Hay un Pok¨¦mon en mi sopa
El hurac¨¢n Pok¨¦mon Go tambi¨¦n se siente en los restaurantes: algunos han empezado a convertirse en 'gimnasios' o a comprar incienso que atraiga ejemplares raros para captar clientes adictos al juego.
O nos hemos vuelto todos locos o se trata del invento m¨¢s alucinante de los ¨²ltimos a?os. Pok¨¦mon Go ha cambiado el mundo en cuatro d¨ªas y ha sumado un nuevo elemento inestable a la qu¨ªmica de las aceras. Aparte de bicicletas, monopatines y patinetes, ahora tambi¨¦n habr¨¢ que esquivar a los adictos a la app de Nintendo; seres que cruzan el espacio-tiempo con la mirada pegada al smartphone, aislados de cualquier est¨ªmulo. Y, casi sin tiempo a interiorizar este nuevo status quo de realidad aumentada, hemos visto c¨®mo en pocos d¨ªas ha florecido tambi¨¦n un nuevo concepto: la pokeconom¨ªa.
Aunque parezca mentira, estas criaturas de pupilas vidriosas se las han apa?ado para generar un nuevo entorno econ¨®mico donde lo real y lo virtual se confunden, y mandan las circunstancias del juego. Realidad aumentada; mercado aumentado. Uno de los primeros sectores en entenderlo ha sido la hosteler¨ªa: de hecho hay restaurantes y cafeter¨ªas americanas y brit¨¢nicas que en menos de una semana ya est¨¢n contando los billetes amasados a costa de los Pikachu.
La picaresca siempre gana
Y lo hace r¨¢pido. En Estados Unidos y Reino Unido hay negocios que se encuentran pegados a pok¨¦paradas ¨Cpuntos a los que los jugadores acuden para abastecerse de ¨ªtems¨C y no han desaprovechado el flujo de usuarios para lucrarse. Seg¨²n Josep Maria Ganyet, profesor de comunicaci¨®n de la UPF, empresario, ingeniero inform¨¢tico y firme defensor del juego, ¡°Pok¨¦mon Go es equiparable a la revoluci¨®n del iPhone para la telefon¨ªa m¨®vil. Nos ha cogido a todos con el pie cambiado. Y ya est¨¢ teniendo una incidencia en la hosteler¨ªa, a nivel micro. Desde el momento en que el due?o de una pizzer¨ªa sale a la calle y pone un letrero diciendo que tiene pok¨¦mons, es que algo pasa. Esta picaresca continuar¨¢.¡±
La pizzer¨ªa neoyorquina L¡¯Inizio, sin ir m¨¢s lejos, ha salido en infinidad de art¨ªculos por haber aumentado un 75% sus ventas gracias a estos bichos. Le ha bastado con comprar un m¨®dulo cebo (una opci¨®n de la app que atrae pok¨¦mons durante media hora), activarlo en su ubicaci¨®n a ciertas horas e informar a los 'cazadores' a trav¨¦s de redes sociales y carteler¨ªa de que en sus dominios abundan las codiciadas criaturas. Por un precio irrisorio en polvos m¨¢gicos ¨Cse habla de entre 10 y 50 d¨®lares al d¨ªa¨C, hay caf¨¦s y restaurantes que aseguran haber aumentado sus ingresos. Es mejor que la publicidad: m¨¢s barato y m¨¢s divertido.
All you #PokemonGO players are working hard, so reward yourself with a French Dip, we're also a Pokemon Gym. pic.twitter.com/gRRDvPKaGF
— Philippe's (The OG) (@PhilippetheOG) July 18, 2016
Ah, y en Pok¨¦mon Go tambi¨¦n hay gimnasios. Si tu negocio tiene la suerte de coincidir con uno te habr¨¢ tocado la loter¨ªa, pues en estos puntos ¨Ca grandes rasgos¨C los jugadores entrenan a sus pok¨¦mons y combaten entre ellos. Se acerca un futuro en el que para mucha gente la presencia de estas criaturas ser¨¢ un factor decisivo a la hora de elegir un restaurante. Los carteles de ¡°Aqu¨ª Hay Pok¨¦mons¡± pueden convertirse en una visi¨®n habitual en las calles. ¡°Si tuviera un restaurante de lujo, no se me ocurrir¨ªa hacer promociones con pokeparadas o incluso pagar para convertirme en una, pero si mi negocio fuera la pizzer¨ªa de la esquina, lo har¨ªa sin dudarlo¡±, dice Ganyet.
Cabe preguntarse, pues, si pagar por ser incluido en un gimnasio o una pok¨¦parada ser¨¢ una forma viable de publicidad para la hosteler¨ªa. Para Gina Tost, periodista especializada en videojuegos y tecnolog¨ªa y fundadora de Geenapp, ¡°depende de la cantidad de gimnasios o pok¨¦paradas que hubiera a mi alrededor (a m¨¢s oferta, peor). En un gimnasio no puedo elegir el color de mi equipo, por lo que preferir¨ªa hacer cosas mejores, como lanzar incienso en horas de baja audiencia para concentrar pok¨¦mons u ofrecer descuentos a ciertos equipos, o clases magistrales de mejora por parte de expertos pok¨¦mons de todo el mundo.¡±
Las cifras asustan. 21 millones de usuarios colapsaron en un d¨ªa los servidores de Niantic, la empresa que desarrolla el juego. ¡°No necesitas una Nintendo DS o una Gameboy, s¨®lo un tel¨¦fono m¨®vil, bater¨ªa y datos. Este juego concentra una gran masa social muy transversal, que atrae a muchos interesados, cambia la manera en la que nos desplazamos y nos relacionamos¡±, comenta Tost. Es un p¨²blico masivo, jugoso, en movimiento, con una importante presencia de adultos con poder adquisitivo, y la hosteler¨ªa ya maquina c¨®mo cazar a estos cazadores.
Las promociones Pok¨¦mon Go se est¨¢n convirtiendo en un conato de tendencia al otro en otros pa¨ªses, especialmente en el continente americano. No son pocos los locales que ya ofrecen comida o bebida gratis si cazas un pok¨¦mon en su establecimiento y los posteas en tus redes. Los hay que apelan al subconsciente de los pokemonitas y prefieren adaptar platos de su men¨² a los personajes del juego. Las cocteler¨ªas m¨¢s in ofrecen en sus cartas coloristas brebajes que tienen el aspecto y se llaman como de las criaturas de la aplicaci¨®n. Los descuentos para equipos tambi¨¦n son un recurso en boga. Y la sensaci¨®n es que esta simbiosis solo est¨¢ en una fase embrionaria.
Y aqu¨ª, ?qu¨¦?
En Barcelona no se puede hablar ni de fase embrionaria. No parece que el sector hostelero est¨¦ al tanto de lo que est¨¢ ocurriendo. ?Pasar¨¢ lo mismo en la capital? Me pongo en contacto con el mel¨®mano y bibli¨®filo Fernando Porres, un profundo conocedor de la selva de bares y caf¨¦s del centro de Madrid, y le digo que salga a buscar promociones. El ¨²nico indicio de actividad pokemonol¨®gica lo encuentra en una tienda de camisetas que ofrece descuentos si cazas un bicho en su local. ?Bares y restaurantes? Sin novedad.
Para Ganyet, ¡°esta faceta comercial que hemos visto ya en caf¨¦s y restaurantes de Estados Unidos tardar¨¢ en llegar a Espa?a¡±. Y acierta. Recorro los gimnasios y pok¨¦paradas de mi barrio, el Raval de Barcelona. Es un entramado urbano vivo, insomne y con turistas. La respuesta que recibo de todos los comercios es que ni Pikachu ni leches: por ahora, la incidencia en la hosteler¨ªa patria parece rid¨ªcula.
El restaurante mejicano Pachuco, por ejemplo, ocupa el espacio de un gimnasio. Sus camareros aseguran que estaban enterados de ello, pero no han notado movimientos extra?os o nuevos clientes en busca de monstruitos. Al lado, en el restaurante Caleuche hay una terraza ideal para entrenar a tus reto?os y batirlos en duelo. Me dicen que solo han visto a un chaval con el m¨®vil, pero en lo que al negocio se refiere, calma chicha.
En el Paral¡¤lel hay otro gimnasio a la altura del Molino, justo al lado de una cafeter¨ªa llamada Dino Pan. Las camareras aseguran que no han visto nada. Termino el recorrido por la Barceloneta, atiborrada de turistas y con numerosas pokeparadas. Nada de nada. Ni un solo cartel anunciando promociones. Los pok¨¦mons no est¨¢n ni se les espera.
I¡¯m loving it
Pero salgamos de la cafeter¨ªa hipster del barrio y ampliemos el foco. A una escala c¨®smica colosal todo apunta a que el futuro est¨¢ en el patrocino. Pok¨¦mon Go no solo se ci?e a las distancias cortas. Tambi¨¦n puede excitar las finanzas de titanes de la alimentaci¨®n, merced a un zarpazo gravitacional que alcanza la bolsa y los mercados internacionales.
Hace unos d¨ªas, el mercurio de las acciones de McDonald¡¯s Jap¨®n enloquec¨ªa a causa del anuncio de un acuerdo entre la cadena de comida r¨¢pida y Pok¨¦mon Go, una entente hist¨®rica que en teor¨ªa convertir¨¢ 3000 restaurantes nipones en gimnasios: deliciosa paradoja: gimnasios ubicados en templos de la diabetes. Si este patrocinio funciona, podemos esperar un alud de anunciantes ansiosos por ocupar un puesto de privilegio en el mapeado virtual. Para Josep Maria Ganyet ser¨¢ un ¨¦xito: ¡°En Jap¨®n est¨¢n hiperconectados, se vuelven locos con Pikachu y les encanta McDonald¡¯s. Creo que el principal problema que tendr¨¢n ser¨¢ dar salida a toda la demanda que habr¨¢.¡±
Cualquier dir¨ªa que se est¨¢ cociendo una revoluci¨®n publicitaria para el sector. Estamos en la antesala de un futuro apasionante e incierto a partes iguales. ¡°Ya veremos lo que dura¡±, asegura Gina Tost. ¡°Todo depender¨¢ de Niantic y su capacidad para mejorar la app y sus servidores. Tambi¨¦n de la oferta y la demanda: si tengo 4000 gimnasios a mi alrededor... ?para qu¨¦ quiero ser otro gimnasio?¡±
?Qu¨¦ cabe esperar, pues, si Pok¨¦mon Go crece y crece? En la pizzer¨ªa veremos a parejas cazando Charmanders. Los McDonald¡¯s japoneses tendr¨¢ que servir batidos de Big Mac con pajita para que los pokemonitas puedan comer con las manos libres. Los restaurantes que tengan pok¨¦mons vulgares ser¨¢n destripados en Tripadvisor. No creo que lleguemos al punto en que Ferran Adri¨¤ reciba a los clientes del nuevo Bulli disfrazado de Pikachu, pero una cosa est¨¢ clara: comienza la era de la hosteler¨ªa aumentada.
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