La cocina de 'Juego de tronos'
Me apostar¨ªa cien dragones de oro a que George R. R. Martin es un fan¨¢tico de la comida. No lo digo porque el autor de Juego de tronos est¨¦ bastante gordezuelo, sino por las lujuriosas descripciones de los banquetes en su serie de novelas. Martin no pierde ocasi¨®n de darnos hambre en cada cap¨ªtulo. En cuanto los personajes se juntan para zampar, cosa bastante frecuente, desfilan por nuestras mentes uros asados con puerros, empanadas de venado con zanahoria, panceta y setas, chuletas de cordero en salsa de clavo y miel, cisnes de crema y unicornios de az¨²car.
Por eso parece algo natural que la obra, cuya fant¨¢stica versi¨®n televisiva regresa en abril, acabe teniendo su propio libro de cocina con el que los fanses podamos montarnos versiones caseras de los festines de Invernalia o Desembarco del Rey. El recetario, que se publicar¨¢ en Estados Unidos el 29 de mayo, est¨¢ firmado por Chelsea Monroe-Cassel y Sariann Lehrer, dos bostonianas que hace menos de un a?o tuvieron la genial idea de crear un blog culinario basado en las novelas.
The Inn At The Crossroads (La posada en la encrucijada) naci¨® despu¨¦s de que estas dos cocineras aficionadas -Chelsea trabajaba en un museo, y Sariann, en un banco- organizaran en su casa una cena tem¨¢tica de Juego de Tronos. El subt¨ªtulo de la bit¨¢cora parafrasea uno de los lemas de la serie: "En el Juego de la Comida, o ganas o limpias los platos". Aunque las autoras hacen gala de un sano sentido del humor, poca broma hay en sus recetas, cuya solidez aleja el blog de la mera gracieta friqui.
Las t¨¦cnicas culinarias de las entradas provienen en muchas ocasiones de la Edad Media, la ¨¦poca real m¨¢s f¨¢cilmente trasladable al universo fant¨¢stico de la serie. Acompa?ados por la cita concreta del libro en la que aparecen, platos como la sopa de casta?as de Cersei con pato ahumado y lentejas, el cordero de Dorne con hojas de parra rellenas, olivas y vino dulce o la tarta de fresa est¨¢n muy bien formulados y ejecutados, resultando tan atractivos como los personajes que los toman en la ficci¨®n.
"Es una gran ocasi¨®n de exporar los tipos de comida que existieron en nuestra propia historia, y usar esa informaci¨®n para imaginar c¨®mo podr¨ªan ser las comidas en Poniente", explica Chelsea por e-mail desde Boston. "Es fascinante ver c¨®mo la cocina ha evolucionado en el tiempo. Ademas, poder comer lo que los personajes comen hace su mundo m¨¢s accesible: tomar pasteles de lim¨®n [dulce favorito de Sansa] te ayuda a entender mejor su personalidad: ligera, dulce, pero con una profundidad y una riqueza que toma un tiempo apreciar. Comer los contundentes estofados de la Guardia de la Noche intensifica la relaci¨®n del lector con Jon Nieve, Sam Tarly y los dem¨¢s".
Para Sariann, la comida es un instrumento literario en las novelas: ambienta las escenas y ayuda al desarrollo de los personajes y la trama. "Usando una parte tan simple y b¨¢sica en la vida ordinaria de la gente, crea una realidad alternativa pero accesible a los lectores. Los platos m¨¢s frecuentes son hist¨®ricos y tradicionales, y a la vez nos suenan remotos, lo que ayuda a recrear el escenario pseudo-medieval".
Yo a?adir¨ªa que las escenas de comida contribuyen a mantener la alta temperatura sensorial de la historia, de una manera similar a las de sexo. No en vano han sido consideradas como puro food porn. Son un veh¨ªculo m¨¢s para que respiremos ese mundo brutal, lascivo y muchas veces despiadado, en el que aparte del honor, s¨®lo importan el placer, el poder y la supervivencia.
El objetivo de las autoras es hacer todos y cada uno de los manjares que aparecen en Juego de Tronos. Seg¨²n ellas, en los cuatro primeros tomos hay unos 160, bebidas incluidas. Pero m¨¢s que la cantidad, su principal problema son algunos ingredientes que no se venden precisamente en el supermercado de debajo de casa, como la ardilla o las serpientes. Por no hablar de especies extinguidas, como el uro. "Esperamos poder hacer algunos platos raros si encontramos los ingredientes. Para otros, inventaremos un modo de falsearlos", explica Chelsea.
"Antes de este proyecto, no nos d¨¢bamos cuenta de lo dif¨ªcil que es conseguir algunos alimentos aqu¨ª que son bastante populares en otras partes del mundo", a?ade Sariann. "Yo me embarqu¨¦ en una b¨²squeda tit¨¢nica de anguila y lamprea desde el principio. ?He prometido que har¨¦ el pastel de lamprea!". Hay platos que, por repugnancia o porque ser¨ªan ilegales en Estados Unidos, se quedar¨¢n en el mundo de la fantas¨ªa: salchichas de perro, aceitunas rellenas de gusanos, garza con higos...
El propio George R. R. Martin ya les advirti¨® desde su blog que evitaran algunas delicias: "Les he dicho que se salten la gaviota cuando lleguen a ella. De la rata-en-un-palo tambi¨¦n merece la pena pasar", escribi¨®. Aun as¨ª, le pareci¨® fant¨¢stica la idea y pidi¨® a sus fans que animaran a las blogueras. "Tienen un mont¨®n de comida por hacer. S¨®lo en el banquete de boda de Joffrey salen 77 platos".
Chelsea y Sariann conocieron en persona al escritor en una firma de libros. "Le llevamos una cesta de comida y fue muy amable con nosotras. Tambi¨¦n ha escrito el pr¨®logo para el libro de cocina", cuenta Chelsea. ?Y es tan gourmet como se imagina uno leyendo sus libros? "Se considera m¨¢s un comedor que un cocinero", responde Sariann. "El mismo admite que no sirve de mucho en la cocina".
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