el programa Cachitos en La 2.
¡ª?Qu¨¦ diferencia ve en la forma de celebrar la Nochevieja?
¡ªQue el espa?ol se pone pedo despu¨¦s de las uvas y el latino lleva pedo desde las 12 de la ma?ana¡ª responde, abrazada a sus amigas, Diana, de Barranquilla.
Cuando en 1909 se instal¨® la costumbre de comer las uvas, los primeros espont¨¢neos acudieron a la Puerta del Sol. Dos meses antes de esa Nochevieja hab¨ªa dimitido el presidente del Gobierno, Antonio Maura, y Alfonso XIII nombr¨® a Segismundo Moret que encabezara el nuevo Gobierno. Precisamente hacia el Paseo Moret enfila sus pasos Don Ram¨®n, que vuelve a comprobar que su reloj est¨¢ parado. Probablemente desde hace a?os.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.