Despensa viejuna: los productos zombis de Navidad
Existe un caso en nuestra gastronom¨ªa capaz de poner la piel de gallina al mism¨ªsimo Iker Jim¨¦nez. Este fen¨®meno, tan habitual como inquietante, se da una vez al a?o, concretamente los d¨ªas 24 y 25 de diciembre. Y no nos referimos al dudos¨ªsimo hecho del alumbramiento de un ni?o por parte de una virgen ¨Ceso ser¨ªa irrespetuoso, y ya sab¨¦is que aqu¨ª somos de misa diaria, rosario y cilicio bien apretado¨C, sino a la comida zombi navide?a.
Hablamos de esos ingredientes m¨¢s viejos que Fraga, cuyas composiciones no han variado desde que Rams¨¦s se pintaba el ojo y que durante el resto del a?o no existen en las estanter¨ªas de ning¨²n supermercado. Pero que, misteriosamente, vuelven cada a?o a las mesas en cuanto madres, abuelas y dem¨¢s familiares mayores de 60 a?os sacan "el mantel bueno", la cuberter¨ªa de plata y esas velas, oropeles y m¨²ltiples decoraciones que nos dejan cegarrutos como un conejo al que un coche le ha dado las largas.
Para celebrar estos d¨ªas de concordia de la vieja escuela, recordaremos la existencia de algunos de estos elementos. La comida zombi navide?a s¨ª se crea, pero no se destruye, y la puedes tener danzando por casa hasta febrero -o hasta la siguiente Navidad- sin que a nadie le apetezca tomarla. Por eso aportaremos tambi¨¦n ideas para dar salida al alimento en cuesti¨®n. Si veis que faltan elementos b¨¢sicos como las peladillas o la fruta escarchada, es porque ya se citaron aqu¨ª en su momento.
Figuritas de mazap¨¢n
Pocas cosas hay en el mundo m¨¢s viejunas y menos apetitosas que el mazap¨¢n. Un mazacote dulce y pesado que puede servir m¨¢s como arma arrojadiza que como comida. Hasta su nombre suena pesado y dif¨ªcil de digerir: maaazaaaapaaa¨¢n. La sucia estrategia de te?irlos de colores y darles atractiva forma de frutas han provocado m¨¢s desenga?os y llanto en los pobres ni?os estafados que la muerte de la madre de Bambi. Del turr¨®n de mazap¨¢n con fruta escarchada ya hablaremos otro d¨ªa, porque s¨®lo de pensarlo ya me da el inicio de telele. Posible reciclaje: Tritur¨¢ndolo con leche y canela se puede hacer una sopa parecida a ¨¦sta.
Sidra El Gaitero
?C¨®mo transformar una bebida fresca, ¨¢cida, ligera y deliciosa como la sidra en un jarabe para aniquilar diab¨¦ticos, gaseado con unas burbujas m¨¢s gordas que el globo de los Montgolfier? No me lo pregunt¨¦is a m¨ª, sino a los creadores de sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero. El ¨¦xito de esta sustancia como sustitutivo del champ¨¢n se entiende en un contexto hist¨®rico de poshambruna como el vivido en la Espa?a franquista; la continuidad de su consumo en tiempos de bonanza s¨®lo se explica si pensamos que hay gente que ve Qu¨¦ tiempo tan feliz, participa en Entre todos o llama a Sandro Rey para que le lea el futuro. Pero bueno, alg¨²n m¨¦rito tendr¨¢, porque el hecho es que El Gaitero ah¨ª sigue, compitiendo pele¨®n en las mesas navide?as contra vinos y cavas. Posible reciclaje: en la web de El Gaitero proponen c¨®cteles con nombres como "Aquamarine", "Mimosa Asturiana", "Espa?a en Llamas" o "Sid Fizz" (que debe de ser lo que tomaba Sid Vicious cuando ven¨ªa a Lloret de Mar).
Turr¨®n de Alicante y guirlache
Se?ores fabricantes, as¨²manlo: las ¨²nicas personas a las que les gustan este par de bombas cal¨®ricas ya no tienen dentadura para com¨¦rselas. Seguramente hace seis siglos, cuando los inventaron, era lo m¨¢s de lo m¨¢s en postres, pero desde entonces hemos cambiado varias veces de Papa, las mujeres van con pantalones y se han inventado los ordenadores y los m¨®viles, as¨ª que dan ganas de decirle a la industria turronera y guirlachera "airea eso, que huele a cuco". Posible reciclaje: Si los trituras, se pueden usar como ingrediente para bizcochos. Al menos as¨ª no te saltar¨¢s las fundas dentales, que est¨¢n car¨ªsimas y seguro que a¨²n las est¨¢s pagando.
Suced¨¢neos de caviar
No se por qu¨¦ a ning¨²n brillante empresario se la ha ocurrido a¨²n llamar a este peculiar producto fantas¨ªa de caviar, teniendo en cuenta que, por un lado, lo puedes encontrar en los colores m¨¢s locos, y por otro, debes contar con una imaginaci¨®n desbocada para encontrarles alg¨²n parecido con el original. Evidentemente el Sevruga no est¨¢ al alcance de las posibilidades de cualquiera, pero ?y si comemos algo que s¨ª lo est¨¦ y sepa bien? Por ejemplo, los ahumados no son tan caros, tambi¨¦n tienen esp¨ªritu festivo y, lo que es mejor, no saben a bacalao regurgitado. Si realmente ten¨¦is la necesidad de poner huevos explosivos de bicho marino en la mesa, que sean de salm¨®n, que son algo m¨¢s dignos. Posible reciclaje: Meterlo en un cohete camino de la luna. Alimentar con ¨¦l a las pira?as. Unt¨¢rselo por la cara a los abuelos cuando se queden dormidos completamente tajas por el co?ac de la sobremesa. Usarlo para hacer una guerra de bolitas con una pajita. Cualquier cosa menos com¨¦rselo, vamos.
Langostinos congelados
Hubo una generaci¨®n que descubri¨® el congelado cuando ya era mayor y le vendieron la moto de que era la verdadera revoluci¨®n. En ese momento para ellos el marisco fresco dej¨® de existir, porque hab¨ªa que ir a comprarlo al momento, porque era m¨¢s caro y porque este anuncio y su hipn¨®tica canci¨®n les hicieron un lavado de cerebro que ni en La Naranja Mec¨¢nica. Para convertirse en el ep¨ªtome de lo viejuno, tienen que ir acompa?ados de una salsa rosa a base de mayonesa de bote, ketchup, zumo de naranja y alg¨²n alcoholazo de alta graduaci¨®n "para que le de el toque". En ese momento es cuando el toque te lo quieres dar t¨² en la cabeza, y te llevas el resto de la botella para ver si eso alivia un poco la situaci¨®n. Posible reciclaje: Explicar a los compradores compulsivos de marisco congelado que este viene de las Quimbambas o de criaderos que dejan mucho que desear, y que es mejor comer marisco de verdad una vez al a?o, que es Navidad, hombre/mujer de Dios. Y que la salsa rosa es la reencarnaci¨®n de Judas. Cuando les tengamos convencidos, les ense?amos la receta de Quique Dacosta para cocinar las gambas rojas de D¨¦nia (que, aunque no ser¨¢ lo mismo, tambi¨¦n se puede aplicar al langostino): poner 16 gambas en agua de mar hirviendo (o con 20 gramos de sal por litro de agua dulce), apagar el fuego, dejarlas tres minutos y refrescarlas en agua con hielo para parar la cocci¨®n. As¨ª, s¨ª.
Bolitas de coco y empanadillas de cabello de ¨¢ngel
Llevas comiendo desde la una del mediod¨ªa y son las cinco de la tarde. Has sobrevivido al aperitivo, atacado el entrante ya sin hambre, te has embutido el pavo ¨Ccon su correspondiente relleno¨C como has podido y pedido clemencia a tu abuela cuando te ha obligado a meterte un segundo plato poniendo ojos llorosos y diciendo "?No quieres m¨¢s? ?Es que no te ha gustado? ?Te hago un huevo frito?". Y entonces llegan los postres. Sue?as con algo fresco y ligero: una mousse de c¨ªtricos, una sopa de pi?a con menta, un sorbete de jengibre con un toque de tamarindo y espuma rococ¨® de limones del Caribe... pero la realidad es una mala p¨¦cora y tiene otros planes para ti. Estos se manifiestan en forma de bolas de coco rallado que parecen perdigones y unas empanadillas de cabello de ¨¢ngel. Ba?adas en az¨²car, claro. Entre sudores fr¨ªos, l¨¢grimas y taquicardia, solamente aciertas a preguntar por la pi?a. Posible reciclaje: Con las bolitas de coco, mezclados con leche y alguna fruta, o un poco de helado, se pueden hacer unos batidos supers¨®nicos. Con las empanadillas no se me ocurre nada m¨¢s all¨¢ de llev¨¢rtelas a Estrasburgo para denunciar a su inventor ante el Tribunal de Derechos Humanos.
Frutos secos con c¨¢scara
El verdadero Misterio de la Navidad no es el que sucede dentro del portal, sino el hecho de que, mientras el resto del a?o consumimos felices nueces y avellanas peladas y almendras tostadas, ese d¨ªa aparezca en la mesa un bol repleto de todos ellos con c¨¢scara. ?Por qu¨¦? Hace un a?o que ni Dios usa el cascanueces, y cuando no aparece, el t¨ªo Aurelio ¨Cque es m¨¢s bruto que un arado y adem¨¢s va pedo¨C, dice que si eso ya lo hace ¨¦l con el martillo. El final lo pod¨¦is escoger vosotros, pero seguramente pasa por urgencias... Posible reciclaje: descascarillarlos para usarlos en la cocina, o tratarlos como si fueran munici¨®n y emplearlos con un tiragomas para acabar con los miembros de la familia que menos te gusten.
Rondel Oro, Rondel Verde y otras 'champa?as'
Hay que ser muy facha y estar un poco tarado para hacer boicot al cava por ser catal¨¢n. De hecho, hay motivos mucho m¨¢s s¨®lidos para aborrecer esta bebida: sus versiones m¨¢s infames nos llevan emborrachando, causando acidez y posterior resaca espantosa a los espa?oles desde hace eones. De entre todas estas "champa?as" -as¨ª se conoc¨ªa a los cavas en tiempos viejunos- baratuzas, la que m¨¢s cari?o nos despierta es el Rondel, por su elegancia, por su glamour, por su precio de 200 pesetas y por ponernos siempre en el brete de elegir entre su versi¨®n Oro (m¨¢s de noche) o su versi¨®n Verde (m¨¢s de cocerte al mediod¨ªa en el c¨®ctel de navidad de la empresa y querer morir por la tarde). Posible reciclaje: usarlo para hacer un pollo al cava, probarlo como desatascador de tuber¨ªas o analizarlo hasta descubrir su genoma y comprobar que es como t¨².
Yemas
Los libros de historia registran unos cuantos desmanes cometidos por la Iglesia a lo largo de los siglos: quemas de herejes, castigos a cient¨ªficos por decir verdades, apoyo a cruzadas fascistas... Sin embargo, en este cap¨ªtulo siempre se ha pasado por alto la fabricaci¨®n de yemas por parte de las monjitas. Estas bombas H de calor¨ªas llevan el suficiente az¨²car como para conservar algo tan delicado como el huevo por los siglos de los siglos, sin que ninguna bacteria se le acerque por miedo a sufrir un coma hipergluc¨¦mico. Si existe una comida nutricionalmente inadecuada para finalizar un banquete en el que te has puesto como la Mo?o?o, son las yemas, pero a¨²n as¨ª las personas con m¨¢s de 150 a?os las siguen adorando e imponi¨¦ndoselas como dulce navide?o a sus descendientes. Posible reciclaje: troceadas podr¨ªan servir como remate de alg¨²n postre con crema o yogur, siempre que estos apenas lleven az¨²car.
Bombones de licor
Ya, ya s¨¦ que no son estrictamente navide?os. Pero como a) tambi¨¦n aparecen por estas fechas tan se?aladas como abominable signo de distinci¨®n y elegancia, y b) es uno de los productos que m¨¢s odio sobre la faz de la tierra, no me he podido reprimir. Si alg¨²n d¨ªa me preguntaran cu¨¢l es mi idea del infierno, responder¨ªa que un sitio en el que tienes mucha hambre todo el rato y s¨®lo hay para comer bombones de licor. Y que encima sea un licor que no to?e, claro.
Documentaci¨®n: M¨°nica Escudero.
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