Dorada con setas y pi?ones

Llamadme pijo, mani¨¢tico o simplemente idiota, pero no soy un gran fans de las doradas de piscifactor¨ªa. Me pasa lo mismo que con las lubinas: me amarga la experiencia el regusto met¨¢lico que le saco a la grasilla blancuzca que suelen tener. Disfrazada con salsa o con especias puedo con ella, pero casi prefiero abstenerme, comer verdura y legumbres, y ahorrar para, de ciento en viento, comprarla salvaje.

Por suerte he localizado una pescader¨ªa cerca de casa llamada Juani donde venden dorada en esta ¨²ltima versi¨®n. Carilla, s¨ª, pero no a precio de diamante Cullinan. El domingo compr¨¦ un par, y ya que estamos en oto?o aunque no lo parezca, las prepar¨¦ con setas y pi?ones, un poco al estilo de una receta que vi en un libro de Carme Ruscalleda. Me pareci¨® una combinaci¨®n fant¨¢stica, y nada engorrosa si se le pide a la Juani en cuesti¨®n que nos saque los filetes de la dorada limpios.

La clave para que la receta salga bien est¨¢ en el tiempo de asado del pescado. ?ste depender¨¢ del tama?o de las doradas, pero rondar¨¢ los 5 minutos. Antes que pasarse, es mejor quedarse corto, sacarlo, mirar si est¨¢ hecho y, si no, meterlo un par de minutos m¨¢s, porque la dorada recocida es uno de los productos con menos gracia que puede pisar una mesa. Si se quiere un plato m¨¢s completo, se pueden rehogar antes unas patatas cortadas en l¨¢minas con cebolla y ponerlas en la base del asado.