La historia del sexo anal: de pecado capital a una pr¨¢ctica normalizada
Atr¨¢s quedan los tiempos en los que la sodom¨ªa era un crimen que llevaba a la hoguera, el anticonceptivo para llegar virgen al matrimonio o una desviaci¨®n enfermiza. El ¡®revival¡¯ de esta pr¨¢ctica sexual que no es compatible con las prisas tiene tambi¨¦n su parte de explicaci¨®n en la revalorizaci¨®n del trasero como elemento er¨®tico
No cabe duda de que el ano es una zona er¨®gena con una enorme carga simb¨®lica, cultural y social. Durante mucho tiempo, la sodom¨ªa fue pecado capital, uno de los peores que el ser humano pod¨ªa cometer, con la pena extrema de muerte en la hoguera. Era tambi¨¦n el anticonceptivo natural m¨¢s seguro y la ¨²nica manera que ten¨ªan las mujeres de llegar v¨ªrgenes, aunque no inexpertas, al matrimonio. Tal vez por eso, era sin¨®nimo de lascivia, un acto sexual, entre heteros, no destinado a la procreaci¨®n y que desobedec¨ªa el mandato divino de ¡±creced y multiplicaos¡±. El sexo anal entra?a, para muchos, un grado importante de sumisi¨®n; aderezado con la idea de suciedad, al ser esta la zona donde el cuerpo humano expulsa sus desechos.
¡°El crimen de sodom¨ªa es un delito que procede de la invenci¨®n¡±, cuenta Miguel ?ngel Chamocho Cantudo, autor de Sodom¨ªa. El crimen y pecado contra natura o historia de una intolerancia (Dykinson, 2012); adem¨¢s de catedr¨¢tico de Historia de Derecho en la Universidad de Ja¨¦n y miembro del Instituto de Historia de la Intolerancia (Real Academia de Legislaci¨®n y Jurisprudencia). ¡°La invenci¨®n de la sodom¨ªa tuvo lugar con motivo de una concreta y dirigida interpretaci¨®n de un texto hebraico (G¨¦nesis 19), que trata de la destrucci¨®n de Sodoma y Gomorra por el supuesto intento de violaci¨®n homosexual perpetrado por los habitantes de Sodoma contra los enviados de Dios, alojados en la casa de Lot¡±, explica. ¡°Ocurriera este acontecimiento o no, lo cierto es que la posterior interpretaci¨®n cat¨®lica de este pasaje b¨ªblico fue suficiente para considerar este tipo de pr¨¢ctica sexual como uno de los pecados contrarios a la naturaleza de las cosas, que Dios orden¨® en los seis d¨ªas de la creaci¨®n. Gracias a la influencia de la Iglesia, a partir del siglo IV, en la mayor parte de los reinos europeos este pecado se convirti¨® en crimen o delito, y en uno de los peores que el ser humano pod¨ªa cometer, con una persecuci¨®n ignominiosa y con pr¨¢cticas procesales probatorias basadas en conjeturas o en testimonios m¨¢s que dudosos, que decretaba una pena capital tremenda, la muerte en la hoguera¡±, prosigue el catedr¨¢tico. ¡°El paso de los a?os suaviz¨® la ejemplaridad de la ejecuci¨®n de la pena por la que, y para evitar el sufrimiento de las llamas, los condenados como sodomitas eran ejecutados primero, generalmente mediante garrote, y posteriormente el cuerpo, ya inerte, era devorado por las llamas¡±.
Al principio, esta falta era cometida, mayormente, entre personas del mismo sexo. Con el paso del tiempo y la consideraci¨®n de que las relaciones sexuales ten¨ªan como ¨²nica finalidad la procreaci¨®n y el placer era un simple accidente (que no era deseable que viniera solo), empez¨® a considerarse tambi¨¦n el delito de sodom¨ªa en las uniones hombre-mujer.
¡°Un canonista an¨®nimo del siglo XV, identificaba estas pr¨¢cticas sexuales como un delito cuando lo comet¨ªa el marido con su esposa, porque ¡®el bien de la prole se pone a prueba en el caso de los c¨®nyuges¡±, subraya Chamocho. ¡°Incluso hubo un te¨®rico, en el siglo XVII, el franciscano Sinistrari D?Ameno, que lleg¨® a publicar toda una obra dirigida a hacer comprender a la sociedad que el sexo entre dos mujeres tambi¨¦n deb¨ªa considerarse como una relaci¨®n sodom¨ªtica. As¨ª, el considerado vicio sexual en el g¨¦nero femenino corr¨ªa la misma suerte que el de los hombres¡±.
Como se apunta en el libro de Chamocho, la despenalizaci¨®n del delito de sodom¨ªa se fue realizando con la Ilustraci¨®n y con la redacci¨®n de los primeros c¨®digos penales a comienzos del siglo XIX, bajo la corriente del pensamiento del derecho natural racionalista, que consagraba el principio de la libertad de los seres humanos. ¡°Se empezaba a comprender que las relaciones sexuales consentidas, ¨ªntimas, sin perjuicio de que fueran o no dirigidas a la procreaci¨®n, dentro o fuera del matrimonio, y con personas o no del mismo sexo, formaban parte del desarrollo de la libertad de cada uno de los ciudadanos, no pudiendo entrar el Estado a criminalizar esas conductas¡±, puntualiza Miguel ?ngel Chamocho.
Aunque despenalizada esta pr¨¢ctica, no se libr¨® de su halo de pecado, falta o desviaci¨®n y pas¨® entonces a ser considerada como una conducta patol¨®gica, enfermiza, que exig¨ªa una respuesta m¨¦dica a trav¨¦s de la psiquiatr¨ªa. ¡°Nace as¨ª la medicina forense para valorar y calificar a los ¡°invertidos sexuales¡±, sentencia este historiador.
El auge del sexo anal
¡°Hoy podemos decir que esta pr¨¢ctica ha aumentado en cuanto a frecuencia y que es una actividad habitual en parejas j¨®venes heterosexuales¡±, se?ala la ginec¨®loga y sex¨®loga Francisca Molero, tambi¨¦n directora del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa. ¡°Pero no solo eso, hay tambi¨¦n muchos hombres que, sin considerarse homosexuales, tienen relaciones con otros hombres porque quieren ser penetrados, o les piden a sus parejas femeninas que lo hagan con un dildo o juguete sexual¡±.
En esta evoluci¨®n de la conducta sexual, algunos hombres se plantean explorar, en carne propia, el placer que puede proporcionarles el sexo anal con sus parejas femeninas. ¡°La mayor¨ªa lo hacen muy t¨ªmidamente e, incluso, buscan un permiso profesional o social¡±, se?ala Ra¨²l Gonz¨¢lez Castellanos, sex¨®logo, psicopedagogo y terapeuta de pareja del gabinete de apoyo terap¨¦utico A la Par, en Madrid. Serena, masajista er¨®tica, que trabaja en la capital y se anuncia en internet, reconoce que muchos hombres le piden el extra del pegging (penetraci¨®n anal con un dildo y un arn¨¦s). ¡°Son heterosexuales, pero quieren probar esta pr¨¢ctica o ya la han probado y les resulta muy excitante. Sin embargo, no se atreven a ped¨ªrsela a sus mujeres o parejas por temor a su reacci¨®n¡±, se?ala.
Este revival de la sodom¨ªa puede tener tambi¨¦n su parte de explicaci¨®n en la revalorizaci¨®n del trasero como elemento er¨®tico, ahora que se llevan las culonas (Jennifer Lopez o las Kardashian) y que, personas de ambos sexos demandan, cada vez m¨¢s, implantes de gl¨²teos. ¡°El sexo anal ha tenido mucho protagonismo en otras culturas, sobre todo de pa¨ªses africanos o de Am¨¦rica Latina¡±, se?ala Molero, ¡°ya que es una pr¨¢ctica que permite tener relaciones a la vez que se mantiene intacto el himen, como prueba de virginidad, algo imprescindible en muchas sociedades para poder acceder al matrimonio¡±.
Una zona sensible y muy metaf¨®rica
¡°La sensibilidad en el ano se debe a que es una rama de la zona p¨¦lvica muy enervada. En la mujer hay solo una pared que separa el recto de la vagina, y para muchas el sexo anal se puede comparar con la sensaci¨®n que produce una penetraci¨®n profunda¡±, comenta Molero. ¡°En el hombre, est¨¢ todo el tema de la estimulaci¨®n prost¨¢tica; pero, adem¨¢s, el esf¨ªnter anal forma parte del suelo p¨¦lvico y todos hemos o¨ªdo sobre la relaci¨®n que tiene esta parte de la anatom¨ªa con los orgasmos y el placer¡±.
El annilingus es una pr¨¢ctica que sube al cielo a mucha gente, aunque no es f¨¢cil encontrar voluntarios para llevarla a cabo. ¡°Toda actividad sexual relacionada con el ano requiere de una especial delicadeza, de m¨¢s tiempo y dedicaci¨®n¡±, recuerda Molero. ¡°El sexo anal no es compatible con las prisas. Hay que tener un mayor grado de excitaci¨®n, hay que ir poco a poco, utilizar dilataciones progresivas (con la mano o alg¨²n juguete er¨®tico) y echar mano de alg¨²n lubricante. Requiere tambi¨¦n un grado de erecci¨®n m¨¢s potente y, sobre todo, hay que tener en cuenta que es la pr¨¢ctica sexual que entra?a m¨¢s riesgo a la hora de contraer una ETS. Hay que usar, por tanto, preservativo, pero a menudo no se hace porque el riesgo de embarazo es cero. No olvidemos que la mucosa anal est¨¢ muy vascularizada. No es como la vaginal, que es m¨¢s fuerte y tiene varias capas. La del ano tiene muchos vasos sangu¨ªneos y es f¨¢cil que haya peque?as erosiones que produzcan sangre, lo que aumenta el riesgo de contraer una ETS¡±, apunta esta ginec¨®loga.
En el 2013, la actriz Isabelle Stoffel present¨® en Madrid y en el Festival de Edimburgo, un mon¨®logo basado en el libro autobiogr¨¢fico La rendici¨®n de la neoyorquina Toni Bentley, que trataba, entre otras cosas, esta cuesti¨®n. Pues bien, en una entrevista a EL PA?S, Stoffel argumentaba teor¨ªas como esta: ¡°En el culo, la verdad siempre sale a la luz. Una polla en un culo es como la aguja de un detector de mentiras. El culo no puede mentir: si mientes, te duele¡±. O esta otra: ¡°En la sodom¨ªa, la confianza lo es todo. Si te resistes, pueden hacerte da?o de verdad. Con esta pr¨¢ctica he aprendido mucho, pero, sobre todo, he aprendido a rendirme¡±.