La banda de extorsionadores que se reun¨ªa despu¨¦s de hacer abdominales
La polic¨ªa nacional reuni¨® pruebas durante meses para desmantelar una red que usaba una pir¨¢mide de presi¨®n psicol¨®gica para conseguir dinero de empresarios. En la c¨²spide estaba Ivo el B¨²lgaro, un conocido l¨ªder mafioso
El pasado junio, R. disfrutaba de unos d¨ªas de descanso en Ibiza, cuando recibi¨® una llamada que lo trastoc¨®. Un hombre con acento de un pa¨ªs del este le reclamaba 500.000 euros por la gesti¨®n de una gira de partidos amistosos del Sevilla F. C. en M¨¦xico. A pesar de que el receptor de la llamada indicaba que ¨¦l ya no era directivo del club, su interlocutor no atend¨ªa a razones. Repet¨ªa como un aut¨®mata las amenazas veladas y mencionaba constantemente a sus clientes. ¡°Traigo correo de M¨¦xico¡±, le dec¨ªa. A esa llamada siguieron muchas otras que pusieron un fin precipitado a esas vacaciones y que dieron origen a la operaci¨®n Soccer. Una investigaci¨®n de seis meses en los que cay¨® una red de extorsi¨®n a empresarios de toda Espa?a con un jefe fantasma a la cabeza: Ivo el B¨²lgaro.
R. no deb¨ªa ese dinero y no estaba dispuesto a dejarse intimidar. Ese es el momento en el que el grupo de extorsiones y secuestros de la polic¨ªa nacional entra en juego. La ¨²nica pista con la que contaban los investigadores era el n¨²mero desde el que hab¨ªan llamado. Esa combinaci¨®n les llev¨® hasta un ciudadano argentino residente en Madrid, Marcelo. El acento que escuchaban en la grabaci¨®n de las llamadas al directivo deportivo no correspond¨ªa al de un argentino, sino al de un ciudadano del este. No obstante, era lo ¨²nico que ten¨ªan en ese momento, as¨ª que empezaron a vigilar de cerca a ese hombre.
En estos seguimientos, descubrieron que Marcelo ten¨ªa una novia, Carlota, que ambos eran adictos al gimnasio y que pasaban muchas horas circulando en su coche. Tambi¨¦n determinaron que Marcelo era el due?o de una empresa legal bajo el anodino nombre de Mediaci¨®n y cobro de deudas. Con esta vigilancia constante, llegaron a otra de las piezas de este puzle: el abogado Roberto.
Las intervenciones telef¨®nicas segu¨ªan arrojando sus frutos y los investigadores acumularon llamadas amenazantes. Cientos de horas de escuchas que han ido definiendo un modo de actuar ¡°muy complejo¡±. Pasado un tiempo, no tuvieron duda de que el ciudadano del este que llamaba y el argentino musculado eran la misma persona y que tomaba precauciones como hacer las llamadas mientras se iba moviendo por Madrid en coche para que las antenas no lo posicionaran en su casa. Tambi¨¦n determinaron que era el brazo ejecutor de una banda que usaba la presi¨®n psicol¨®gica para obtener resultados.
¡°No trabajaban por menos de 10.000 euros y llegaron a cobrar hasta 1,2 millones de euros. Ellos se llevaban el 50% del dinero obtenido¡±, resume as¨ª una fuente policial el negocio perfecto de esta red. Estaba planeado incluso el m¨¦todo de cobro. La v¨ªctima de la extorsi¨®n ingresaba el dinero al cliente que hab¨ªa contratado los servicios de la banda y era ¨¦l quien ten¨ªa que pagar los servicios contratados el met¨¢lico. Nunca hab¨ªa transacci¨®n directa entre la red criminal y los directivos amenazados.
La investigaci¨®n fue capaz de desmenuzar la pir¨¢mide de presi¨®n psicol¨®gica casi perfecta con la que intimidaban a los empresarios. Lo primero era la llamada de Marcelo fingiendo el acento. Si eso no surt¨ªa efecto, ¨¦l mismo concertaba una cita, ya sin acento, en la que trataba de llegar a un acuero amistoso con el deudor. Si tampoco ced¨ªa, aparec¨ªa en escena el abogado Roberto, que daba una apariencia de soporte legal a la operaci¨®n. Pero hab¨ªa algunos para los que hab¨ªa que emplear medidas m¨¢s extremas.
¡°Entonces entraba en juego la peor intimidaci¨®n: sentir que tu familia est¨¢ amenazada. Una foto de tu mujer haciendo la compra, de tus hijos saliendo del colegio, o de tu coche aparcado frente a la puerta de tu casa¡±, apuntan fuentes cercanas al caso. ¡°Todos estos elementos hacen que la amenaza sea real¡±, agrega. Los recursos de la red eran casi ilimitados, porque en ¨²ltima instancia tambi¨¦n dispon¨ªan de matones a sueldo que hac¨ªan visitas de cortes¨ªa a las v¨ªctimas. Como por ejemplo, El Lobo, un ¡°vikingo de metro noventa¡± que ¡°asusta solo con verlo entrar por la puerta¡±, como lo definen quienes lo han visto.
Pero todav¨ªa faltaba una pieza, la m¨¢s importante, el rey de la baraja. ¡°T¨² sabes cuando alguien es el jefe porque es al que llaman para darle novedades¡±, se?ala la investigadora policial. Por fin, un d¨ªa Marcelo y ese jefe fantasma se vieron. Un hombre que curiosamente tambi¨¦n frecuentaba el mismo gimnasio. De hecho, descubrieron que ese centro deportivo era su centro de operaciones, donde recib¨ªan clientes, se reun¨ªan con v¨ªctimas y hac¨ªan encargos a los matones. Ese jefe invisible era Ivo el B¨²lgaro, viejo cliente de la Polic¨ªa Nacional.
?Qui¨¦n es este habitual de los juzgados? En 2011 fue detenido acusado de ser el cabecilla de una de las mafias que controlaba la noche madrile?a y se dedicaba al tr¨¢fico de droga. En 2018 fue investigado por una trama de corrupci¨®n que implicaba a agentes municipales, un asunto que se archiv¨® en 2019. Tambi¨¦n estuvo investigado en 2008 en el caso de Los Rompecostillas, una banda especializada en ajustes de cuentas. En definitiva, uno de esos nombres que siempre vuelve. Su fama es tal, que a veces su compinche Marcelo lleg¨® a usar su nombre para amedrentar a sus v¨ªctimas. ¡°Cuanta m¨¢s fama, menos violencia hace falta. Con una b¨²squeda en Google, la v¨ªctima ya sabe a qui¨¦n se enfrenta¡±, se?ala una investigadora.
El ingente material reunido por los investigadores consistente en audios, vigilancias y denuncias sirvi¨® para detener a Marcelo y su novia Carlota, Ivo, Roberto y El Lobo. En casa de Ivo hallaron un arma, inhibidores de frecuencia, geolocalizadores y centenares de pastillas anabolizantes. La polic¨ªa todav¨ªa investiga cu¨¢nto dinero han podido ingresar mediante t¨¦cnicas de extorsi¨®n porque muchas de las v¨ªctimas que sufren estas amenazas no denuncian, pero la cifra podr¨ªa ser muy abultada teniendo en cuenta que llegaron a cobrar una deuda de 1,2 millones de euros y que llevaban, al menos, un a?o operando.
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