As¨ª es el ¨¦xito del viticultor Jorge Olivera: su primera a?ada se cuela en los restaurantes que rinden culto al vino
De un peque?o club de cata con amigos y plantar unas pocas vi?as en el Sobrarbe (Huesca) para participar en el concurso anual de su pueblo, a estar en el mapa del sector vin¨ªcola
Hacer vino como siempre se hab¨ªa hecho en el pueblo. Esa fue la intenci¨®n con la que Jorge Olivera (Barbastro, 1985) empez¨® a elaborar en 2011 en el garaje de su casa familiar en Coscojuela del Sobrarbe (Huesca). Los principios que rigen su trabajo siempre se han basado en la m¨ªnima intervenci¨®n, aunque los motivos para trabajar as¨ª hayan evolucionado. ¡°El vino que se elaboraba de forma dom¨¦stica era un vino que apenas se trataba, que sal¨ªa como fuera. Con los a?os, mis preferencias a la hora de beber y elaborar vino han cambiado, he conocido proyectos con los que resueno y las razones por las que enfocarme en hacer vinos libres no han hecho m¨¢s que reforzarse¡±, explica.
El Sobrarbe, comarca situada al norte de Arag¨®n, no es una zona f¨¢cil para ser productor de vino. En un territorio donde anta?o se cultivaban vi?as, olivos y almendros, a d¨ªa de hoy se hace complicado empezar un proyecto como el suyo. Olivera trabaja sus propias vides, tambi¨¦n las que alquila en la zona, y opta por la cobertura vegetal con pr¨¢cticas biodin¨¢micas en el campo para evitar la erosi¨®n, aumentar la materia org¨¢nica y la microflora del suelo. Son pr¨¢cticas m¨¢s sostenibles que adem¨¢s aseguran mejores producciones a largo plazo. Realiza la vendimia a mano y la selecci¨®n en bodega, racimo a racimo.
La problem¨¢tica principal de la zona es que no hay vi?edos. Esto se debe principalmente al ¨¦xodo rural que ha tenido lugar en los ¨²ltimos 70 a?os. En un pueblo de tan solo 30 casas se llegaban a producir 100.000 litros de vino que abastec¨ªan al valle. Se levant¨® casi toda la vid y la gente que se qued¨® sustituy¨® estos cultivos por cereal, de ah¨ª que a d¨ªa de hoy sea dif¨ªcil encontrar parcelas con vi?edos antiguos. ¡°Ahora nos encontramos que, para montar un proyecto en la zona, hay que plantar. Poner un vi?edo en producci¨®n son bastantes a?os de trabajo y el riesgo que asumimos aumenta a?o tras a?o. Con la escasez de agua y el aumento de las temperaturas, sobre todo en verano, muchas cepas mueren sin riego¡±.
Seis nuevos vinos
Pese a ello, 2023 ser¨¢ su segunda a?ada en el mercado y ha decidido apostar por el proyecto. M¨¢s vi?a, m¨¢s botellas y m¨¢s referencias. ¡°Empiezo a trabajar con Cuv¨¦e 3000 para la distribuci¨®n de las 15.000 botellas que salen este a?o¡±. Saldr¨¢n al mercado seis vinos. O baile do Gurri¨®n, elaborado con un 70% de garnacha tinta y un 30% de macabeo y garnacha blanca, fue uno de sus vinos m¨¢s sonados, con aromas primarios, trago muy fresco y vibrante. Negiro ¡ª50% moristel, y 50% garnacha¡ª, vino que fermenta con los racimos enteros y tiene un poco de crianza en barricas usadas. As Nabatas ¡ªnombre aragon¨¦s de las balsas que se utilizaban para transportar troncos por el r¨ªo¡ª es la ¨²nica referencia de blanco y se elabora principalmente con macabeo. O Charraire lleva mezcla de garnacha, syrah y tempranillo. A estos tres se suman dos tintos m¨¢s, Kemisi¨® y Entrem¨®n. El primero es un vino muy limpio, con acidez y muy ligero, elaborado con un 70% de uva blanca, y el segundo es un 100% syrah.
La historia de este viticultor es la de alguien que se enamora tanto de algo, que decide aprender a hacerlo por s¨ª mismo. De un peque?o club de cata con amigos y plantar unas pocas vi?as para participar en el concurso anual de su pueblo, a una primera a?ada que se convierte en un ¨¦xito. Construy¨® junto a su padre esa primera bodega en 2021, ¡°casi obligado por los requisitos legales y sanitarios que se necesitaban para poder vender legalmente¡±, de donde salieron 3.500 botellas que ha distribuido de forma directa a restaurantes y bares de vinos aqu¨ª y fuera de Espa?a. ¡°Ha sido un proceso autodidacta. De probar muchas cosas, quedarme con lo que me gustaba de otros vinos e ir conformando algo que me iba gustando. Recuerdo algunos vinos que me hicieron reflexionar. Algunas botellas de Jura como un Overnoy Chardonnay 2011, o una Poulsard de 1989. Se pod¨ªa hacer vino sin apenas intervenci¨®n que estuviese bueno 40 a?os despu¨¦s¡±.
Desde el principio apostaron por ¨¦l templos donde rinden culto al vino como Angelita Madrid, Cuenllas, La Fisna u OSA, en Madrid; Malauva Wine Bar, en Vigo, o el restaurante Fuentelgato, en Huerta del Marquesado (Cuenca). Se caracterizan por ser vinos frescos y fluidos, con poco cuerpo y bastante ligeros. ¡°Son limpios para ser vinos naturales, entonces gustan tanto a bebedores de vinos m¨¢s convencionales como a los m¨¢s modernos. Los precios tambi¨¦n son asumibles (rondan los 30-40 euros). Quiero que sea un vino que est¨¦ rico, sea especial, pero a la vez pueda ser accesible y beberse de manera informal¡±.
Son este tipo de proyectos los que ilustran el verdadero valor de las cosas. Detr¨¢s de cada una de sus botellas se encuentra un trabajo en el campo que tiene en cuenta el impacto que tiene en su entorno, una elaboraci¨®n cuidada al detalle, una apuesta arriesgada, una intenci¨®n personal y ¨²nica de hacer vino libre.
