El fuego arde a sus anchas en la Espa?a vaciada
La despoblaci¨®n, el abandono de los bosques privados y la insuficiencia de planes de gesti¨®n forestal avivan las llamas en un contexto de sequ¨ªas y calor sin precedente
El fuego ha sido parte esencial de nuestra historia desde hace miles de a?os. Charles Darwin consider¨® que su control ha sido una de las mayores haza?as de la humanidad. Su uso ha sustentado el desarrollo de las tecnolog¨ªas modernas, desde la cer¨¢mica hasta el trabajo de metales y la industria nuclear. En la naturaleza es una parte vital: muchos ecosistemas, como el mediterr¨¢neo, se han adaptado a su presencia y lo necesitan como parte de su ciclo. Hoy, sin embargo, ...
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El fuego ha sido parte esencial de nuestra historia desde hace miles de a?os. Charles Darwin consider¨® que su control ha sido una de las mayores haza?as de la humanidad. Su uso ha sustentado el desarrollo de las tecnolog¨ªas modernas, desde la cer¨¢mica hasta el trabajo de metales y la industria nuclear. En la naturaleza es una parte vital: muchos ecosistemas, como el mediterr¨¢neo, se han adaptado a su presencia y lo necesitan como parte de su ciclo. Hoy, sin embargo, la situaci¨®n forestal es preocupante, con incendios cada vez m¨¢s feroces en condiciones de sequ¨ªa y olas de calor sin precedentes, que avivan su intensidad y propagaci¨®n.
Los incendios de los ¨²ltimos a?os han dejado una estela de devastaci¨®n en distintas partes del mundo. En Australia, durante la temporada 2019-2020, m¨¢s de 46 millones de hect¨¢reas fueron consumidas por las llamas; en Siberia, en el mismo periodo, m¨¢s de 18 millones de hect¨¢reas calcinadas. En Canad¨¢, el a?o pasado se reportaron m¨¢s de 6.600 incendios, que devastaron 18,5 millones de hect¨¢reas ¡ªcasi la extensi¨®n de Andaluc¨ªa y Extremadura¡ª, con un r¨¦cord de emisiones a causa de estos fen¨®menos: m¨¢s de 410 millones de toneladas de CO?, el doble de lo que expulsa anualmente Espa?a. ¡°La extensi¨®n y la intensidad de los incendios forestales actuales dificultan la regeneraci¨®n de vastas ¨¢reas forestales¡±, explica Cristina Aponte, cient¨ªfica titular en el Instituto de Ciencias Forestales del INIA (CSIC).
El cambio clim¨¢tico, dice la experta, ha exacerbado las condiciones de sequ¨ªa, lo que puede alterar irreversiblemente los ecosistemas forestales y reducir su capacidad de regeneraci¨®n. Esto conduce a la p¨¦rdida de biodiversidad y a la transformaci¨®n de bosques en matorrales menos eficientes en la retenci¨®n de carbono. ¡°Los bosques funcionan como importantes sumideros de este elemento, almacenando cantidades significativas en sus troncos, hojas y suelos¡±, indica. As¨ª que cuando est¨¢n bien gestionados, tienen esa capacidad de absorber una parte considerable de las emisiones generadas por actividades humanas, como la quema de combustibles f¨®siles.
En Espa?a, seg¨²n explica Miguel Arroyo, experto en temas ambientales y forestales, se observa adem¨¢s un creciente abandono del mundo rural. ¡°Hay un desprendimiento en la gesti¨®n de las parcelas¡±, concreta. De la superficie forestal nacional, que representa el 50% del territorio espa?ol, el 70% es de propiedad privada y muchas personas desconocen que son propietarios. ¡°O han dejado de gestionar sus tierras debido a la falta de beneficios econ¨®micos inmediatos. Este abandono dificulta enormemente las labores de prevenci¨®n, extinci¨®n y aplicaci¨®n de medidas ante incendios forestales¡±, destaca. A lo que a?ade que solo un 20% de los bosques cuentan con un plan de gesti¨®n a largo plazo; el 80% restante carece de planificaci¨®n sostenible. La Estrategia Forestal Espa?ola, aprobada recientemente con miras a 2050, establece como objetivo que el 50% de la superficie forestal tenga un plan de gesti¨®n para dicho a?o. ¡°Esto implica un trabajo conjunto de diversos actores sociales, pol¨ªticos, administrativos y propietarios forestales, tanto p¨²blicos como privados¡±, concluye Arroyo.
El avance del cambio clim¨¢tico har¨¢ que aumente la frecuencia de los incendios forestales y que su funci¨®n natural se vea m¨¢s comprometida. Entre 2022 y 2030, los incendios extremos habr¨¢n aumentado un 14% a escala global, un 30% para finales de 2050 y un 50% a finales de siglo, seg¨²n un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Y aunque el impacto del fuego sin control en la naturaleza es importante, sus emisiones dif¨ªcilmente son una fuente que acelere el calentamiento global, seg¨²n los expertos consultados. ¡°El da?o que provoca el consumo de combustibles f¨®siles es mucho peor¡±, asegura Lourdes Hern¨¢ndez, experta en incendios forestales del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Se estima que en 2023 las emisiones de CO? por incendios forestales fueron de 6.500 millones de toneladas, de acuerdo con el Global Wildfire Information System (GWIS). La cifra es una pizca frente a las 36.800 millones de emisiones que se desprendieron por el consumo de combustibles f¨®siles (petr¨®leo, gas, carb¨®n) y cemento.
Prevenci¨®n, la clave
Sin embargo, prevenir y gestionar estos fen¨®menos es fundamental para el cuidado del medio ambiente. ¡°Los incendios de gran intensidad consumen una cantidad muy significativa de biomasa, lo que resulta en emisiones elevadas. Esto tiene importantes repercusiones en la composici¨®n de la atm¨®sfera y en el almacenamiento terrestre de carbono¡±, dice Emilio Chuvieco, catedr¨¢tico de Geograf¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢ y coordinador cient¨ªfico del proyecto europeo FirEUrisk. Esta situaci¨®n es especialmente preocupante en los incendios del norte ¡ªSiberia, Canad¨¢ y Alaska¡ª, donde se libera una gran cantidad de carbono almacenado en el suelo.
¡°Este carbono, acumulado durante milenios, no se regenera en un corto plazo. Es importante destacar que, en el caso de los incendios en regiones de permafrost, el problema va m¨¢s all¨¢ de la liberaci¨®n de carbono. Estos incendios tambi¨¦n desencadenan emisiones de metano, un gas con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el di¨®xido de carbono¡±, argumenta el experto. Espec¨ªficamente en los incendios en ¨¢reas de turbera, la situaci¨®n se vuelve a¨²n m¨¢s preocupante. ¡°Actualmente, estamos llevando a cabo un estudio sobre estos incendios, y hemos observado que la atribuci¨®n de emisiones es considerablemente m¨¢s alta de lo que se hab¨ªa estimado anteriormente¡±, arguye. ¡°No obstante, no podemos afirmar que est¨¦n aumentando las superficies quemadas a escala global, ni tampoco que se est¨¦ reduciendo la superficie forestal; s¨ª ocurre en los tr¨®picos, pero no en bosques templados. Por ejemplo, en Espa?a, hay mucha m¨¢s superficie forestal que hace 50 a?os, a pesar de los incendios, por el impacto que ha tenido el abandono de tierras anteriormente cultivadas¡±, recuerda Chuvieco.
De hecho, el a?o pasado, en nuestro pa¨ªs, la cantidad de hect¨¢reas quemadas fue considerablemente menor respecto al ejercicio previo. Mientras que en 2022 se quemaron 310.000 hect¨¢reas, el peor a?o del siglo ¡ªsupuso casi el 50% de la superficie quemada en Europa¡ª, en 2023 solo se vieron afectadas 90.000 hect¨¢reas, seg¨²n datos del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico. Estos incendios representan un desaf¨ªo considerable para los equipos de extinci¨®n por su complejidad, tanto a medios a¨¦reos como terrestres. ¡°Aunque en comparaci¨®n con 2022, 2023 puede considerarse un a?o mejor, dado que solo un tercio de la superficie se vio afectada, el hecho de que la temporada de grandes incendios comenzara antes [en marzo] plante¨® desaf¨ªos log¨ªsticos significativos, ya que la mayor¨ªa de los recursos forestales en Espa?a se movilizan durante el verano¡±, explica Miguel Arroyo.