Mariscos poco conocidos que deber¨ªas descubrir
El mar ofrece mucho m¨¢s que gambas y almejas: animalillos menos populares como las conchas finas o las galeras son m¨¢s baratos e igual de suculentos si sabes c¨®mo cocinarlos.
S¨ª, el rape y las langostas de Mallorca est¨¢n fenomenales. Pero, por desgracia, ni siquiera los pol¨ªticos de mayor rango pueden permitirse comer a diario estos manjares caros y escasos. Suerte que Poseid¨®n piensa tambi¨¦n en rentas m¨¢s normalillas.
Los frutos de mar que presentamos a continuaci¨®n no son los m¨¢s populares de la lonja, pero est¨¢n muy ricos. Tienen en com¨²n su intenso sabor a iodo y salitre, y que se pueden encontrar a precios razonables: ojo, tampoco est¨¢n tirados: el pescado de calidad no lo es. Adem¨¢s, cocinarlos es muy f¨¢cil. De hecho, algunos mejor comerlos crudos.
Almej¨®n de sangre (o concha fina, o lluenta)
El almej¨®n de sangre es un molusco bivalvo ¨Ces decir, una almeja¨C que vive enterrado en playas con fondo de arena. La concha puede llegar a tener un tama?o considerable ¨Chasta once cent¨ªmetros¨C, es de color marr¨®n claro y tiene un pie, ese ap¨¦ndice que escapa de la concha, de un intenso color rojizo.
Hay quien dice que el almej¨®n se tiene que comer ligeramente hervido. Pero luego hay una escuela culinaria mucho m¨¢s sensata que apuesta por comerlo crudo, como har¨ªas con una ostra. Yo me sumo a los crud¨ªvoros, as¨ª el almej¨®n presenta una textura que ofrece cierta resistencia y un sabor a mar suave pero persistente.
Si el marisco crudo¨Ccrudo te da asquito, una idea es aprovechar la concha para marinar la carne en un aderezo de lima, cilantro, sal y cayena que podr¨ªa recordar a un ceviche.
Lo que yo no har¨ªa jam¨¢s es desperdiciar su carnosidad ech¨¢ndola a un arroz o guiso, por ejemplo, a no ser que se a?adieran en el ¨²ltimo momento para que se abrieran con el calor residual.
El almej¨®n es relativamente barato, el kilo ronda unos veinte euros y con quinientos gramos tienes un aperitivo para cuatro personas.
Caixetes (o Arca Noae)
Son otro tipo de almeja, propio de fondos rocosos, que se distribuye pr¨¢cticamente solo en el sur de Catalu?a y la costa de Castell¨®n. Tienen un aspecto bastante curioso, a medio camino entre una almeja normal y un mejill¨®n, pero tienen una apariencia mucho m¨¢s tosca que estos ¨²ltimos: la concha es roja y estriada.
Quiz¨¢ la mejor forma de cocinarlas sea abrirlas a la plancha o al vapor y servirlas a¨²n calientes. Tienen un sabor bastante intenso a mar y una carne fibrosa.
Las caixetes no se cultivan ¨Cque yo sepa¨C y son escasas, as¨ª que tiene un precio en consecuencia: rondan el euro por pieza.
Lapas
Ni almeja ni p¨®lipo: las lapas son un molusco gastr¨®podo. S¨ª, aquellos sombreritos puntiagudos que se encuentran pegados a las rocas son un manjar riqu¨ªsimo. Pero son muy poco conocidas, por lo menos en la Espa?a peninsular.
En las islas Canarias, sin embargo, parece que es bastante com¨²n comer lapas. Es habitual cocinarlas a la plancha hasta que la carne se suelta de la concha y servirlas con mojo verde. En otras islas, las Azores, las lapas se comen en una especie de meuni¨¨re: con mantequilla, lim¨®n, sal y pimienta. Yo solo las he comido una vez: reci¨¦n arrancadas de la roca y crudas. Estaban buen¨ªsimas: fibrosas y muy marinas.
Galeras
La galera es un crust¨¢ceo bastante feo -no nos enga?emos, todos lo son¨C que parece una gamba a la que hubieran aplastado con un rodillo.
Tradicionalmente, las galeras eran un producto casi de descarte, que se usaban para enriquecer caldos de pescado y fumets. Afortunadamente, alguien se di¨® cuenta de que est¨¢bamos desperdiciando su sabor. Hoy en d¨ªa la galera est¨¢ siendo muy reivindicada y se usa para terminar arroces o incluso se sirve sola, a la plancha.
Es un animalucho raro, muy raro, hasta en la manera de comerlo. Al contrario de lo que sucede con las gambas, no se pela y se come como un Burman Flash, chupando, pero desde la cola hasta la cabeza, para evitar dejarte los labios como un rallador de queso gracias a los pinchos de su c¨¢scara. Si son de buen tama?o, tambi¨¦n puedes cortarla por sus dos laterales ¨Ca lo largo¨C y despu¨¦s separar con cuidado la parte superior de la c¨¢scara de la inferior: ah¨ª est¨¢ la chicha.
Lo mejor: su precio mantiene los niveles de cuando era un marisco impopular.
Orejas de mar (o abalones)
Los abalones tambi¨¦n son un molusco gastr¨®podo y parecen el hermano mayor de las lapas. De hecho, parecen unas lapas enormes, pero con una concha ovalada de interior anacarado.
Los abalones ¨Cconsiderados un manjar en China, donde se paga un dineral por ellos¨C no son muy conocidos en Espa?a, aunque uno de los territorios de mayor producci¨®n es Galicia.
Para ser sinceros, no he probado nunca un abal¨®n. Los he visto expuestos en congresos de gastronom¨ªa, eso s¨ª, y deben estar de moda: cocineros de todo el mundo, muy reputados, hablan maravillas sobre estos bichos.
Quien los ha comido dice que aguantan muy bien los guisos largos y que destacan m¨¢s por su agradable textura gelatinosa que por su sabor, que resulta m¨¢s bien discreto
Ortiguillas
Bastante conocidas en C¨¢diz y el resto de la costa andaluza, las ortiguillas o an¨¦monas de mar no son plato com¨²n en el resto de Espa?a. En este caso no estamos hablando de un molusco, sino de un p¨®lipo y a primera vista dejan bastante que desear: son viscosas y de colores iridiscentes que fluct¨²an del pardo al violeta pasando por el verde.
Son muy feas, vamos, pero todo lo que tienen de feas lo tienen de sabrosas. Suelen comerse rebozadas, en una mezcla a partes iguales de harinas de trigo y garbanzo, y fritas en aceite de girasol entre veinte y treinta segundos. El resultado es una especie de bu?uelo cremoso y fluido con un intenso sabor a mar. Es muy complicado encontrarlas frescas fuera de la zona de la que son end¨¦micas porque viajan mal, pero no imposible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.