¡°?Qui¨¦n se cree que es?¡±: por qu¨¦ en 2024 el p¨²blico se ha vuelto contra Jennifer Lopez
La carrera de la actriz y cantante pareci¨® tocar techo con su actuaci¨®n en la Super Bowl en 2020, pero el fracaso de su ¨²ltimo disco, un documental demasiado eg¨®latra y una serie de testimonios sobre su verdadero papel en sus canciones han hecho que su popularidad est¨¦ en entredicho
Este a?o Jennifer Lopez celebra su 25 aniversario como estrella mundial. Y est¨¢ siendo uno de los m¨¢s dif¨ªciles. Los resultados comerciales de su ¨²ltimo ¨¢lbum han sido decepcionantes, ha cancelado siete conciertos de su gira estadounidense ante la escasa venta de entradas y se ha abierto una veda para que desde columnas y redes sociales se cuestione su imagen, su carrera y su historia personal. El detonante ha sido el testimonio de una cantante que asegura que Lopez apenas canta en sus canciones m¨¢s conocidas.
La primera vez que Jennifer Lopez protagoniz¨® titulares, su nombre aparec¨ªa al lado de su precio: un mill¨®n de d¨®lares. Es lo que cobr¨® por Selena en 1997 y lo que la convirti¨® en la primera actriz latina en alcanzar ese sueldo. A los periodistas les chocaba la naturalidad con la que Lopez hablaba sobre dinero, un tema tab¨² para las estrellas de Hollywood. ¡°Se pensaban que les iba a salir barata por Un romance muy peligroso (1998), pero yo le insist¨ªa a mi agente: ¡®No, no, no. Pide m¨¢s¡±, declar¨® a Movieline. ¡°La gente no se lo cree, pero me est¨¢n pagando menos de lo que deber¨ªa¡±. La gente, efectivamente, no se lo cre¨ªa: una desconocida pidiendo un sueldo de estrella. As¨ª surgi¨® una frase que ha perseguido a Lopez durante a?os: ¡°?qui¨¦n se cree que es?¡±.
En 1999, cuando estaba a punto de convertirse en estrella de cine, Lopez debut¨® como cantante con On The Six. El t¨ªtulo del disco hac¨ªa referencia a la l¨ªnea de metro que cog¨ªa para ir a las pruebas de casting desde el Bronx hasta Manhattan. Ella se ha asegurado de que sus or¨ªgenes de barrio, que convert¨ªan su triunfo en una ¨¦pica historia de superaci¨®n, siempre formen parte de su narrativa, desde la pel¨ªcula Sucedi¨® en Manhattan (2002) hasta la canci¨®n Jenny From The Block.
En 2003 Jennifer Lopez ya era un complejo industrial. Ella misma se bautiz¨® como una marca (Jlo) y sac¨® un perfume, Glow, cuando ninguna estrella de primer nivel hac¨ªa esas cosas. Fue la primera persona en tener a la vez una pel¨ªcula y un disco en el n¨²mero 1. Pero cuando empez¨® a salir con Ben Affleck, se publicaron titulares como ¡°Ben Affleck se acuesta con el servicio¡± (no le estaban acusando de infidelidad, sino que estaban llamando sirvienta a la actriz y cantante). La serie South Park ridiculiz¨® que se autoerigiese abanderada de la poblaci¨®n latina sin hablar castellano, en un episodio que la denominaba ¡°una zorra cruel¡±. Y Conan O¡¯Brien recre¨® una cita entre Affleck y Lopez: ¡°para hacer de ¨¦l hemos cogido a nuestro becario, para hacer de ella, a nuestra se?ora de la limpieza¡±.
El exhibicionismo de la pareja, sus salidas a cenar en ch¨¢ndal con pedrer¨ªa incrustada, la celebraci¨®n de su compromiso con cubos de pollo frito y el rumor de que Affleck le hab¨ªa comprado a su prometida un retrete con zafiros, rub¨ªes, perlas y un diamante (dise?ado por ¨¦l mismo y valorado en 150.000 euros) generaron todo tipo de cr¨ªticas clasistas que afirmaban que por mucho dinero que tuviera, Lopez nunca dejar¨ªa de ser una ordinaria. Una mujer sin clase y obsesionada con la ostentaci¨®n de su nueva riqueza. Cuando se propag¨® el rumor de que hab¨ªa asegurado su trasero en un mill¨®n de d¨®lares (que ella ha negado en varias ocasiones), la gente se lo crey¨® no porque fuera verdad, sino porque se correspond¨ªa con la imagen que se hab¨ªan formado de ella en su cabeza.
En 2003, un editorial de The Guardian titulado Por qu¨¦ nos encanta odiar a Jlo la denomin¨® ¡°la mujer m¨¢s vilipendiada de la cultura popular moderna¡±. ¡°Es un s¨ªmbolo del consumismo exacerbado, de romper barreras en cuanto a la sexualidad p¨²blica y de los artistas que se comportan como marcas de marketing¡±, se?alaba Lawrence Donegan.
En los 2000 hab¨ªa tres cosas que todo ser humano sab¨ªa sobre Jennifer Lopez: lo del trasero del mill¨®n de d¨®lares, su delirante acuerdo prenupcial con Affleck (que exig¨ªa cuatro coitos semanales) y sus caprichos de diva. Se dec¨ªa que exig¨ªa que nadie se dirigiese a ella ni la mirase, que le diesen vueltas a su caf¨¦ en el sentido contrario a las agujas del reloj, que no se relacionaba directamente con los trabajadores sino que se comunicaba a trav¨¦s de un asistente, que era taca?a con las propinas, que se negaba a trabajar con personas cuyo signo zodiacal fuese virgo o que exig¨ªa que sus camerinos fueran enteramente blancos. Estos dos ¨²ltimos son los ¨²nicos rumores confirmados: el primero lo ratific¨® Heather Morris (Glee) y el segundo lo cont¨® Alberto Caballero, que en 1999 trabajaba en Noche de fiesta. El p¨²blico consideraba a Jennifer Lopez, adem¨¢s de una superestrella, una parodia de las superestrellas.
Pero a mediados de la d¨¦cada pasada, la cuarta ola feminista abraz¨® a Jennifer Lopez. En 2020 su papel de stripper en Estafadoras de Wall Street le granje¨® las mejores cr¨ªticas de su carrera y su actuaci¨®n junto a Shakira en la Super Bowl la coloc¨® en la cima del mundo. En 2021 cant¨® America The Beautiful en la inauguraci¨®n presidencial de Joe Biden y, durante las ¨²ltimas notas de la canci¨®n, se permiti¨® el capricho de cantar Let¡¯s Get Loud. Fue un homenaje a la poblaci¨®n latina de Estados Unidos, tan vilipendiada por Donald Trump, y tambi¨¦n un homenaje a s¨ª misma: nadie pod¨ªa esperar, cuando meneaba las caderas con aquel ¨¦xito de salsa dance en el verano de 2000, que la chica del Bronx llegar¨ªa tan lejos. ?C¨®mo ha acabado atrapada en esta crisis de imagen entonces?
Todo empez¨® durante la pandemia. Lopez comparti¨® v¨ªdeos de su confinamiento en los que sus hijos jugaban en un jard¨ªn del tama?o de un estadio de f¨²tbol. Para conmemorar el aniversario de su ¨¦xito Love Don¡¯t Cost A Thing (del a?o 2000) anim¨® a sus seguidores a grabarse tirando objetos de lujo en la playa al ritmo de la canci¨®n cuando la mayor¨ªa de la gente, todav¨ªa confinada, no ten¨ªa ni objetos de lujo ni una playa en la que grabarse arroj¨¢ndolos. Para una mujer empe?ada en que la autenticidad forme parte de su marca (tiene dos canciones tituladas I¡¯m Real), Lopez se mostraba extravagantemente desconectada de la realidad.
Este a?o, su mastod¨®ntico proyecto audiovisual This Is Me... Now (un disco, una pel¨ªcula musical y un documental) recibi¨® cr¨ªticas socarronas que la acusaban de narcisista, eg¨®latra y cero autoconsciente. Ella misma financi¨® la pel¨ªcula y en el documental se la ve agradeciendo a su equipo ¡°porque os ped¨ª la luna cuando ten¨ªamos presupuesto para un paquete de chichles¡±. La pel¨ªcula ha costado 20 millones de euros. Hasta Jane Fonda aparece en el documental para decirle que quiz¨¢ no sea buena idea volver a sobreexponer as¨ª su relaci¨®n con Ben Affleck, con quien termin¨® cas¨¢ndose en 2021.
El disco pas¨® una sola semana entre los 200 discos m¨¢s exitosos de Estados Unidos (entr¨® el puesto 38 y luego desapareci¨®) y tuvo que redise?ar su gira: ante la escasa venta de entradas inicial, decidi¨® reconvertirlo en una gira de grandes ¨¦xitos, siempre m¨¢s atractiva para las masas. La paradoja es que Lopez tiene 253 millones de seguidores en Instagram, lo cual no se traduce en personas dispuestas a pagar por verla en directo. Y aqu¨ª la palabra clave es, precisamente, directo.
La primera en insinuar que Lopez no cantaba realmente en sus canciones fue otra estrella: Mariah Carey. Las dos mujeres fueron rivales a principios de los 2000 a causa de Tommy Mottola, exmarido y exjefe de Carey, que sabote¨® su carrera rob¨¢ndole ideas y d¨¢ndoselas a Lopez. Aquella enemistad gener¨® uno de los memes favoritos de internet (I don¡¯t know her) y una ristra de pullas a lo largo de los a?os: cuando Carey dijo que dorm¨ªa tres horas diarias, la entrevistadora Vanessa Grigoriadis apunt¨® que Lopez dorm¨ªa ocho para descansar bien la piel. ¡°Si yo no tuviera que cantar en mis propias canciones tambi¨¦n dormir¨ªa ocho horas diarias¡±, replic¨® Carey. Nadie entendi¨® a qu¨¦ se refer¨ªa.
¡°when told jlo claims to get 8, mariah said if i had the luxury of not having to actually sing my own songs, i¡¯d do that too.¡± https://t.co/0E3CtpkUpm https://t.co/E2gcNfghOh
— Azula¡¯s Therapist (@ohgodjohnwhy) August 15, 2022
Hoy mucha gente entiende esa burla. Quiz¨¢ porque los contratos de confidencialidad est¨¢n empezando a caducar (han pasado 20 a?os), la cantante Natasha Ramos se anim¨® a esclarecer en TikTok un rumor que llevaba mucho tiempo recorriendo los m¨¢rgenes de internet sin conseguir entrar en la conversaci¨®n mainstream: que Jennifer Lopez no canta en la mayor¨ªa de sus estribillos.
Ramos fue contratada para cantar la demo de Jenny From The Block. Al equipo de producci¨®n le gust¨® tanto su voz, muy parecida a la de Lopez, que le pidi¨® que grabase otras cinco canciones para el disco This Is Me... Then (entre ellas, el single I¡¯m Glad). Ramos recibi¨® 3.500 d¨®lares (al cambio, algo m¨¢s de 5000 euros de 2024) y el cr¨¦dito de corista. Sin embargo, tal y como asegura ella y tal y como demuestra la demo original, es su voz la que suena en la canci¨®n final. Y no solo en los coros, sino en la carcajada y en el grito de guerra ¡°From the Bronx!¡±. La voz de Lopez solo suena en las estrofas.
Esta vez la noticia s¨ª tuvo repercusi¨®n. Varios medios desenterraron este secreto a voces: en I¡¯m Real y Ain¡¯t It Funny es Ashanti quien canta el estribillo, en Play es Christina Milian y en la m¨¢s reciente Ain¡¯t Your Mama, Meghan Trainor. Varios analistas han apuntado que en otros grandes ¨¦xitos de Lopez como If You Had My Love, Love Don¡¯t Cost a Thing y All I Have, la voz de Lopez tampoco suena en los estribillos y han especulado con que en realidad los grabaron coristas como Shawnyette Harrell, Makeva Riddick, Canela Cox o Shalene Thomas. La teor¨ªa presupone que recurr¨ªan a esas voces, con m¨¢s rango que la de Lopez, para disimular las carencias vocales de la estrella, capaz de defender las notas de una estrofa, pero no las de un estribillo.
En enero se viraliz¨® un clip en el que la actriz de moda Ayo Edebiri (The Bear) cuestionaba el talento de Lopez durante su intervenci¨®n en un podcast en 2020. ¡°La carrera de Jennifer Lopez es una estafa a largo plazo¡±, opin¨® Edebiri. ¡°El tema es que ella cree que es la que canta en las canciones. Pero no es ella. Y la gente cuando lo cuenta dice: ¡®Jlo no tuvo tiempo de ir al estudio¡¯. En plan que ¡®estaba ocupada¡¯. ?Haciendo qu¨¦? Porque cantando desde luego que no¡±.
En marzo se viraliz¨® un v¨ªdeo de Lopez escupiendo un chicle en la mano de su asistente durante el rodaje de Jefa por accidente en Nueva York. La pel¨ªcula es de hace seis a?os. Que se viralice ahora significa que la opini¨®n p¨²blica se le ha vuelto definitivamente en contra a Lopez y que es temporada abierta de caza contra ella. Ella siempre ha sido un blanco f¨¢cil. ¡°Performar autenticidad es un arma de doble filo para las celibridades¡±, escribi¨® ?lex Zaragoza en una columna publicada en Los Angeles Times. ¡°El p¨²blico se te volver¨¢ en contra en cuanto le resultes demasiado irritante, demasiado protagonista, demasiado adorable, demasiado cualquier cosa, especialmente si eres mujer¡±.
En su an¨¢lisis para The Ringer, Justin Charity destaca que Lopez ¡°siempre ha sido una figura antip¨¢tica, una trepa cuyos tropiezos despertaban satisfacci¨®n, una villana del pop. Y ese cinismo proviene de la desproporci¨®n entre su fama y su talento. Jlo es una estrella con talento, ?pero talento para qu¨¦, exactamente?¡±.
En abril, las redes sociales se pon¨ªan las botas cuestionando su repetid¨ªsima historia de or¨ªgenes. En un momento dado del documental The Greatest Story Never Told, la cantante se despeina el cabello mientras recuerda que cuando ten¨ªa 16 a?os ¡°llevaba el pelo as¨ª, correteaba en el Bronx, barrio arriba, barrio abajo; era una ni?a alocada y salvaje; sin l¨ªmites y llena de sue?os¡±. El clip de 13 segundos propici¨® comentarios en las redes sociales como: ¡°Esa historia de ¡®Soy humilde, soy del barrio¡¯ ya no te funciona. Para ya¡± o ¡°Llegados a este punto el barrio merece derechos de autor¡± o ¡°Ben tiene que escuchar la historia del Bronx todos los d¨ªas¡±.
Pero la opini¨®n m¨¢s comentada fue la de una vecina de Lopez: ¡°?bamos al mismo colegio de ni?as privado en un barrio de irlandeses e italianos, as¨ª que no ibas ¡®correteando barrio arriba y barrio abajo¡±. Algunos incluso desempolvaron fotos de escuela de Lopez, en las que aparec¨ªa con el pelo corto y perfectamente peinado, y le recordaron que su padre era inform¨¢tico y su madre profesora. En la era del fact-checking inmediato, es m¨¢s dif¨ªcil inventarse a una misma.
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