Un arma para atajar la vileza del acoso ¡®online¡¯
El aumento de j¨®venes afectados por el mal uso de las redes sociales requiere una mayor regulaci¨®n y eliminar los contenidos degradantes
No nos damos cuenta, pero cuando eres joven la sensibilidad es muy distinta, y para lo que, por ejemplo, a una chica puede resultar intranscendente a otra le conduce a un intento de suicidio¡±, alerta Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido, comandante de la Guardia Civil y jefa del ¨¢rea de la Secretaria de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior. Especialista en violencia de g¨¦nero digital, da la sensaci¨®n de que muchas cosas Garrido se las guarda, como si no quisiera alarmar demasiado, sobre todo a los padres que acuden al II Foro Retina de Ciberseguridad. Y a la sociedad. Pero hay situaciones claras; ¡°entre el futuro de una empresa de tecnolog¨ªa que genere acoso y mis hijos ¡ªtiene un ni?o y una ni?a¡ª, escojo a mi familia y mis ciudadanos¡±, sentencia. Debe ser muy duro ir a un hospital y conversar con m¨¦dicos que ven c¨®mo algunos chicos mayores han intentado quitarse la vida a causa del bullying u otro delito digital. Quiz¨¢ ah¨ª est¨¦ la raz¨®n de que no lo cuente todo y que haya que intuir entre sus palabras. ¡°El secreto de las conversaciones es un derecho b¨¢sico¡±, defiende. Y hay algo que habr¨ªa que preguntar a un psic¨®logo: por qu¨¦ las chicas j¨®venes est¨¢n volviendo al amor rom¨¢ntico digital, as¨ª como a sus riesgos asociados.
Dejemos un segundo esa voz sobre el terreno y escuchemos a Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia. ¡°Estamos preocupados por la salud mental de los m¨¢s j¨®venes¡±, admite. Procedente de Izquierda Unida, su equipo ha elaborado un informe de 106 recomendaciones que llevar¨¢ al Consejo de Ministros junto a un anteproyecto de ley. De fondo queda la sensaci¨®n de que la relaci¨®n entre las redes sociales y los j¨®venes se ha desbordado en el peor sentido. ¡°Est¨¢ claro que la autorregulaci¨®n no funciona¡±, repite varias veces. Jam¨¢s suele ser la soluci¨®n. ?Recuerdan d¨®nde llev¨® la autorregulaci¨®n financiera de 2008? A un crack del mercado que no se hab¨ªa visto desde la Gran Depresi¨®n de 1929. Plantea un control parental, un etiquetado amable, y eliminar contenidos degradantes, entre otras opciones. La realidad ya no es solo la que se toca con los dedos sino tambi¨¦n la digital. Las redes sociales. Y repite, por s¨ª su voz no se escuchara: ¡°Es una estrategia de pa¨ªs¡±. Que busca consenso. ¡°Una conversaci¨®n p¨²blica dentro de los l¨ªmites de la democracia, y tiene que haber una coordinaci¨®n entre las instituciones europeas¡±, advierte.
Canales de ayuda
Saltemos un segundo. Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido anda convenciendo a sus hijos para que le dejen hacer una entrevista. Son peque?os, y 20 cent¨ªmetros lejos de su madre es la otra orilla del mar. ¡°Contamos con canales de ayuda y vamos constantemente a institutos, colegios, centros. Las v¨ªctimas no es un grupo homog¨¦neo, tenemos personas con 88 a?os que la sufren¡±, revela. ¡°La forma de protegerse es la identificaci¨®n: saber de d¨®nde procede esa agresi¨®n de g¨¦nero e informar en la comisar¨ªa o a cualquier miembro de la autoridad¡±, establece. Y reconoce: ¡°Una de las limitaciones en Europa es que no existe una radiograf¨ªa fidedigna del problema¡±.
Otras cuestiones s¨ª est¨¢n muy claras. ¡°La desinformaci¨®n se est¨¢ cebando con los j¨®venes, hay chicos de 22 a?os que justifican medidas o reg¨ªmenes autoritarios¡±, cuenta la ministra. ¡°C¨®mo logramos una conexi¨®n con ellos. Es un desaf¨ªo global de la democracia¡±. Algo desafina. ¡°Existe un principio de sospecha: hay personas que imponen las reglas de juego¡±, alerta. Sin citarlas, parece que se refiriera a las grandes tecnol¨®gicas. ¡°Se sostienen sobre algoritmos porque buscan los resultados econ¨®micos¡±, apostilla. ¡°Hay una esfera p¨²blica que parecen ignorar¡±. Aguarda que la ley salga adelante en el Congreso con los apoyos necesarios. ¡°Creo que lo vamos a conseguir, la normativa es buena y es un punto de partida¡±, se?ala.
Mar¨ªa Jos¨¦ Garrido adem¨¢s es escritora. Su novela se titula Sobre personas y monstruos (Behavior & Law Editions, 2019). Arranca as¨ª: ¡°Un cuerpo de mujer boca abajo yac¨ªa en un suelo gris cubierto de hojas secas. Parec¨ªa dormir en descanso eterno bajo una noche cerrada. Su mano izquierda sujetaba un arma peque?a que Julia pronto reconoci¨®¡±. Sin duda, como criminalista conoce a esos monstruos. Pero al final, se intuye en la novela que ha existido una pelea anterior. ¡°El Gobierno de Espa?a no lucha contra esos grandes imperios econ¨®micos: lucha por la gente, la infancia y la juventud. Es un elemento central. Dif¨ªcil, pero no nos asusta. Vamos a seguir trabajando para continuar dando la pelea¡±, zanja Sira Rego. ¡°Porque a la vez queremos m¨¢s espacio p¨²blico, m¨¢s tiempo para la vida y menos para el trabajo¡±. ?Sue?an los trabajadores del siglo XXI con una Arcadia digital?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.