Crema de boniato y coco

Creo que prob¨¦ mi primer boniato con 30 a?os o as¨ª. Tengo un lejano recuerdo -quiz¨¢ sea una fantas¨ªa- de que mi madre se negaba a consumir estos tub¨¦rculos "porque ya hab¨ªa comido suficientes despu¨¦s de la guerra", un argumento que esgrim¨ªa tambi¨¦n con los garbanzos. Pero mientras ¨¦stos ¨²ltimos s¨ª entraban en casa, y por la puerta grande, el boniato jam¨¢s apareci¨®. Seguramente no era un alimento muy apreciado en el Pa¨ªs Vasco, porque tampoco me suena haberlo visto en las tiendas o en casas de amigos.

Si mi madre ya hab¨ªa comido bastantes boniatos en la multicolor posguerra franquista, yo estoy lejos de llenar mi cupo, a tenor del placer que experimento con este producto y del uso intensivo que hago de ¨¦l en oto?o, cuando est¨¢ en temporada. El boniato es como una patata pero m¨¢s vistosa -su pulpa es naranja- y bastante m¨¢s dulce. Me gusta de todas las formas, pero pienso que funciona especialmente bien en platos ex¨®ticos, combinado con elementos picantes y ¨¢cidos.

La receta de hoy no deja de ser una crema normal y corriente, con ligeros toques orientales: leche de coco en vez de nata, un poco de chile, jengibre fresco, comino y lima. Juro por m¨ª y por todos mis compa?eros que est¨¢ buen¨ªsima, y que sorprende por lo relativamente ligera que resulta al no llevar ni patata ni cremaza.