El caso de los pellets en Galicia refuerza la mano dura contra las infracciones medioambientales
A pesar de la severidad de las penas, en 2022 se registraron 199 hechos relacionados con infracciones contra el medio ambiente en Espa?a, m¨¢s 1.805 quejas ante el Defensor del Pueblo
Debe haber muchos amantes de la naturaleza, bi¨®logos, conservacionistas y ciudadanos que entienden que heredamos un para¨ªso y nuestra obligaci¨®n es conservarlo para las generaciones futuras. Y pocos dudan de que estamos fracasando en ello. Algunos pensar¨¢n incluso que no existe camino, ni esperanza; solo la interminable repetici¨®n de lo tr¨¢gico. El Sistema Estad¨ªstico de Criminalidad del Ministerio del Interior registr¨®, entre enero y septiembre del a?o pasado (datos m¨¢s recientes), ¡°199 hechos relacionados con infracciones penales contra los recursos naturales y el medio ambiente¡±. Otra instituci¨®n estatal, el Defensor del Pueblo, recibi¨® 830 quejas medioambientales durante 2021; el mismo dato el a?o siguiente se dispar¨® hasta las 1.805.
La lectura en defensa de nuestro para¨ªso heredado es que esa cifra crece porque existe una mayor concienciaci¨®n. O no. La crisis de los vertidos de los pellets de pl¨¢stico en Galicia supuso que la Generalitat catalana abriera a finales de enero expediente a Basell Poliolefinas, SK Primacor, Transformadora de Etileno, Katoen Natie, Schmidt Ib¨¦rica, Ravago Pl¨¢sticos, Repsol Qu¨ªmica y Dow Chemical Ib¨¦rica. Todas operan en Tarragona. ?Cambiar¨¢ algo? ¡°Siempre existe un porcentaje de fugas [en esas plantas] que termina siendo arrastradas por las mareas; es algo habitual¡±, advierte Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagn¨®stico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC y experta en contaminaci¨®n por pl¨¢sticos.
Al tiempo que las mareas suben y bajan en las costas gallegas aventadas de pellets tras el vertido del carguero de bandera liberiana Toconao, a Eljarrat ¡ªaunque ella no lo perciba¡ª le cambia la voz. Est¨¢ llena de preocupaci¨®n. ¡°No se pueden retirar los pellets porque a la vez que los quitas tambi¨¦n eliminas otros organismos o plantas b¨¢sicas para la biodiversidad de la zona¡±, lamenta. Queda tratar al pl¨¢stico con l¨®gica. Prohibido que viaje en sacos fr¨¢giles. Prohibido almacenarlo en los contenedores superiores que tienen mayor riesgo de caerse por la borda. El sentido com¨²n se ha vuelto la materia m¨¢s cara de esta casa de agua y niebla. Fuera de la Pen¨ªnsula, a finales de 2022, en Canarias, hab¨ªa 434 vertidos de agua residuales al mar, y un 48% carec¨ªa de autorizaci¨®n y no tiene ning¨²n expediente en tr¨¢mite. A pesar de la severidad de las penas. En caso de que se cree un riesgo con grave perjuicio para la salud de las personas, ¡°las penas pueden llegar hasta los seis a?os y seis meses, y una multa de 32 meses, as¨ª como la inhabilitaci¨®n por cuatro a?os¡±, explica Josep Riba Ciurana, socio penalista del bufete Cuatrecasas.
Aunque llegan avisos para navegantes. El pasado 7 de febrero, la Comisi¨®n Europea denunci¨® a Espa?a por no adoptar las Directivas marco sobre residuos. Estas normas exigen a todos los pa¨ªses medidas necesarias con el fin de garantizar que la gesti¨®n de los residuos no ponga en peligro la salud humana ni da?e el medio ambiente. Funde a negro. Existen al menos ¡ªacorde con Bruselas¡ª 195 vertederos ilegales que a¨²n no han sido sellados, cerrados o restaurados desde 2008. Vamos retrasados 16 a?os. Los distintos municipios han fallado en su obligaci¨®n.
Acumulaci¨®n de multas
Aunque lo que s¨ª crece en estas tierras bald¨ªas es la iron¨ªa. ¡°En la parte industrial, estamos bien; pero en la agraria parece que regamos con agua mineral¡±, observa el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez. Espa?a es un pa¨ªs con gran estr¨¦s h¨ªdrico. Dedica el 1% de su PIB (Eurostat, 2022) a la protecci¨®n del medio ambiente. El 0,6% se lo lleva la gesti¨®n del agua, y el porcentaje de las residuales (0,1%) coincide con la media europea, pero, a cambio, acumula infinidad de multas de Bruselas por incumplir la normativa. Y quien puede, acude a la tradici¨®n. San Juan (Alicante) ha levantado ¡ªexplica este economista¡ª un sistema de acueductos artificiales preparados para desaguar en el mar en caso de episodios torrenciales de gota fr¨ªa, mientras que en ¨¦poca de lluvias acumula agua. No es biotecnolog¨ªa, ni I+D; es memoria de siglos.
Sin embargo, nadie puede borrar el pasado y Madrid tiene un problema con sus aguas. ¡°El Jarama es un afluente del Tajo que est¨¢ vertiendo aguas infectas, mal tratadas, que provoca que en Toledo la gente no pueda ba?arse en el Tajo desde hace 50 a?os¡±, critica Julio Barea, campaigner de Greenpeace. Qu¨¦ lejos queda El Jarama (1956), la novela de S¨¢nchez Ferlosio (1927-2019) donde el lector nada con el r¨ªo y su tr¨¢gico destino. ¡°Aqu¨ª en lo oscuro, sent¨ªan correr el r¨ªo por la piel de sus cuerpos, como un fluido y enorme y silencioso animal acariciante¡±, escribe. Hoy, el agua, seg¨²n Greenpeace, acumula un mill¨®n de pozos ilegales ¡ªel consumo de 118 millones de personas al a?o¡ª e infinidad de vertidos cerca de la costa, donde la ¡°legislaci¨®n resulta m¨¢s laxa que en el interior¡±, avisa Barea. Muy lejos del realismo social por donde bajaban las entonces aguas transparentes de El Jarama.
Cr¨ªmenes que cuestan 256.000 millones al a?o
Es como si el ser humano por una razón ancestral huyera del ruido. Los delitos medioambientales y la tala ilegal roban, acorde con el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI, en inglés), hasta 256.000 millones de euros en ganancias todos los años. Estamos ante el tercer delito más lucrativo de planeta. Sin embargo, su tolerancia se basa en la falsa idea de que la capacidad de regeneración de la naturaleza resulta infinita. “Bajo riesgo y alta recompensa”. Este es el pensamiento criminal. La falta de intercambio de información y las infinitas legislaciones nacionales dificultan la investigación. La sierra no cesa y el secreto financiero acumula los miles de millones del expolio verde.
Estos días camina por Roma con sus alumnos José Manuel Cabrero, director de Departamento de Construcción, Instalaciones y Estructuras de la Universidad de Navarra, quien atiende la llamada desde el Coliseo. Un lugar de piedra y madera. “Los bosques se mantienen si dan dinero”, argumenta Cabrero. “Y la madera certificada tiene al menos dos décadas de vida”, añade. Pero el tráfico nunca ha cesado pese a la prohibición europea de importar ciertas especies. Los bosques en nuestro país están aumentando debido a la España vaciada; en Centroeuropa, en Suiza, con su densidad de población y una cultura de construir usando madera, sucede lo contrario. “El problema de la tala se ha visto en México y la Amazonia brasileña, y la estrategia es plantar otro producto [legal o ilegal] que genera más dinero”, reflexiona el docente. La defensa contra la deforestación pasa por unir a las comunidades con sus bosques. Entender que la sostenibilidad es un diálogo perpetuo y el silencio, una muerte natural anunciada.
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