Las urgencias casi in¨²tiles de Madrid: ¡°?Ni la bajes del coche! Aqu¨ª no hay m¨¦dicos¡±

Un hombre detiene su coche frente al centro de salud de Fuencarral, en el norte de Madrid. Se baja y corre a la puerta del copiloto para ayudar a su madre. Una enfermera sale con prisa y le grita desde las escaleras: ¡°?Ni la bajes del coche! Aqu¨ª no hay m¨¦dicos¡±. El hombre suspira, vuelve al volante y se marcha. La enfermera regresa adentro a seguir su jornada. Hace de portera, administradora y de primer filtro. En poco m¨¢s de hora y media de la ma?ana del s¨¢bado, una quincena de pacientes se hab¨ªa dado media vuelta.

La otra cara de las urgencias colapsadas en los hospitales de Madrid durante la epidemia de gripe es menos conocida. La podemos encontrar en decenas de barrios y municipios de la regi¨®n, donde durante d¨¦cadas los madrile?os enfermos han sido atendidos en ambulatorios abiertos 24 horas de problemas menores como un catarro o una infecci¨®n de orina. Desde hace 14 meses muchos de estos centros donde nunca sol¨ªa faltar un m¨¦dico se han quedado cojos, atendidos solamente por enfermeras. EL PA?S visit¨® el s¨¢bado seis ambulatorios de la regi¨®n donde comprob¨® c¨®mo decenas de pacientes eran rechazados. Cuando cruzaban la puerta les recib¨ªa un celador o una enfermera que valoraba si pod¨ªan atenderles. Aparentemente casi nunca pod¨ªan. Encogiendo los hombros, les informaban: ¡°No tenemos m¨¦dico. Vaya al hospital¡±.

Se llaman Puntos de Atenci¨®n Continuada (PAC), el nuevo nombre tras la reforma de octubre de 2022 del Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso, pero algunos sanitarios los conocen despectivamente como ¡°centros de curitas¡±. Les llaman as¨ª porque las enfermeras apenas pueden atender m¨¢s casos que las curas, algunas programadas y otras sobrevenidas, como por ejemplo un corte con un cuchillo de cocina. Estas profesionales reconocen que sin los conocimientos de un m¨¦dico y sin el amparo legal para diagnosticar y recetar, est¨¢n atadas de pies y manos.

Los pacientes que son rebotados se tienen que buscar la vida. Un hombre mayor que se apoyaba del brazo de su mujer sal¨ªa del PAC de Navalcarnero caminando con dificultad. ¡°Estoy asfixiado... No puedo... respirar... apenas¡±.

Su esposa explica que el hombre sufre desde hace tiempo del pulm¨®n y esta ma?ana el dolor era insoportable. Se llama Enrique Hern¨¢ndez y es un alba?il jubilado de 70 a?os. En recepci¨®n les han recomendado que vayan al hospital Rey Juan Carlos de M¨®stoles, que est¨¢ a 20 minutos en coche. Como no tienen veh¨ªculo propio, el celador ha llamado a un taxi. La mujer explica la situaci¨®n mientras aguantan el fr¨ªo de esta ma?ana de invierno: ¡°Nos han dicho que era lo mejor porque una ambulancia tardar¨ªa en recogerle de dos a tres horas¡±.

Las enfermeras tratan de dar la mejor respuesta con las pocas herramientas en sus manos. En este caso, explican, le tomaron a Enrique la saturaci¨®n de ox¨ªgeno. Dicen que si hubiera sido m¨¢s grave habr¨ªan llamado al 112 y una UVI m¨®vil se lo habr¨ªa llevado.

Aqu¨ª, casi nadie pone quejas a pesar de que en la puerta cuelga un folio con un QR que lleva a la web de la Comunidad dedicada a reclamaciones, sugerencias y agradecimientos. Una excepci¨®n es un padre que sale acompa?ando a su hijo de 12 a?os, enfermo con fiebre y placas. Lleva en una mano la copia amarilla de la queja que acaba de presentar en el mostrador. ¡°Yo voy a serte claro¡±, anuncia. ¡°Yo soy votante del PP¡±. Se llama Nicol¨¢s Luengo y es un inform¨¢tico que dice conocer bien las carencias de la sanidad p¨²blica en Madrid. Explica que decide su voto considerando otros factores. Sin embargo, est¨¢ tan indignado por lo que le acaba de pasar que quiere dejar algo claro: ¡°Mi voto no es un cheque en blanco¡±.

¡°Quiero que los servicios p¨²blicos funcionen bien¡±, a?ade. ¡°S¨¦ que el PP es muy liberal, pero no quiero tener la sanidad de Estados Unidos¡±.

El ambulatorio con urgencias de Navalcarnero (31.974 habitantes; en el suroeste de la regi¨®n) est¨¢ en un lugar c¨¦ntrico junto al Ayuntamiento. Este centro sanitario abierto las 24 horas ha sido durante mucho tiempo un recurso apreciado en esta poblaci¨®n grande sin hospital. Seg¨²n la reforma de 2022, Navalcarnero deber¨ªa tener m¨¦dico de urgencias. De un total de 78 PAC, 29 atienden como centros de enfermer¨ªa y los otros 49 cuentan en teor¨ªa con m¨¦dico. Sin embargo, la realidad es otra.

Seg¨²n los c¨¢lculos de la plataforma de sanitarios SAR SUAP Madrid, creada para denunciar este nuevo modelo, lo normal es que diariamente falte m¨¦dico en m¨¢s de un tercio de los centros de este segundo grupo. En Navalcarnero solo ha habido m¨¦dico un d¨ªa de enero (el festivo de Reyes). El concejal de Sanidad, Jos¨¦ Manuel Jim¨¦nez, lleva 14 meses comprobando d¨ªa a d¨ªa la situaci¨®n: en 2023 falt¨® un m¨¦dico el 60% de los d¨ªas.

Hacia un ¡°modelo de enfermer¨ªa puro¡±

Una defensa habitual de la Comunidad de Madrid es la escasez generalizada de m¨¦dicos en Espa?a, pero lo cierto es que la Comunidad cree que puede mantener el servicio sin ellos. Isabel D¨ªaz Ayuso ha defendido que los enfermeros de los PAC ¡°perfectamente pueden hacer su trabajo porque est¨¢n dotados y formados para ello¡±. Su exconsejero Enrique Ruiz Escudero, art¨ªfice de la reforma, se inspir¨® en el ¡°modelo de enfermer¨ªa puro del Reino Unido¡±, como cont¨® EL PA?S. Su sucesora, F¨¢tima Matute, volvi¨® a defender la autonom¨ªa de las enfermeras durante una entrevista en Telemadrid la semana pasada: ¡°Las enfermeras pueden hacer muchas labores y nosotros lo vamos a potenciar desde la Consejer¨ªa. Ya lo estamos haciendo¡±.

La realidad sobre el terreno desmiente a los l¨ªderes de la Comunidad. En el PAC de Torrelodones (25.115 habitantes; en el noroeste de la regi¨®n) los vecinos con dolencias llegaron a cuentagotas, unos 25 en toda la ma?ana. Sin excepci¨®n, se detuvieron al ver un cartel en la puerta: ¡°Hoy no hay m¨¦dico¡±.

¡°?Si no hay m¨¦dico, qu¨¦ hago?¡±, se pregunta con preocupaci¨®n David Olivier, quien se cort¨® el dedo con un cuchillo jamonero hace una semana. ¡°Me duele y tengo miedo de que se me infecte, quiz¨¢ necesite que me receten un antibi¨®tico¡±, cuenta.

Como soluci¨®n, el personal no tiene m¨¢s remedio que dirigir a Olivier y otros pacientes al Hospital de Guadarrama o al Puerta de Hierro, ambos a unos 20 minutos en coche.

En el PAC Los ?ngeles, en Getafe (sur de Madrid), las enfermeras no pueden ayudar a una ni?a de 12 a?os que iba acompa?ada de su madre. Acaba de sufrir una reacci¨®n al¨¦rgica por algo que ha comido y necesita un antihistam¨ªnico para detener la reacci¨®n. ¡°Me han dicho que la pueden mirar, pero que no le van a recetar nada¡±.

Y en el PAC El Arroyo de Fuenlabrada (tambi¨¦n en el sur), tres enfermeras derivan a los pacientes que no pueden atender. Hablan con este peri¨®dico durante un momento de calma a la hora del almuerzo. ¡°Creo que los vecinos se han creado hasta un grupo de WhatsApp para chivarse de cu¨¢ndo hay m¨¦dico¡±, dec¨ªa una antes de volver a sus labores.

Uno de cada cuatro PAC que deber¨ªan tener m¨¦dico carecieron de ellos el s¨¢bado, seg¨²n la plataforma de sanitarios SAR/SUAP, que lleva en su nombre las siglas de los antiguos ambulatorios con urgencias (Servicios de Atenci¨®n Rural y Servicios de Urgencias de Atenci¨®n Primaria).

Los 49 PAC que nominalmente tienen m¨¦dico dependen de que la Gerencia de Atenci¨®n Primaria encuentre suplentes para cubrir esas plazas. Es una soluci¨®n parcheada que deja a los vecinos en la incertidumbre sobre si su ambulatorio ser¨¢ ¨²til o no.

En los 29 PAC que nominalmente solo tienen enfermeras, no hay sorpresas para los vecinos que ya conocen la situaci¨®n, pero todav¨ªa quedan pacientes desorientados. En el PAC de Paseo Imperial, en la ribera del Manzanares de la capital, Clara Pascual, de 39 a?os, y su esposo se han acercado a las puertas de cristal, cada cual con un carrito de beb¨¦. Quieren que revisen a su hijo de dos a?os, a quien le subi¨® la fiebre hace un par de d¨ªas. ¡°Resulta que no hay m¨¦dico, me parece una verg¨¹enza que est¨¦ abierto un centro sin m¨¦dico¡±, reclama indignada la madre.

Los pacientes que son desviados se enfadan porque sienten que les invitan a empeorar la saturaci¨®n en los hospitales. Algunos han visto las im¨¢genes de salas de espera abarrotadas y tienen miedo a pillar m¨¢s virus. Quiz¨¢s sea preferible esperar en cama el fin de semana y volver al centro de salud el lunes para que les vea su m¨¦dico de cabecera.

Sin embargo, el vecino de Navalcarnero que se asfixiaba no pod¨ªa esperar. Por suerte, Enrique Hern¨¢ndez lleg¨® a las urgencias del hospital Rey Juan Carlos, donde le pusieron una mascarilla de ox¨ªgeno y decidieron que deb¨ªa ser ingresado, seg¨²n contaba su esposa por tel¨¦fono al final de la tarde: ¡°Le han dicho que el tabaco lo tiene que dejar¡±. Se preparaba para pasar la noche acompa?ando a su marido. De fondo, se o¨ªan las urgencias, un tumulto agravado por una red de ambulatorios que ha dejado de funcionar.

Con informaci¨®n de Fernando Peinado, Juan Jos¨¦ Mart¨ªnez, Ana Puentes, Amanda Rodr¨ªguez y Luis Enrique Velasco

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