Aceites que mueven aviones
Fuerte tendencia al alza de la demanda de carburantes procedentes de residuos org¨¢nicos en el sector del transporte
La energ¨ªa es una de las principales palancas en la transici¨®n hacia una econom¨ªa descarbonizada, alejada de los combustibles f¨®siles (petr¨®leo, gas, carb¨®n) que emiten gases de efecto invernadero y aceleran el cambio clim¨¢tico. En ese contexto, los biocombustibles (es decir, los producidos a partir de desechos org¨¢nicos) van a jugar un papel fundamental en el transporte. En 2019, este sector fue el responsable del 29% de las emisiones nacionales de CO2, debido a su enorme dependencia del petr¨®leo. Coches, furgonetas, camiones y autobuses producen m¨¢s del 70% de esos gases contaminantes y el resto procede, sobre todo, de barcos y aviones.
Poco a poco, el panorama ha comenzado a cambiar. La Agencia Internacional de la Energ¨ªa (IEA, por sus siglas en ingl¨¦s) prev¨¦ que, este a?o, la demanda de biocombustibles supere los niveles de 2019, previos a la pandemia. Tambi¨¦n crecer¨¢ su producci¨®n mundial para el transporte, que alcanzar¨¢ el 7%.
El potente impulso de la biotecnolog¨ªa, sumado al apoyo de pol¨ªticas p¨²blicas y a los est¨¢ndares de protecci¨®n medioambiental, est¨¢ detr¨¢s del desarrollo de los denominados biocombustibles de segunda generaci¨®n. Esto es, los elaborados principalmente a partir de residuos de biomasa, UCO (en espa?ol, aceite de cocina reciclado) y grasas animales. En 2030, en la UE ya supondr¨¢n, al menos, un 14% en detrimento del petr¨®leo en aras del fomento de la econom¨ªa circular. Espa?a va un paso m¨¢s all¨¢, y en su Plan Nacional Integrado de Energ¨ªa y Clima (PNIEC) establece un porcentaje del 28% de energ¨ªa renovable en el transporte.
Buen uso de la basura
¡°M¨¢s del 35% de los biocombustibles consumidos en nuestro pa¨ªs en 2020 se obtuvieron de residuos y desechos¡±, confirma Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes, que aglutina a las principales empresas productoras de biodi¨¦sel y bioetanol en Espa?a. Desde la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Biocombustibles y Combustibles Renovables (Afabior), su presidente, Santiago Verda, apunta otro dato interesante: estos biocarburantes desprenden un 95% menos de emisiones de di¨®xido de carbono que los fabricados a partir del petr¨®leo. ¡°Adem¨¢s, los residuos con los que se elaboran est¨¢n destinados a vertedero. Algo que no ocurre con los biocombustibles de primera generaci¨®n, que tienen una huella de carbono elevada por el transporte de la materia prima desde sus pa¨ªses de origen, sobre todo Brasil, Argentina y Malasia¡±, explica. Se refiere Verda a aquellos que se obtienen de plantas susceptibles para el consumo humano, como la soja, el ma¨ªz, el girasol o la palma, y que, por lo tanto, perjudican a la cadena alimentaria. En 2015, la UE acot¨® su producci¨®n y fij¨® en un m¨¢ximo del 7% la proporci¨®n en que pueden complementar a los combustibles convencionales en el transporte por ferrocarril y por carretera.
No obstante, ser¨¢ a partir de 2030 cuando, seg¨²n la IEA, los biocombustibles ¡ªque pueden ser l¨ªquidos, pero tambi¨¦n s¨®lidos o en forma de biog¨¢s¡ª empiecen a demostrar realmente todo su potencial. A partir de ese a?o, comenzar¨¢n a estar m¨¢s presentes en sectores que hoy a¨²n cuesta mucho electrificar, como la aviaci¨®n y el transporte mar¨ªtimo. El director general de la Asociaci¨®n Espa?ola de Bioempresas (AseBio), Ion Arocena, insiste en que es precisamente el ¨¢mbito del transporte el que mayor provecho puede obtener con los biocombustibles. ¡°Estos carburantes se pueden utilizar en todos los veh¨ªculos existentes. Basta con aprovechar la infraestructura actual sin necesidad de desarrollar nuevas soluciones tecnol¨®gicas o renovar la flota¡±, a?ade.
Las posibilidades del HVO
Uno de los factores que favorecer¨¢n la capacidad de elaborar combustibles a mayor escala a partir de residuos ser¨¢ el impulso de la producci¨®n de biocarburantes de aceite vegetal usado hidrotratado (HVO). Aunque el consumo de HVO en Espa?a en los ¨²ltimos a?os ronda las 300.000 toneladas, es m¨¢s que probable que la cifra aumente a medio plazo debido a la puesta en marcha de nuevas plantas en todo el mundo y, sobre todo, al inicio en 2025 de la obligaci¨®n de mezcla de biocarburantes en los aviones.
En Espa?a, Repsol ha invertido 188 millones de euros en la construcci¨®n de la primera planta de biocombustibles avanzados que operar¨¢ en el pa¨ªs. Situada en Cartagena, abrir¨¢ sus puertas en 2023 y en ella se esperan producir 250.000 toneladas al a?o de hidrobiodi¨¦sel, biojet, bionafta y biopropano que podr¨¢n usarse en aviones, camiones y coches, lo que permitir¨¢ reducir 900.000 toneladas de CO2 anuales. En estas instalaciones, Repsol duplicar¨¢ la producci¨®n de biocombustibles de alta calidad procedentes de aceites vegetales, hasta alcanzar las 600.000 toneladas de HVO en 2030.
El director del departamento de Biomasa del Centro Nacional de Energ¨ªas Renovables (Cener), Javier Gil, reconoce que las posibilidades del biodi¨¦sel obtenido a partir de HVO son enormes. ¡°Su desarrollo es tan r¨¢pido que ha generado un crecimiento abrupto de la demanda de aceites de cocina usados y de resina (tall oil), adem¨¢s de los procedentes de cultivos alimentarios tradicionales como el aceite de palma y el de colza¡±, admite.
El precio de los combustibles f¨®siles impulsa la biomasa
El desarrollo de los biocombustibles sólidos a partir de biomasa para generar energía térmica y electricidad es imparable, con crecimientos anuales por encima del 20% para calefacción y calor industrial. Tiene mucho que ver los elevadísimos precios del gas y el petróleo en todo el mundo, por lo que las previsiones del sector para este año se han superado. “La situación internacional favorece que empresas, familias y administraciones públicas busquen abaratar sus costos energéticos y rebajar los niveles de contaminación por CO2. Algo que permiten los biocombustibles sólidos como pellets y astillas”, afirma el presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), Javier Díaz. Su precio competitivo y estable, unido a la garantía de suministro —“se producen en nuestro país, donde abunda la biomasa”—, son argumentos lo suficientemente sólidos para que el sector se muestre optimista.
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