El Xef 2: vuelve el ego
El inicio de la segunda temporada de 'El Xef' fue David Mu?oz al cuadrado: el cocinero pareci¨® m¨¢s que nunca una sobreactuaci¨®n de s¨ª mismo. Con pu?etazo a uno de sus empleados incluido.
¡°Mi vida es un bucle. Un bucle de taxis, aviones, reuniones, creatividades¡±, aseguraba Dabiz Mu?oz en el retorno de El Xef. De hecho, el primer cap¨ªtulo de la nueva temporada fue tambi¨¦n un bucle por todos conocido. Un bucle ego de tan mareante que no sab¨ªas d¨®nde acababa David Mu?oz y empezaba David Mu?oz interpretando a Dabiz Mu?oz. Hubo pasajes en los que el cocinero parec¨ªa, m¨¢s que nunca, una sobreactuaci¨®n de s¨ª mismo. En este sentido, El Xef incidi¨® en la narrativa de la primera temporada; si la idea del cocinero era epatar todav¨ªa m¨¢s a sus adoradores y repeler todav¨ªa m¨¢s a sus detractores, lo consigui¨®.
La nueva tanda de cap¨ªtulos de El Xef, adem¨¢s, llegaba con el a?adido de la creaci¨®n del restaurante StreetXO en Londres, la tortuosa aventura internacional del cocinero madrile?o. Y digo tortuosa porque as¨ª es como el programa la mostr¨® en su fase de construcci¨®n. Una inversi¨®n de 2 millones y medio de euros lastrada por retrasos, problemas t¨¦cnicos, malentendidos y toda suerte de perrer¨ªas que le aportan al relato televisivo grandes (y oportunas) dosis de ¨¦pica y suspense.
La parte dedicada a Londres podr¨ªa haber pasado por un correcto documental sobre los estragos de proyectar un restaurante de semejante envergadura en una capital extranjera. Pero entonces irrumpi¨® el Dabiz Mu?oz superher¨®ico y alguien consider¨® importante comunicarnos que le gusta correr maratones en sus ratos libres, le vimos enviar un Whatsapp con emoticones cucos a Cristina Pedroche y, ahhh, supe que era el momento de repantigarse en el sof¨¢ para disfrutar del verdadero espect¨¢culo.
Porque cuando El Xef intenta hacerme creer que Dabiz Mu?oz es el tipo m¨¢s cool del universo y yo un miserable insecto, aflora una vertiginosa y adictiva sensaci¨®n de gozar sufriendo. Y eso es lo que pas¨® en el momento en que el programa se quit¨® la careta y se convirti¨® en un publirreportaje sobre al genialidad incontenible del madrile?o, al que mostraba brincando en mallas y creando platos asombrosos como un romesco coreano en plena sesi¨®n de running, como hacen los putos genios.
S¨ª, he dicho "putos genios" porque comprob¨¦ con alivio que en los fogones del Xef persiste el s¨ªndrome Tarantino. Dabiz Mu?oz y sus soldados siguen interpel¨¢ndose como si estuvieran en un di¨¢logo eterno de Pulp Fiction. "La puta carta", "el puto pollo", "esto es una puta mierda", etc¨¦tera. Si me hubiera bebido un chupito por exabrupto gratuito, seguramente habr¨ªa escrito este art¨ªculo desde alg¨²n calabozo. Hay m¨¦rito en ese ardid ling¨¹¨ªstico: tiene que ser dif¨ªcil acordarse de utilizar el "put@" delante de cada palabra y no perder la chaveta.
Porque en las escenas de cocina estaba el jugo concentrado del delirio. Todo sonaba gordo, fren¨¦tico, pasado de vueltas, La chaqueta met¨¢lica. En ese infierno de tipos hiper-mega-superintensos, embutidos en unas batas con hebillas en la espalda como si fueran camisas de fuerza, surgi¨® el Dabiz Mu?oz al cuadrado, excesivo en su empe?o por parecer excesivo, lanzando un sonoro pu?etazo a uno de sus ayudantes que le doli¨® a media Espa?a. Ah¨ª el programa se pas¨® de revoluciones. Se le fue la testosterona.
Utilizar a tus empleados como sacos de boxeo y luego rebozarlos de harina no te hace m¨¢s cool. Pero El Xef decidi¨® no ahorrarse esa imagen bochornosa por una raz¨®n. El Dabiz Mu?oz canino, d¨¦spota, malote y m¨¢s sobreactuado que Al Pacino en Esencia de mujer es el personaje que amas odiar u odias amar, la droga que engancha de verdad en este invento. Mensaje captado: El Xef no es un programa de cocina, es un programa sobre Dabiz Mu?oz.
Y eso que tambi¨¦n hubo cocina. Poca, pero la hubo. Se experiment¨® un exceso de salivaci¨®n en casa durante la creaci¨®n de un bocado majestuoso, un pan con tomate y ventresca de at¨²n con sabor a jam¨®n que pon¨ªa los pelos de punta. Es una l¨¢stima que Dabiz Mu?oz estropeara la estampa con unas u?as silueteadas por una negrura sospechosa. Y es entra?able que uno de sus ayudantes rebautizar¨¢ el pa amb tom¨¤quet como "pantumac".
Fue una de las pocas concesiones culinarias en la hiperacelerada dimensi¨®n que habitan los personajes de este programa. Si en la primera temporada todos acabamos convencidos de que Dabiz Mu?oz se hab¨ªa comido Espa?a, de esta saldremos convencidos de se ha zampado el mundo. A bocados muy locos. Por cierto, despu¨¦s del cap¨ªtulo pusieron 'Cuarto milenio' y no se vieron ni de lejos tantos fen¨®menos paranormales como en las cocinas del Xef. Evidentemente, yo ya estoy enganchado.
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