La experiencia de comer en bolas
Un restaurante londinense ofrece la posibilidad de comer desnudo para vivir una experiencia multisensorial, y 46.000 comensales se inscriben para conseguir una mesa. ?Tendencia, gastronom¨ªa o mamarrachada?
Los restaurantes pueden resultar inc¨®modos. Por ejemplo, la iconograf¨ªa de los cuartos de ba?o a veces es tan confusa que terminas lav¨¢ndote las manos en el cuarto de los productos de limpieza. Queridos grafistas: no resulta obvio si la manzana corresponde a un chico y la pera a una chica o vicerversa. Poned fin a esa espiral de innovaci¨®n.
Tambi¨¦n resulta fatigoso el malabarismo sonoro ejecutado para llamar la atenci¨®n del camarero. Empieza con un discreto ¡°tss¡± que deriva en un cante jondo, con el paso tres de unas sevillanas intercalado. Y por supuesto, pronunciar ciertos nombres de platos te hace sentir bastante rid¨ªculo. En los restaurantes japoneses hemos matado a varios gatitos de ling¨¹istas de Osaka.
Pero ninguna de las incomodidades descritas es, a priori, ni remotamente comparable con comer desnudo en un restaurante. No saco esto a colaci¨®n porque haya tenido alg¨²n tipo de sue?o freudiano, sino porque en Londres ha abierto un restaurante en el que puedes comer como tu madre te trajo al mundo. Se trata de The Bunyadi, un bar que te permite comer vestido o darte al nudismo gastron¨®mico de forma opcional.
El Bunyadi se presenta como una experiencia multisensorial. No se permiten tel¨¦fonos m¨®viles, comes literalmente a dos velas, la madera de los muebles ha sido tallada a mano y la cocina es macrobi¨®tica. El Bunyadi se presenta como la obra total de la liberaci¨®n, el reencuentro con los or¨ªgenes del Homo Habilis, una performance gastron¨®mica que va mucho m¨¢s all¨¢ de comer pescado crudo sobre una silla de madera. El punto m¨¢s importante es que puedes sentir esa madera sobre tu cuerpo. Esto tambi¨¦n entra en el paquete (esta es una frase que no conviene pronunciar dentro del bar en cuesti¨®n).
A priori la desnudez culinaria no parece lo m¨¢s agradable, m¨¢s all¨¢ de la verg¨¹enza inherente. Pi¨¦nsalo bien, comes desnudo en un bar de Borough rodeado de tablones de arce y de toda la producci¨®n de cera de Reino Unido. Eres el Ad¨¢n y Eva del snobismo culinario. Y adem¨¢s la falta de costumbre puede llegar a influir en el organismo.
¡°Estudios del comportamiento a la hora de relacionarnos con la comida han demostrado que las situaciones estresantes pueden favorecer los procesos pro inflamatorios. El estr¨¦s, por ejemplo, puede influir negativamente en nuestras elecciones alimentarias, haciendo que estas sean menos saludables¡±, nos cuenta la nutricionista Laura Saavedra. En definitiva, ¡°el estr¨¦s y las emociones negativas pueden dificultar los procesos de digesti¨®n, absorci¨®n y metabolismo de los nutrientes¡±. Y puede que est¨¦s un poquito estresado viendo pasar l¨ªquidos calientes cerca de tus zonas ¨ªntimas.
Pero m¨¢s de 46.000 solicitudes de reserva no pueden ser en vano. Algo tiene que tener Bunyadi para que se haya convertido en la sensaci¨®n de la temporada. Bunyadi es una piedra m¨¢s de una tendencia gastron¨®mica, la de rizar el rizo. Ya sea comiendo a oscuras, comiendo sobre arena, comiendo elevado por una gr¨²a, comiendo sobre la mesa de un quir¨®fano o comiendo rodeado de gente haciendo el pino puente. No sabemos cu¨¢nto tardar¨¢ en explotar la burbuja. Sergio P¨¦rez, propietario de Chefslab, lo tiene claro: ¡°no creo que esta tendencia se asiente y se convierta en un must. Creo que es un fen¨®meno a corto plazo¡±.
Sobre la semi-desnudez chiringuitesca
En el caso de un restaurante nudista el protocolo es flexible. ¡°Se nutre de las opciones personales que el organizador y los invitados eligen. M¨¢s que de protocolo hay que hablar de marketing y cuota de mercado. Es lo mismo que acudir a una playa nudista o no¡±, nos cuenta Gerardo Correas, Presidente de la Escuela Internacional de Protocolo.
Pero si hablamos de un restaurante convencional o un chiringuito de Torremolinos la cosa cambia. Digamos que no est¨¢ socialmente aceptado entrar sin camiseta y en calzoncillos en un McDonalds pidiendo un McFlurry. ¡°No se trata de un cors¨¦ impuesto. Se trata de una formalidad para una mejor convivencia. No es un cors¨¦ comer con unos cubiertos determinados y todos los utilizamos. No voy a una casa y como tengo libertad, me pongo a comer con las manos mientras todos comen con cubiertos. La libertad de cada uno se acaba en el momento en que se molesta a los dem¨¢s¡±, a?ade Gerardo.
Vamos, que no es c¨®modo ver c¨®mo el hombre de la mesa de al lado chuperretea gambones de Huelva mientras se le queda embrollado el aceite en los pezones. Tambi¨¦n hay preocupaciones higi¨¦nicas razonables. Por una cosa llamada sudor. As¨ª que un dress code m¨ªnimo en estos casos parece necesario. ¡°Yo no soy nada amigo de las etiquetas. Jam¨¢s le exigir¨¦ a nadie que venga a mi local en traje, pero s¨ª es cierto que en algunos chiringuitos comer sin camiseta o en bikini es una falta de respeto, tiene que haber un m¨ªnimo de decoro¡±, dice el chef Sergio P¨¦rez.
Este debate parece ganado, sin necesidad de enviar a Soraya S¨¢ez de Santamar¨ªa. Sobre Bunyadi elige t¨² qu¨¦ etiqueta le pones: una nueva obra del modernismo culinario, el absurdo elevado a su m¨¢ximo exponente o el Everest de la liberaci¨®n.
Im¨¢genes del tumblr Retronudism.
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