De pseudoterapia a liberaci¨®n sexual: la hist¨¦rica historia del vibrador
En m¨¢s de 100 a?os de existencia, la industria se las ha ingeniado para reconvertir un producto enga?oso en un artefacto para el placer de las masas

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La idea de que el vibrador ha contribuido a cerrar la brecha de placer entre sexos, al empoderar a las mujeres, est¨¢ tan extendida actualmente como alejada de la que ten¨ªan los bancos estadounidenses cuando los regalaban a los agricultores por abrir una cuenta corriente, en los a?os cuarenta. Lejos tambi¨¦n estaba la intenci¨®n de las empresas que comercializaron el aparato a principios del siglo XX en el pa¨ªs. Los vendedores pretendieron durante d¨¦cadas que usuarios de todas las edades y sexos vibraran con frenes¨ª casi todas las partes del cuerpo, prometiendo todo tipo de curas sin fundamento.
Toda relaci¨®n con el sexo, si exist¨ªa, la pon¨ªa cada uno. Los fabricantes distribuyeron vibradores en masa para reconfortar los cansados m¨²sculos de las abuelas y los abuelos, para aliviar los agotados pies de las amas de casa, incluso para estimular el crecimiento del cabello en los hombres calvos. Pero a Hallie Lieberman, quien ha investigado la historia de los primeros pasos de estos ingenios, parece no cuadrarle esta explicaci¨®n. Seg¨²n ella, se presentaron los vibradores como el nuevo emblema de las bonanzas de la vida el¨¦ctrica moderna y, ya de paso, para burlar el conservadurismo pol¨ªtico y la ret¨®rica antimasturbaci¨®n. Pero es un asunto en el que los expertos no se ponen de acuerdo, solo saben que de la intenci¨®n sexual, si la hubo, no ha quedado ni rastro. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que el aparato de placer que conocemos ahora naci¨® como una pseudoterapia y fue un elemento m¨¢s
?Para la histeria o los dolores de cuello?
En un primer momento, los vibradores se aplicaban a las espaldas cansadas, pero tambi¨¦n a la garganta, para curar la laringitis; a la nariz, para disminuir la presi¨®n de los senos nasales; a los est¨®magos de los beb¨¦s que sufr¨ªan c¨®licos y, por supuesto, a quienes se fracturaban un hueso. El primer vibrador electromec¨¢nico fue un dispositivo llamado ¡°percuteur¡±, inventado por el m¨¦dico brit¨¢nico Joseph Mortimer Granville a finales de la d¨¦cada de 1870. Granville pens¨® que la vibraci¨®n alimentaba el sistema nervioso humano, y desarroll¨® su percuteur como un dispositivo m¨¦dico para estimular los nervios enfermos. El m¨¦dico se adelant¨® casi una d¨¦cada a la plancha el¨¦ctrica y la aspiradora, seg¨²n se?ala el diario brit¨¢nico The Guardian, pero tambi¨¦n a cualquier evidencia cient¨ªfica de que el aparato tuviera alg¨²n efecto terap¨¦utico (al menos como se entender¨ªa actualmente).

Tampoco hay pruebas de que los m¨¦dicos usaran los vibradores en secreto para ¡°curar¡± a las mujeres hist¨¦ricas, una hip¨®tesis que se remonta a un libro de Rachel Maines, entonces historiadora de la tecnolog¨ªa y, actualmente, investigadora de la Universidad de Cornell (EE UU). Una investigaci¨®n posterior no hall¨® pruebas de que los galenos utilizaran vibradores para inducir orgasmos a sus pacientes, como parte de un tratamiento estandarizado para abordar el estado pasajero de excitaci¨®n nerviosa.
Es m¨¢s, uno de los primeros anuncios de vibradores, del a?o 1904, da a entender usos menos ¨ªntimos y dirigidos a otro tipo de bienestar. En la imagen, una mujer est¨¢ sentada, con la cabeza ligeramente ladeada, mientras una m¨¦dico con una larga bata blanca aparece detr¨¢s de ella, toc¨¢ndole el cuello. En una de sus manos lleva un vibrador el¨¦ctrico, dise?ado para aliviar la tensi¨®n de los pacientes que reciben un masaje. ¡°Con este m¨¦todo se evita el 50% de la fatiga de los masajistas y se obtienen resultados infinitamente mejores en el tratamiento¡±, se?alaba el folleto.

Una industria de la trampa y el enga?o
Conforme los vibradores fueron democratiz¨¢ndose, los m¨¦dicos comenzaron a percibir que las promesas con las que los comercializaban eran infundadas. Pese a todo, las curas el¨¦ctricas se segu¨ªan vendiendo a millones, a golpe de anuncio a toda p¨¢gina. Uno publicado en 1910 en el New York Tribune aseguraba que ¡°la vibraci¨®n destierra la enfermedad como el sol destierra la niebla¡±. En otro anuncio, de 1912, el vibrador New Life inclu¨ªa una gu¨ªa de 300 p¨¢ginas con curas de todo tipo, desde la obesidad y la apendicitis hasta la tuberculosis y el v¨¦rtigo. Todo comenz¨® a cambiar en 1915, cuando la revista de la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana dej¨® claro, por fin, que el ¡°negocio de los vibradores es un enga?o y una trampa¡±.

La pujante industria de los vibradores entr¨® en una crisis que r¨¢pidamente se convirti¨® en una oportunidad. Despu¨¦s de muchos a?os de publicidad y charlataner¨ªa, hab¨ªa crecido toda una industria dedicada a la fabricaci¨®n de estos artefactos. Cada vez hab¨ªa menos m¨¦dicos dispuestos a comprarlos, y entonces a alguien se le encendi¨® la bombilla. Los departamentos de marketing hicieron el resto: en lugar de pensar en los m¨¦dicos como clientes potenciales orientaron la producci¨®n hacia los consumidores, con lo que los anuncios se volvieron cada vez m¨¢s sutilmente sexuales.
Los estudiosos de esta vibrante historia no se atreven a concretar en qu¨¦ fecha exactamente los vibradores cambiaron de uso, pero todo sugiere que esta herramienta de placer, tal y como se conoce hoy d¨ªa, apareci¨® en 1950 y comenz¨® a venderse a gran escala y sin tapujos en 1960. Algunos anuncios de los cincuenta comenzaron a mostrar a mujeres con blusas escotadas, abiertamente felices con su vibrador, con la promesa de ¡°solucionar los nervios atascados¡±.
¡°El negocio de los vibradores es un enga?o y una trampa¡±. Con estas palabras alert¨® la revista de la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana de la realidad de los vibradores, en 1915.
Hoy d¨ªa este dispositivo existe y ha dado lugar al c¨¦lebre succionador de cl¨ªtoris, trasmitiendo movimiento; que estimulan el punto G con varios tipos diferentes de vibraci¨®n e intensidades distintas; que tienen texturas realistas hasta los m¨¢s m¨ªnimos detalles; incluso que se pueden manejar a trav¨¦s de una aplicaci¨®n, programando patrones y vincul¨¢ndolos a aplicaciones de m¨²sica para que vibren a la vez de lo que se escucha. Nada, en todo caso, que tenga que ver con la histeria femenina, sino, m¨¢s bien, con el placer m¨¢s sosegado y sereno.
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