Y en invierno ?cu¨¢nto y c¨®mo se riega? As¨ª se mantienen las plantas del jard¨ªn y la terraza cuando llega el fr¨ªo y la lluvia
La tierra y el sustrato deben tener siempre una correcta hidrataci¨®n. Al igual que las personas, es posible que en esta ¨¦poca del a?o se beba menos agua, pero ¨¢rboles y macetas la necesitan para continuar sus procesos vitales
Llegan los meses m¨¢s fr¨ªos a la Pen¨ªnsula, y su efecto ya se ha dejado sentir por fin en las plantas. Para ellas, esta bajada de temperatura es un momento vital y necesario, aunque nos parezca que estar¨ªan mejor calentitas al abrigo de un invernadero. Claro est¨¢, hablamos de aquellas que est¨¦n adaptadas a nuestro clima, para las que sobrellevar el baj¨®n de temperaturas no es un problema. Para un ficus tropical es otro cantar, y el invierno no le har¨¢ ni pizca de gracia. Evidentemente, la temperatura invernal no es la misma en la costa malague?a, en las tierras castellanas o en las islas, as¨ª que no se puede generalizar hablando del clima.
En estas semanas, las plantas se est¨¢n preparando para la invernada que forzosamente les llega en muchos sitios de Espa?a. La retirada de los nutrientes en las hojas provoca los colores oto?ales para aquellas especies caducas. Pero para las que son perennes tambi¨¦n hay cambios. Para empezar, su metabolismo se ralentiza sobremanera, hasta pr¨¢cticamente detenerse. Al menos, en apariencia. La fotos¨ªntesis es un proceso que necesita de un rango de temperaturas ideal de entre 12 a 28 ¡ãC, generalmente. As¨ª que durante muchos d¨ªas invernales la planta no puede realizarla, por lo que su maquinaria de generar energ¨ªa se detiene irremisiblemente. Pero si vienen unos d¨ªas m¨¢s c¨¢lidos, las perennifolias como un laurel (Laurus nobilis) o un aligustre del Jap¨®n (Ligustrum lucidum) pondr¨¢n en marcha su m¨¢quina fotosint¨¦tica, al contar con hojas para llevarla a cabo.
Pensar que una gran mayor¨ªa de plantas no necesita ser regada entre diciembre y febrero es un error m¨¢s habitual de lo que parece en regiones espa?olas donde pueden darse varias semanas sin lluvia. Y no solo nos referimos al jard¨ªn, sino tambi¨¦n a las plantas en macetas y jardineras en una terraza. Es obvio que la cantidad de agua que necesitar¨¢n en enero no es la misma que en el mes de mayo, con toda la planta produciendo nuevas hojas, flores y frutos y con una temperatura atmosf¨¦rica alta. Pero hay que mantener siempre, en l¨ªneas generales, una correcta hidrataci¨®n de la tierra del jard¨ªn o del sustrato de la maceta. Hay plantas que, en cambio, se beneficiar¨¢n al permanecer con las ra¨ªces secas, como les ocurre a los cactus. Quitando estas excepciones, la ra¨ªz necesita estar hidratada para estar sana. Es un poco como nuestras mucosas de la nariz, que han de tener ese punto de humedad.
A la posibilidad ya mencionada de que aparezcan varias semanas sin lluvias hay que sumarle el hecho de la mayor o menor cantidad de horas de sol, sin d¨ªas nublados, y la presencia de uno de los factores m¨¢s desecantes que hay para la planta: el viento. Con d¨ªas ventosos se hace a¨²n m¨¢s necesario asegurarse de que las plantas del jard¨ªn o la terraza cuentan con agua suficiente en la ra¨ªz para hacer frente a este par¨¢metro desecador.
Por otro lado, si lloviera hay que estar seguros de que la lluvia ha penetrado lo suficiente en la tierra. Hay un refr¨¢n maravilloso que encierra parte de la amplia sabidur¨ªa del campesino: ¡°Agua de cielo no quita riego¡±. Por eso, el mejor aparato de medida para saber la cantidad de agua que necesitan las plantas es el ojo y la experiencia de la persona que las cuida en un lugar concreto. De esta manera, sabr¨¢ cu¨¢ndo activar el sistema de riego, abrir las mangueras o llenar la regadera para asistir a sus queridos seres vegetales. Si tenemos dudas, podemos realizar una cata de forma sencilla con un solo golpe de azada. Si despu¨¦s de abrir el terreno vemos que los primeros cent¨ªmetros de la tierra est¨¢n secos, es el momento de regar.
Aunque no todos los jardines se riegan por igual. Hay algunos acostumbrados a la ausencia de agua una vez que est¨¢n establecidos. Si se han elegido especies aut¨®ctonas y resistentes al clima local, esa es una ganancia, y un estilo de jardiner¨ªa naturalista cada vez m¨¢s en boga. Pero incluso en ellos hay que tener un especial cuidado en ciertos lugares, como recuerda Gilberto Segovia, ingeniero agr¨ªcola: ¡°Cuando llueve, puede que esa agua ca¨ªda sea suficiente para el jard¨ªn. Pero si tienes un ¨¢rbol perenne, como un cipr¨¦s (Cupressus sempervirens) o una encina (Quercus ilex), en sus copas se queda una gran parte de la lluvia. Entonces, debajo de esos ¨¢rboles el suelo est¨¢ seco y la planta que se encuentre all¨ª sufre, aunque el resto del jard¨ªn est¨¦ h¨²medo¡±.
En la terraza hay que estar todav¨ªa m¨¢s pendientes a¨²n del agua, ya que es muy f¨¢cil que el cepell¨®n de las plantas se deshidrate. Cuanto m¨¢s grande sea la planta, o menor tama?o tenga la maceta, hay que estar m¨¢s alerta ante la necesidad acuciante de agua.
Pero, ?y qu¨¦ ocurre con las plantas de interior? Ellas se libran del efecto del invierno. Bueno, solo en apariencia. Para ellas, desde luego que la temperatura no es un factor limitante en su cultivo. Pero el uso de las calefacciones puede causar a¨²n m¨¢s sequedad, as¨ª que hay que vigilar, de nuevo, que el sustrato no se seque. Lo que s¨ª que les va a afectar es la bajada de las horas de luz, as¨ª como de su intensidad. Por esta raz¨®n hay que encontrar el equilibrio entre no regar en exceso ¡ªpor su menor capacidad para realizar la fotos¨ªntesis¡ª y cuidar la sequedad causada por las calefacciones. Pero se debe respetar, como siempre, la m¨¢xima jardinera de regar las plantas de interior solamente cuando el sustrato se haya secado, como regla general. Es ahora cuando es m¨¢s f¨¢cil que el exceso de riego origine la muerte de las plantas del sal¨®n.
Vemos as¨ª c¨®mo es posible que en el invierno las plantas, como las personas, beban menos agua, pero la sigan necesitando para continuar con sus procesos vitales.
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