Sembrar ¨¢rboles para recoger agua

La idea de no tocar los bosques es un error aberrante¡±, asegura ?lvaro Picardo, secretario del Foro de Bosques y Cambio Clim¨¢tico. E hist¨®ricamente, aclara, est¨¢ alejada de la realidad. ¡°Los bosques llevan siendo intervenidos por el hombre desde hace casi un mill¨®n de a?os, con Atapuerca¡±, dice este ingeniero de montes con m¨¢s de tres d¨¦cadas de experiencia sobre el terreno, que ha sido responsable de la gesti¨®n de montes p¨²blicos en comarcas como El Bierzo (Le¨®n) y Las Merindades (Burgos). El abandono de las masas arb¨®reas, ¡°algo que ocurre en muchas partes de Espa?a¡±, donde dos tercios de la propiedad forestal son privados, adem¨¢s de inconvenientes como las plagas, suele invocar al mayor enemigo de los bosques: el fuego. ¡°Lo peor que le puede ocurrir a una cuenca hidrogr¨¢fica es que todo se deforeste, porque entonces el terreno queda desnudo y con las lluvias posteriores, y en Espa?a tenemos un clima muy torrencial, llega la erosi¨®n del suelo¡±. Esa p¨¦rdida de cobertura vegetal, m¨¢s all¨¢ del drama paisaj¨ªstico, arruinar terrenos productivos o incrementar el riesgo de riadas, implica un problema a?adido para un futuro no tan lejano y nada halag¨¹e?o: la p¨¦rdida de recursos h¨ªdricos y la desertizaci¨®n del territorio.

Un riesgo que conocen bien las comarcas turolenses Cuencas Mineras, Andorra-Sierra de Arcos y Maestrazgo, en las que un gran incendio arras¨® 7.300 hect¨¢reas de patrimonio forestal en 2009. Tres a?os despu¨¦s se puso en marcha el proyecto de reforestaci¨®n Plantando Agua, que, aunando esfuerzos p¨²blicos y privados (Ecodes, Fundaci¨®n Coca-Cola, Gobierno de Arag¨®n, autoridades locales, Universidad de Zaragoza), pretend¨ªa no solo devolver a sus habitantes el bosque original, regenerando la biodiversidad perdida y permitiendo su uso ganadero, tambi¨¦n capturar un mayor volumen de agua mediante una restauraci¨®n vegetal bien planificada ¡ª327 hect¨¢reas replantadas con pino silvestre, encina, arce, carrasca trufera, enebro, entre otras especies¡ª y una estudiada gesti¨®n forestal, clave para la deseada recarga de las aguas subterr¨¢neas de la zona, que incluyen el manantial de Fuenmayor.

¡°La hidrolog¨ªa forestal es clave en todo esto porque la vegetaci¨®n y, sobre todo, los bosques juegan un papel important¨ªsimo¡±, afirma ?lvaro Picardo, que, no obstante, aclara que cualquier intervenci¨®n forestal no suele acometerse con un ¨²nico objetivo. Adem¨¢s de otros beneficios a?adidos, como la posibilidad de producir madera o biomasa, con relaci¨®n al agua, asegura este experto, los prop¨®sitos principales de estas intervenciones de repoblaci¨®n suelen ser tres: laminar la violencia de potenciales aluviones, que fueron la causa fundamental de las primeras repoblaciones nacionales en la d¨¦cada de 1920 (se arbolaron cabeceras de cuencas hidrogr¨¢ficas), especialmente tras la catastr¨®fica riada de M¨¢laga en 1907. En segundo lugar, reducir la erosi¨®n del suelo y, finalmente, el aprovisionamiento de agua. Para entenderlo mejor, Picardo compara la cobertura vegetal con una esponja que primero reduce el golpe f¨ªsico del agua (y la tromba posterior) y despu¨¦s genera un suelo m¨¢s org¨¢nico, no solo integrado por roca descompuesta, que incrementa la capacidad de absorci¨®n de esta esponja vegetal, aumentando la retenci¨®n de agua y su infiltraci¨®n subterr¨¢nea.

Crear este ciclo positivo fue, seg¨²n Alberto Garrido, profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªtica Agraria en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, y director del Observatorio del Agua de la Fundaci¨®n Bot¨ªn, ¡°el gran trabajo que hicieron los ingenieros de Montes en los a?os cuarenta y cincuenta en torno a los pantanos de Franco [el primer plan de repoblaci¨®n forestal nacional data de 1939, con acciones en Sierra Espu?a, Montes de M¨¢laga, Sierra de Guadarrama o la cuenca del A?arbe, en San Sebasti¨¢n], repoblando para que el suelo no estuviera desnudo, el agua no lo erosionara¡± y, a?ade Garrido, ¡°lograr un proceso de filtrado m¨¢s gradual y proteger las laderas de dichos pantanos¡±.

Especies pioneras

?Hay unas especies m¨¢s id¨®neas que otras para ello? ¡°Lo importante¡±, destaca Picardo, ¡°es que en cada sitio hay unas que son las adecuadas. No intentes poner hayas en Almer¨ªa porque no van a funcionar. Pero en Murcia s¨ª podr¨ªa haber coscoja o encina¡±. Y luego est¨¢n las especies pioneras, como el pino; ¡°una maravilla¡±, afirma este experto, ya que ¡°puedes ponerlas en el propio suelo desnudo y consiguen arraigar¡±, creando adem¨¢s suelo para que despu¨¦s crezcan, por ejemplo, encinas o robles. Incluso abetos.

Despu¨¦s, la clave radica en que la cubierta forestal se mantenga ¡ª¡±en Espa?a un bosque vive entre 100 y 300 a?os¡±¡ª mediante actividades de aprovechamiento y mejora de las masas arboladas: retirar vegetaci¨®n, cortar matorrales o talar determinados ¨¢rboles para que mejoren los que se dejan. Se elaboran para ello planes de gesti¨®n forestal con los propietarios del monte, ¡°para satisfacer distintos objetivos¡±, detalla Picardo, que deben aprobar luego las administraciones forestales competentes mediante sistemas de certificaci¨®n como el PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification) y el FSC (Forest Stewardship Council), este ¨²ltimo avalado por organizaciones ecologistas como WWF, ya que promueve criterios m¨¢s exigentes en sostenibilidad, participaci¨®n de la poblaci¨®n local y atenci¨®n a la biodiversidad.

Sin este cuidado posterior aparecen los peligros ya mencionados, e incluso se entra en p¨¦rdidas h¨ªdricas. De hecho, advierte Alberto Garrido, algunos estudios (en los que ha participado) demuestran que el importante aumento de la superficie forestal en Espa?a, ¡°me atrever¨ªa a decir de hasta m¨¢s de un mill¨®n de hect¨¢reas, ha provocado que haya bajado un poco el caudal de los r¨ªos¡±, debido a un aumento de la evapotranspiraci¨®n. Aun as¨ª, admite, las ganancias de la repoblaci¨®n forestal siempre son mayores que sus desventajas, algo que refrenda Alfonso Sainz, subdirector de Actuaciones Ambientales del Grupo Tragsa, quien cifra en un 20% el incremento de la filtraci¨®n de agua en territorios con cobertura vegetal, algo que, en ¨²ltima instancia, alimenta el caudal de los acu¨ªferos naturales.

Agua para el futuro

El embalse m¨¢s extenso de Espa?a es invisible. Abarca m¨¢s de 7.000 kil¨®metros cuadrados de extensi¨®n entre las provincias de Valladolid, Segovia, ?vila, Salamanca y Zamora, pero nadie lo ha visto. Porque el embalsamiento m¨¢s extenso de Espa?a se encuentra bajo tierra. ¡°El caudal del acu¨ªfero de Los Arenales puede ser de hasta un hect¨®metro c¨²bico por cada kil¨®metro cuadrado¡±, dice con cautela Enrique Fern¨¢ndez Escalante, especialista en hidrogeolog¨ªa del Grupo Tragsa; ¡°es un dato peligroso, pues se trata de una media¡±, advierte, pero estar¨ªamos hablando de unos siete billones de litros de agua que fluyen, subterr¨¢neamente, entre la cuenca del Duero y el Sistema Central. A su lado, la capacidad de uno de los mayores embalses de superficie en Espa?a ¡ªel de La Serena, en Badajoz¡ª no llegar¨ªa siquiera a la mitad, pues est¨¢ por debajo de los 3.500 hect¨®metros c¨²bicos.

Estos acu¨ªferos son, para Fern¨¢ndez Escalante, un seguro de vida para generaciones futuras, ¡°al menos en el arco mediterr¨¢neo, donde estamos hablando de sequ¨ªas extremas en 2100¡å. Y en no pocos casos (Do?ana, Tablas de Daimiel, Campo de Cartagena-Mar Menor y Los Arenales) se encuentran bajo situaciones de sobreexplotaci¨®n, y lo que es peor, afectados por episodios contaminantes debido, generalmente, a extracciones ilegales para uso agr¨ªcola. Por ello, alimentarlos de forma intencionada, aclara este experto en recarga gestionada de acu¨ªferos (MAR, Managed Aquifer Recharge en sus siglas en ingl¨¦s), reforzar¨ªa la gesti¨®n integral del agua, igual que hacen, por ejemplo, las plantas de desalaci¨®n. Se trata de una tecnolog¨ªa alternativa, generalmente pasiva (no emplea energ¨ªa el¨¦ctrica), que implica ¡°una intervenci¨®n muy peque?ita del hombre en el ciclo hidrol¨®gico, con objeto de aumentar estas reservas de agua, no solo en embalses superficiales¡±, explica. Supone actuaciones de bajo impacto en el terreno (estanques de infiltraci¨®n, canales, diques permeables) para nutrir los acu¨ªferos con aguas ¡°de calidad apropiada¡±, matiza, provenientes de r¨ªos, escorrent¨ªas e infiltraci¨®n del suelo.

La recarga gestionada de acu¨ªferos ¡°aumenta la resiliencia y la sostenibilidad de nuestra sociedad¡±, opina Patxi Elorza, catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y miembro de la Comunidad UPMWater, y durante la ¨²ltima d¨¦cada se ha erigido como una de las medidas de gesti¨®n h¨ªdrica m¨¢s innovadoras frente a los efectos del cambio clim¨¢tico, como el descenso de las precipitaciones (hasta un 36% menos de lo normal en Espa?a durante el presente a?o hidrol¨®gico, que comenz¨® en octubre, seg¨²n datos de la Aemet), el aumento global de la temperatura (un embalse del interior espa?ol puede llegar a perder, por evaporaci¨®n, hasta un 30% de capacidad en verano, algo que no ocurre bajo tierra) o una mayor frecuencia de sucesos climatol¨®gicos extremos, como riadas e inundaciones. Y pese al aumento de caudal que estas actuaciones pueden aportar a los acu¨ªferos, que Elorza cifra, ¡°de forma global, entre un 5% y un 10%¡±, Enrique Fern¨¢ndez Escalante reconoce que ¡°no es una tecnolog¨ªa que solucione la gesti¨®n h¨ªdrica al 100% en ning¨²n lugar¡±, sino un ¡°nodo m¨¢s en un esquema topol¨®gico de almacenamiento¡±; un buen complemento. ¡°En Los Arenales¡±, afirma, ¡°el volumen de agua que usan los agricultores procedente de la recarga gestionada durante la ¨¦poca de regad¨ªo est¨¢ en torno al 24%¡±.

Percepci¨®n social

Tambi¨¦n existen limitaciones en cuanto a su implantaci¨®n. La recarga de acu¨ªferos precisa disponer de agua de calidad, que por ley no puede ser tratada o depurada (salvo en el caso del delta del Llobregat); que el medio receptor sea bueno, una formaci¨®n geol¨®gica que pueda admitirla, almacenarla y preservarla, y adem¨¢s financiaci¨®n para las actuaciones requeridas. Aunque hay confederaciones hidrogr¨¢ficas m¨¢s proclives a su empleo, como la del Duero, que tiene en marcha un proyecto de recarga del acu¨ªfero del Carracillo (Segovia) con el sobrante invernal del r¨ªo Cega, Fern¨¢ndez Escalante reconoce que hay un problema de percepci¨®n social hacia esta tecnolog¨ªa debido al peligro de provocar un proceso contaminante en el acu¨ªfero. ¡°Antes de correr ese riesgo, se prefiere no tocarlo. Pero si se hace adecuada y ordenadamente, no va a dar ning¨²n problema¡±.

Roberto Gonz¨¢lez, responsable del Programa de Aguas de SEO/BirdLife, no duda de la buena fe de estas medidas t¨¦cnicas que, como el caso del riego por goteo en el Mar Menor, tratan de aliviar la presi¨®n que sufren los grandes acu¨ªferos peninsulares. ¡°En Espa?a el 40% de las masas de aguas subterr¨¢neas est¨¢n sobreexplotadas¡±, asegura, pero este tipo de acometidas no solucionan a su juicio el problema de base: los consumos excesivos. ¡°La ¨²nica soluci¨®n real y factible es gestionar la demanda, adaptar la extracci¨®n a la capacidad que tienen estas masas de agua¡±. Aplicar visiones y pol¨ªticas m¨¢s hol¨ªsticas, y asumir, advierte Gonz¨¢lez, que ¡°igual que el planeta tiene unos l¨ªmites que estamos superando, los ecosistemas a escala local tambi¨¦n los tienen y no los podemos superar¡±.

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