Melanie Rose, la Mary Poppins er¨®tica: ¡°Dise?ar una habitaci¨®n para el placer no es tan distinto de una cocina¡±
La labor de esta interiorista brit¨¢nica se asemeja m¨¢s bien a la de una terapeuta de parejas, como se ve en el nuevo programa de telerrealidad de Netflix ¡®C¨®mo dise?ar una habitaci¨®n er¨®tica¡¯. De entre todos sus clientes, tiene claro a qui¨¦n le recomendar¨ªa sacar espacio para un cuarto er¨®tico: padres j¨®venes con hijos
A Melanie Rose le resulta divertido que le hayan empezado a llamar ¡°la Mary Poppins de las habitaciones er¨®ticas¡±. El bautismo viene por dos motivos: el primero es que, aunque viva en Los ?ngeles (California), desde hace m¨¢s dos d¨¦cadas, esta londinense no ha perdido una pizca de su marcado acento brit¨¢nico. Y el segundo (y principal) es que Melanie Rose, al igual que la famosa ni?era, tambi¨¦n suele llevar consigo un gran bolso. La diferencia es que el suyo est¨¢ lleno de juguetes er¨®ticos. Dildos, plugs anales, l¨¢tigos o plumas se entremezclan con muestras de tejidos o planos de estancias. Todo cabe en el bolso de Melanie Rose. No se trata de una perversi¨®n, sino pura deformaci¨®n profesional. Su bolso o, mejor dicho, aquello que guarda dentro, suele ser la cerradura que abre la puerta de las fantas¨ªas sexuales de sus clientes, personas que contratan a esta dise?adora de interiores cuando quieren construir una habitaci¨®n dedicada ¨²nica y exclusivamente al placer sexual.
Rose empez¨® a dise?ar habitaciones er¨®ticas de casualidad, ella estaba especializada en cocinas y ba?os de lujo: ¡°Ten¨ªa una clienta con la que llevaba trabajando alrededor de cinco a?os y un d¨ªa me pregunt¨® ¡®?Alguna vez has dise?ado una habitaci¨®n er¨®tica?¡±, cuenta a EL PA?S desde Los ?ngeles. Aquella conversaci¨®n despert¨® su curiosidad y comenz¨® a investigar: ¡°El problema es que todo lo que encontraba era s¨®rdido, asqueroso, sucio o vulgar¡±. Como ella misma reconoce, era lo que cualquier persona con prejuicios imagina cuando piensa en el concepto habitaci¨®n er¨®tica: ¡°Mazmorras, vi much¨ªsimas mazmorras¡±. La dise?adora pens¨® que aquello no ten¨ªa por qu¨¦ ser as¨ª, que quiz¨¢ exist¨ªa una f¨®rmula para crear estos espacios que no ten¨ªa por qu¨¦ alejarse de sus est¨¢ndares decorativos y, por tanto, de los de sus clientes: las habitaciones er¨®ticas tambi¨¦n podr¨ªan ser lujosas, elegantes y con clase. Su primera clienta qued¨® satisfecha.
- ?Cu¨¢ntas habitaciones er¨®ticas dir¨ªa que ha dise?ado desde entonces?
- ?Docenas, querida!
En los ¨²ltimos 10 a?os, se ha dedicado casi en exclusiva al dise?o de este tipo de habitaciones. Algunas de ellas son una versi¨®n sofisticada de aquellas vulgares mazmorras que la propia Rose descubri¨® en sus primeras indagaciones, otras tienen m¨¢s bien el aspecto de la suite del hotel donde una pareja pasar¨ªa su luna de miel, quiz¨¢s con la intenci¨®n de recuperar la chispa de los primeros a?os. Otras est¨¢n decoradas con cuero, ladrillo visto y cuerdas e incluyen los denominados muebles t¨¢ntricos, dise?ados especialmente para abrir la posibilidad a infinidad de posturas. Las hay que est¨¢n decoradas en colores neutros e incluyen mullidos cojines en tonos crema y largas plumas en tonos pastel, aceites de masajes y velas arom¨¢ticas. Las habitaciones er¨®ticas son tan diversas e inagotables como puede serlo el propio deseo humano.
Ahora, parte de su trabajo puede verse en el programa de telerrealidad C¨®mo dise?ar una habitaci¨®n er¨®tica, disponible en Netflix, que ella misma protagoniza y donde, en ocasiones, m¨¢s que una decoradora su labor se asemeja m¨¢s bien al de una terapeuta de parejas: ¡°Lo m¨¢s maravilloso que he aprendido en este trabajo es que no existe un tipo de persona espec¨ªfica que quiera tener una habitaci¨®n er¨®tica¡±, explica, ¡°puede ser cualquiera, podr¨ªa ser tu mejor amigo o tu vecino¡±. En sus propias palabras, su cliente es cualquiera que quiera explorar sus deseos o disfrutar los placeres. La lista incluye banqueros, profesores o polic¨ªas.
¡°Dise?ar una habitaci¨®n para el placer no es tan distinto de dise?ar una cocina: en ambos casos, es importante llegar a un nivel de confianza entre el dise?ador y el cliente¡±. Para dise?ar una cocina, Melanie Rose preguntar¨ªa por las necesidades: si el cliente cocina mucho o suele pedir comida a domicilio, cu¨¢ntas personas van a utilizarla, si desea fuego o vitrocer¨¢mica o si quiere una gran mesa para disfrutar de largas veladas. Aqu¨ª sucede lo mismo, solo que la conversaci¨®n suele ser m¨¢s ¨ªntima: ¡°Es como ser una terapeuta, mi trabajo es escuchar y tambi¨¦n intentar que mis clientes me cuenten todo lo que puedan sobre sus intimidades en el dormitorio, porque necesito esa informaci¨®n para crear un espacio apropiado para ellos¡±.
No siempre es f¨¢cil, y eso se refleja bien en el programa: de ah¨ª el bolso de Mary Poppins y las excursiones a sex shops. A menudo a los clientes les cuesta abrirse, en otros casos ni siquiera han tenido una conversaci¨®n honesta entre ellos sobre lo que les gusta en la cama y en otros expresan deseos amplios en lugar de ideas concretas que puedan materializarse en una habitaci¨®n, como una de las mujeres del reality, que le dice: ¡°Quiero sentir cosas¡±. ¡°Mi trabajo no es solo educar, sino informar para abrirles un universo de posibilidades¡±, afirma ella. El bolso cargado de juguetes sexuales les ayuda a seleccionar qu¨¦ les interesa y qu¨¦ no y las excursiones a las tiendas de juguetes y accesorios er¨®ticos les terminan de educar el gusto y despiertan sus intereses.
Algunos de los elementos que incluye en el dise?o tienen su historia, como la cruz de San Andr¨¦s, en forma de X, que sirve para pr¨¢cticas BDSM: ¡°Para m¨ª lo m¨¢s interesante es que, cuando hablas de consoladores, la gente piensa que son un invento del siglo XX. Los consoladores llevan con nosotros siglos, podr¨ªamos remontarnos al Antiguo Egipto¡±. Lo mismo sucede con otros juegos o juguetes sexuales. En Roma exist¨ªa una moneda llamada spintria que los hombres utilizaban cuando iban a los prost¨ªbulos: la spintria ten¨ªa grabada diversas posturas sexuales y, supuestamente, los hombres las lanzaban al aire y en funci¨®n del resultado las probaban. En el a?o 1300 antes de Cristo, en China ya exist¨ªan anillos para el pene hechos con p¨¢rpado y pelo de cabra para estimular el placer. En el a?o 1600, los marineros franceses sol¨ªan llevar a alta mar a sus dames de voyage, que no eran otra cosa que mu?ecas sexuales. Los vibradores se inventaron en Inglaterra como tratamiento para la inexistente histeria. Por poner algunos ejemplos. ¡°No estamos inventando la rueda¡±, afirma Rose, ¡°es algo que nos ha acompa?ado a lo largo de la historia de la humanidad, y me parece importante resaltarlo con mis clientes¡±.
De entre todos sus clientes, Melanie Rose tiene claro a qui¨¦n le recomendar¨ªa encarecidamente sacar espacio para una habitaci¨®n er¨®tica: padres j¨®venes con hijos. ¡°Cuando tienes hijos ellos se convierten en tu centro y esto es natural y es lo que deber¨ªa ser, pero los padres tambi¨¦n necesitan un espacio ¨ªntimo en el que mantener el v¨ªnculo de la pareja, no dejar que la sexualidad pase a un segundo o tercer plano¡±. Es dif¨ªcil encontrar el espacio cuando el sal¨®n est¨¢ lleno de juguetes.
¡°La mayor¨ªa de los apartamentos son completamente antier¨®ticos¡±, categoriza Rose. ?Qu¨¦ pueden hacer aquellas personas que no pueden permitirse una habitaci¨®n er¨®tica pero desean un espacio m¨¢s sexy? ¡°Que empiecen por los juguetes er¨®ticos, aunque sean en un caj¨®n, y probarlos con la pareja. Pueden a?adir velas, cojines mullidos y quiz¨¢s algo de m¨²sica relajante. Pero, definitivamente, los juguetes¡±.
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