Zurrukutuna suave

Aunque por su nombre lo parezca, la zurrukutuna no es ni un deporte rural ni una asamblea clandestina de borrokas, sino una sopa tradicional vasca. Lleva bacalao, pan, ajo, pimiento choricero y huevo. Aunque la mezcla suene un tanto brutal, doy fe de que es bastante digestiva, al menos en mi versi¨®n para ali¨®fobos -personas con miedo al ajo- como yo. Su nombre viene del verbo zurrupatu (sorber o chupar en euskera), supongo que por el ruido que haces al tomarla si no tienes mucha educaci¨®n.

La idea de hacer zurrukutuna se la debo a Argui?ano, que recientemente la cocin¨® con la habitual maestr¨ªa en su programa en Antena 3. Desde entonces la he preparado tres veces. La primera fue un completo desastre: el pan y los ajos se tostaron demasiado, lo que amarg¨® la sopa, y el bacalao era una cutrez de esas empaquetadas comprada en supermercado. Para colmo, se me ocurri¨® innovar poniendo m¨¢s cantidad de pescado y caldo de ¨ªdem a cascoporro, y aquello era como beberte una bacalader¨ªa.

Despu¨¦s de tirarla por el v¨¢ter, y con la lecci¨®n bien aprendida -nunca te pongas chulito y enmendes la plana a Argui?ano en cuestiones de cocina vasca-, me dispuse a un segundo intento siguiendo fielmente los pasos del chef y usando un bacalao de calidad. Reci¨¦n hecha, estaba deliciosa. Quiz¨¢ un poco potente de ajo para mi gusto, pero impecable. El problema vino al recalentarla, porque al llevar huevo batido, cogi¨® un lejano sabor a tortilla no demasiado apetecible.

La tercera versi¨®n, que es la detallo abajo, fue para m¨ª la mejor. Menos fuerte de ajo al retirar las l¨¢minas despu¨¦s de fre¨ªrlas, con mitad de caldo de pescado y mitad de agua, y con el huevo escalfado en vez de revuelto, la sopa reanimaba a un muerto y a la vez era relativamente delicada. Un hit.