?Son sostenibles las plantas de supermercado?
La tendencia decorativa de llenar la casa de plantas, todav¨ªa en auge en redes sociales, ha renovado el inter¨¦s por estas, cada vez disponibles en m¨¢s puntos de venta distintos a precios bajos. Su cultivo, sin embargo, puede hacer que esta tendencia verde no sea la m¨¢s sostenible
El pasado mes de junio, la poeta madrile?a Tania L¨®pez escrib¨ªa en Twitter sentirse ¡°especialmente dolida por las flores que se van muriendo en los supermercados¡±. Una tristeza espec¨ªfica que acompa?aba de fotos de p¨¦talos agrietados en los bordes, naturaleza muerta que se marchitaba junto a la l¨ªnea de cajas de alguna gran superficie. En los ¨²ltimos a?os, las plantas se han convertido en tendencia y obsesi¨®n decorativa. Han ganado en ubicuidad, desde el contenido que consumimos en Instagram (la etiqueta plant lover, amante de las plantas, acumula m¨¢s de siete millones de publicaciones) hasta una inhabitual diversidad de puntos de venta tales como supermercados, bazares, tiendas de muebles y decoraci¨®n, e incluso plataformas de compraventa online de objetos de segunda mano. Pero pese a lo verde de la tendencia, hay muchas razones para sospechar que no es un ejemplo de sostenibilidad, y que detr¨¢s de las plantas que vemos en estas superficies no existen cadenas de suministros responsables a nivel medioambiental.
El origen del problema
Elena P¨¢ez es la fundadora de Planthae, una tienda y gabinete vegetal, ubicada en la madrile?a calle Santa Ana, en la que tambi¨¦n se imparten cursos de cuidado de plantas. P¨¢ez encuentra en la nueva pauta de consumo el principal problema del impacto de esta tendencia decorativa en el planeta. ¡°Estamos en una ¨¦poca en la que la tendencia de consumo es comprar muchas plantas de interior, llenar tus espacios como llenamos el armario y desecharlas. Es m¨¢s importante tener mucho y subirlo a redes que cuidarlas y evitar que se mueran¡±, cuestiona, apuntando a que la creciente demanda prioriza los precios bajos sobre las garant¨ªas de calidad del producto. ¡°Si estamos comprando tomates cherry a un euro, algo ha pasado detr¨¢s; es decir, el ciclo de producci¨®n natural ha sido modificado de manera no sostenible ni ecol¨®gica.¡±
P¨¢ez introduce en los diversos problemas de impacto ambiental que conlleva este ritmo de producci¨®n, que encuentra amparo en la ausencia de un certificado de cultivo ecol¨®gico para viveros de plantas decorativas o de interior (que s¨ª existe, por ejemplo, para los vegetales de consumo humano). Algunos de estos problemas son, por ejemplo, la venta de plantas sin pasaporte fitosanitario en canales sin certificaci¨®n, como las plataformas de segunda mano; o el cultivo masivo para ahorrar costes, que se da con c¨¢maras de luz artificial sobre las plantas las 24 horas del d¨ªa y con el uso de qu¨ªmicos no naturales, hormonas de enraizamiento y fertilizantes para que crezcan lo m¨¢s r¨¢pido posible. ¡°Al consumidor le llega una planta que por fuera parece est¨¢ bien, pero sus ra¨ªces est¨¢n ahorcadas, es decir, retorcidas sobre s¨ª mismas, lo que podr¨ªa provocar su muerte si hay demasiada ra¨ªz en los maceteros peque?os en los que se comercializan, al contrario que en un crecimiento org¨¢nico de la especie vegetal¡±, se?ala la experta en cuidado de plantas.
La preocupaci¨®n por la manera en la que se cultivan las plantas que llegan a casa no es nueva. En 2021, el colectivo de justicia clim¨¢tica Intersectional Environmentalist publicaba en su perfil de Instagram un post divulgativo sobre el impacto clim¨¢tico de la exitosa tendencia de interiorismo, y situaba el uso y abuso de la turba como uno de los principales problemas. La turba es un material mineral formado por restos vegetales en descomposici¨®n que se extrae de turberas, pantanos de sedimentos de origen glaciar de los que se obtiene la tercera parte del carbono del suelo del planeta. Seg¨²n explica el post de Intersectional Environmentalist, tambi¨¦n se emplea como abono porque es barato y las alternativas no est¨¢n extendidas a nivel comercial, convirtiendo las plantas cultivadas en turba en la ¨²nica opci¨®n para los minoristas. Adem¨¢s, la extracci¨®n de turba provoca la emisi¨®n de gases de efecto invernadero que agravan el problema.
Para Elena P¨¢ez, de formaci¨®n ge¨®loga, la turba no es ni siquiera la opci¨®n m¨¢s nutritiva. Otras alternativas, aunque no tan baratas, son mejores como abono, y menciona la fibra de coco, las tierras compostadas, la perlita o las fibras de madera. ¡°No tiene sentido destruir nuestras reservas naturales y ecosistemas para abonar una peque?a planta de interior¡±, razona. ¡°Pero la turba est¨¢ de moda y mucho green blogger lo reclama como ¡®caviar¡¯ para plantas¡±.
?Cu¨¢l es la capacidad de acci¨®n del consumidor?
Los retos de la crisis del clima demandan un consumo cr¨ªtico y consciente, un esfuerzo que a menudo se ve recompensado por la calidad del producto adquirido. El primer punto sintom¨¢tico en el que fijarse a la hora de comprar una planta es el precio, cuanto m¨¢s bajo sea, m¨¢s baratas podemos presuponer que han sido sus condiciones de cultivo y, por tanto, menos responsables en t¨¦rminos medioambientales y justas con los viveristas. Otro truco era el que adelantaba P¨¢ez: fijarse bien en que las ra¨ªces no est¨¢n ahorcadas dentro del macetero.
Pero, sin duda, el gesto definitivo para hacer de nuestro consumo de plantas uno verdaderamente sostenible es aprender a cuidar las que ya est¨¢n en casa, mediante la b¨²squeda de informaci¨®n se pueden evitar errores comunes de principiante. Aprender a esquejar o semillar es una alternativa para salir de este ciclo de producci¨®n y consumo. ¡°Tiramos plantas a la basura cada d¨ªa porque no tenemos la paciencia ni el conocimiento para semillar, esquejar o propagar¡±, explica la bot¨¢nica, lanzando ideas llenas de nuevas posibilidades con las que hacer florecer los rincones de la casa.
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