Cambio de tornas: el trasero amenaza con desterrar al pecho como s¨ªmbolo sexual
Esta tendencia llega en parte gracias a famosas como Jennifer Lopez y las Kardashian, pero tambi¨¦n por el auge de la sexualidad no reproductiva m¨¢s primitiva e, incluso, como estrategia de empoderamiento de la mujer
Es parad¨®jico c¨®mo el cuerpo humano, que ha necesitado siglos de evoluci¨®n, es lo que m¨¢s r¨¢pidamente se adapta a las modas y tendencias del momento. Claro que la evoluci¨®n anat¨®mica, en lo que a traseros se refiere, recibe hoy en d¨ªa variadas ayudas: de la cirug¨ªa pl¨¢stica a los jeans levantacolas que trajo la migraci¨®n latina, pasando por el fitness cular, destinado a esculpir pompis de granito. Ya hay modalidades como el body pump, el crossfit o el GAP (gl¨²teos-piernas-abdomen), imprescindibles para entrar en el club de las Kardashian, porque la retaguardia se ha convertido en el nuevo s¨ªmbolo sexual femenino que amenaza incluso con desterrar a los eternos y legendarios pechos.
Pero en esta sociedad del m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa no basta con tener un pandero grandioso, hay que mostrarlo al mundo y saber moverlo. Para eso naci¨® el belfie, un autorretrato de la parte final de la espalda, que empieza a hacerle sombra al selfi, al igual que el twerking y el perreo. YouTube est¨¢ lleno de tutoriales que ense?an a mover el culo con autonom¨ªa propia; al mismo tiempo que conectan ¨¢reas de nuestro cerebro, ya atrofiadas debido a nuestro paso evolutivo al modo b¨ªpedo, con m¨²sculos de nuestros gl¨²teos, hasta ahora innecesarios para pasarse 10 horas diarias sentados frente a un escritorio.
?Pero por qu¨¦ este ascenso mete¨®rico de los culos como representantes y depositarios del sex appeal femenino? Para el doctor Orestes Fern¨¢ndez, cirujano pl¨¢stico del ¨¢rea de cirug¨ªa corporal del Instituto de Benito, en Barcelona, ¡°a d¨ªa de hoy, son los artistas y las celebrities los que van cambiando estas tendencias. En este caso, podemos decir que la inici¨®, hace a?os, Jennifer Lopez y la han ampliado las Kardashian. Finalmente, se ha puesto de moda un cuerpo que recuerda al de la mujer brasile?a que, generalmente, no tiene demasiado pecho pero si unas nalgas poderosas¡±.
Una singularidad del culo es que es unisex y que todo el mundo tiene uno, independientemente de su sexo y su g¨¦nero, as¨ª que depositar el atractivo en esta parte de la anatom¨ªa simpatiza m¨¢s con la filosof¨ªa queer y con el g¨¦nero fluido, adem¨¢s de ser mucho m¨¢s rentable. Seg¨²n el doctor Fern¨¢ndez, ¡°la mayor¨ªa de los implantes que se hacen actualmente son de mamas; pero le siguen los de gl¨²teos, que no son exclusivos del g¨¦nero femenino, ya que muchos hombres tambi¨¦n los demandan, especialmente personas dentro del colectivo LGTBI¡±. Tambi¨¦n destaca: ¡°Otro fen¨®meno que est¨¢ creciendo mucho es que cuando a un paciente, ya sea hombre o mujer, se le hace una liposucci¨®n, pide que esa grasa que le hemos quitado se la pongamos en los gl¨²teos, intentando darles al culo una forma m¨¢s respingona¡±.
Culo veo, culo quiero, parece ser la tesis defendida por este cirujano. A?os de visionado de v¨ªdeos de reguet¨®n, bachata y dem¨¢s ritmos latinos y africanos han acostumbrado a las retinas a culazos que palpitan al ritmo de la m¨²sica; y claro, pocos quieren engrosar la fila de los culo-carpeta semirr¨ªgidos.
¡°En la sociedad global, lo blanco-hetero-cauc¨¢sico ya no es mayor¨ªa. Gracias a las migraciones hay m¨¢s colores, gustos y cuerpos¡±, se?ala Delfina Mieville, soci¨®loga y sex¨®loga con consulta en Madrid. ¡°Por lo tanto, aquellos cuerpos que no puedo adoctrinar, los compro. ?No puedo con los gais? Creo toda una gama de est¨¦tica y servicios. ?No puedo anular a la poblaci¨®n latina? Creo cosas para vend¨¦rselas y los convierto en mis clientes. ?Qui¨¦n nos hubiera dicho, hace 40 a?os, que ¨ªbamos a ir con gorras al rev¨¦s, tatuajes en la cara o camisetas de baloncesto que parecen vestidos largos! ?Qui¨¦n nos iba a decir que olvidar¨ªamos nuestros bailes r¨ªgidos en favor de la salsa o la bachata! Las nalgas, all¨¢ y entonces, eran s¨ªmbolo de fertilidad; ahora son un producto m¨¢s del mercado, en un capitalismo que todo lo vende¡±.
Por otro lado, centrar la atenci¨®n sexual en el culo remite a nuestro lado m¨¢s primitivo. Los animales, cuando est¨¢n excitados o en celo, se olfatean sus traseros, que comparten vecindad con los ¨®rganos sexuales, y copulan por detr¨¢s, excepto nuestros primos hermanos, los bonobos, que lo hacen cara a cara.
Seg¨²n Sylvain Bosselet, psic¨®logo, fil¨®sofo, escritor franc¨¦s y autor de Petite philosophie du cul (Peque?a filosof¨ªa del culo) (editorial Br¨¦al), ¡°los humanos tardaron mucho tiempo en ponerse en posici¨®n vertical y la consecuencia anat¨®mica de esto se tradujo en unas nalgas redondas (a diferencia de los otros grandes simios) como medio de locomoci¨®n muscular y prolongaci¨®n de una columna vertebral en forma de S. La verticalidad escondi¨® los genitales femeninos y la imposibilidad de detectar, a simple vista, el estado de disponibilidad de la mujer. Los senos generosos se convirtieron, entonces, en un indicador de fecundidad y de capacidad de amamantar a las cr¨ªas; pero las caderas y los gl¨²teos grandes se relacionaron tambi¨¦n con una mayor facilidad para el parto y una reserva de grasa, necesaria para la larga crianza de los ni?os o para sobrevivir a las ¨¦pocas de vacas flacas¡±.
Pero el trasero nos remite tambi¨¦n a una sexualidad no reproductiva y, por lo tanto, prohibida durante gran parte de la historia de la humanidad; en la que las religiones y la moral imperante denigraban los revolcones sin consecuencias. El sexo anal era la puerta de atr¨¢s de las relaciones sexuales prematrimoniales en mujeres que quer¨ªan llegar v¨ªrgenes al matrimonio. El culo como lugar del placer y del dolor. All¨ª puede ocurrir de todo menos un acto reproductivo.
En este contexto, y seg¨²n Bosselet, ¡°las nalgas ganan protagonismo en detrimento de los senos; ya que est¨¢n desligadas del acto de tener descendencia, son comunes a ambos sexos y, al simbolizar la fertilidad durante siglos, guardan su naturaleza excitante¡±. ¡°Los culos podr¨ªan constituir una vuelta a la naturaleza bruta y a nuestro origen bestial. Incluso el fen¨®meno podr¨ªa interpretarse como una estrategia femenina para conquistar una mayor parcela de poder en la sociedad machista. El deseo masculino por los culos femeninos pone a los hombres de rodillas¡±, dice este fil¨®sofo utilizando el s¨ªmbolo de que los pechos quedan a la altura de la vista, mientras que para tocar o besar un trasero hay que agacharse un poco. La retaguardia est¨¢ tambi¨¦n m¨¢s conectada con un sexo m¨¢s impersonal, menos rom¨¢ntico, donde no se ve al otro y donde no hay un cara a cara. O, puede tener relaci¨®n, como apunta Delfina Mieville, con ¡°pr¨¢cticas m¨¢s arriesgadas, propias del BDSM, y la atracci¨®n de todo aquello que tenga que ver con tener a alguien de espaldas, al que no puedes ver ni controlar¡±.
Los libros de historia de la moda coinciden en que las ¨¦pocas convulsas gustan de siluetas con vol¨²menes. Quiz¨¢s estemos volviendo al modelo de siglos pasados, donde los ricos eran personas con exceso de peso (se?al de riqueza y opulencia) y los pobres eran delgados. Incluso las ropas de la clase alta exageraban sus contornos, como pasaba con las almohadillas que las mujeres llevaban en el siglo XVIII para prolongar sus posaderas, llamadas bumbs o rumps (en ingl¨¦s) y culs (en franc¨¦s). Tal vez las nalgas rotundas est¨¦n diciendo, en c¨®digo morse, que hay que llenar los graneros porque se avecinan duros tiempos de escasez.
Rita Abundancia es periodista, sex¨®loga y autora de la web RitaReport.net.
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