'Avolatte': cuando la estupidez se hace tendencia
Un caf¨¦ con leche servido dentro de una mitad de aguacate, la ¨²ltima ocurrencia hipster convertida en fen¨®meno medi¨¢tico: bienvenidos a las cloacas del postureo gastron¨®mico.
Camarero, ?me pondr¨¢ un specialty coffee con leche de almendra sin gluten en un aguacate de cultivo ecol¨®gico? Dicen que estamos en tiempos de postnormalidad, un magma entre eras marcado por las tres ces: caos, complejidad y contradicci¨®n. Vivimos en un impasse chalad¨ªsimo en el que lo normal se ha evaporado. Los viejos sistemas agonizan, los nuevos tienen que asentarse y, mientras tanto, en esa centrifugadora enloquecida llamada siglo XXI, se sirven avolattes, caf¨¦s con leche dentro de aguacates a precio de gin-tonic... y ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa. Postnormalidad en estado puro.
El show de Truman
La ocurrencia surge del Truman Caf¨¦ de Melbourne, trinchera hipster que la semana pasada decidi¨® llevar al l¨ªmite la paja mental millennial y fusionar lattes con aguacates, perd¨®n por el pareado. Salta a la vista que todo fue fruto del aburrimiento y de un arrebato ir¨®nico. Un chiste. Pero da igual: lo que comenz¨® como un bromita en Instagram, ha terminado convirti¨¦ndose no solo en objeto de arduo debate en las redes, sino en microtendencia y en cruda realidad.
Hay gente ah¨ª fuera que ha consumido energ¨ªas discutiendo sobre la viabilidad de beber caf¨¦ en c¨¢scaras de fruta. Gente que ha invertido minutos valios¨ªsimos en prepararse un avolatte casero y sacar la foto. Gente que ha ido al Truman a tomarse su caf¨¦ con leche en aguacate. Apuesto a que no han sido pocos los que han acudido a su cafeter¨ªas favoritas con medio aguacate putrefacto en la bolsa, como quien carga con su propia taza. Alg¨²n enajenado ha hecho variaciones, como el cucumlatte, es decir latte con pepino. Y lo m¨¢s inquietante: otros establecimientos han decidido sumarse al sinsentido y servir sus propios avolattes.
En el universo de la gastrotonter¨ªa, cuanto m¨¢s descabellado sea el dislate, m¨¢s atraer¨¢ al gent¨ªo. Hablamos de beber caf¨¦ caliente en un recipiente org¨¢nico inestable, de encontrarte tropezones de aguacate en alg¨²n sorbo, de mirarte en el espejo mientras sostienes el cuenco y piensas: ¡°Qu¨¦ diablos estoy haciendo.¡± Hay que felicitar a Truman Caf¨¦, pues la performance tiene punch, pone al desnudo las pamplinas de la cultura foodie y confirma, adem¨¢s, que el aguacate corre peligro de morir de ¨¦xito si no se lo arrancamos de las zarpas al culto del bienestar.
El d¨ªa que me pongan un tartar de at¨²n sin aguacate, pensar¨¦ que estoy en un episodio de Twin Peaks 2017. En Brooklyn hay un bar de aguacates, no es broma. Si ahora no desayunas tostada de aguacate con semillas de algo est¨¢s vendido. Existen restaurantes que sirven hamburguesas, ?con aguacate en lugar de pan! Seguro que en la m¨¢quina de caf¨¦ has escuchado a m¨¢s de un intensito del aguacate decir que esta bendita fruta tiene m¨¢s potasio que el pl¨¢tano¡ La sobreexposici¨®n medi¨¢tica del aguacate es pornogr¨¢fica. Era cuesti¨®n de tiempo que lo acab¨¢ramos viendo convertido en taza o algo peor.
La iron¨ªa ha muerto
El ¨¦xito de algo tan est¨²pido como el avolatte permite sacar conclusiones. Las modas gastron¨®micas hipsters han alcanzado un punto de masa cr¨ªtica en el que iron¨ªa y realidad son pr¨¢cticamente indistinguibles. La tomadura de pelo se acepta como algo normal, se perpetua la gran broma a golpe de hashtag hasta que ¨¦sta se convierte en algo tangible... y voil¨¤: de un d¨ªa para otro hay criaturitas entra?ables que empiezan a prepararse sus avolattes en casa. Repito: ?personas que beben su maldito caf¨¦ en una c¨¢scara de aguacate!
Otra conclusi¨®n es que, en la era de la hiperconectividad, si quieres dar a conocer tu establecimiento, bastar¨¢ con que te inventes el nuevo monstruo de Frankenstein que sustituya al avolatte, hagas un bonito v¨ªdeo y esperes que la viralidad haga el resto. Infinidad de medios se han hecho eco de la noticia, el nombre de Truman Caf¨¦ se ha propagado por la red, y la imagen del barista vertiendo caf¨¦ con leche en un aguacate ya acumula 10 mil visualizaciones en la cuenta de Instagram del establecimiento. ?Alguien puede imaginar una campa?a global de publicidad m¨¢s redonda y econ¨®mica?
Algunos dir¨¢n que todo empez¨® el d¨ªa que alguien decidi¨® servir cervezas en recipientes de mermelada. O el d¨ªa que alguien tuvo la idea de meter ensaladas en botes de vidrio. Luego llegaron objetos como probetas, zapatos, cualquier necedad que pareciera surgida de la mente de un ni?o de seis a?os se aceptaba como buena. Con el avolatte, parece que hemos entrado en una fase mucho m¨¢s avanzada del delirio; el no va m¨¢s de una subcultura culinaria supuestamente moderna y basada en la idiotez que, albricias, se lleva de maravilla con los c¨®digos cazaclics de internet.
A lo mejor estamos en los albores de la vajilla org¨¢nica y los hipsters de Australia han sabido verlo antes que nadie. Callos servidos en la mitad de un mel¨®n cantalupo. Chupitos de J?germeister en cabezas de carabinero. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢s tendr¨¦ que comerme mis palabras y dentro de diez a?os estar¨¦ tecleando un art¨ªculo sobre las claves del negocio millonario del avolatte, mientras me bebo un expresso en un c¨¢scara de coco y lo remuevo con una cucharilla de apio.
Para cerciorarme de que no estoy ante un cambio de paradigma, contacto con un barista para saber si esto de tomarse el cortado en una c¨¢scara mola. En cuanto surge la palabra avolatte en la conversaci¨®n, a mi interlocutor se le eriza el lomo como a un felino y declina colaborar. Intento hablar con el propietario de una prestigiosa cafeter¨ªa de especialidad, que amablemente rechaza tambi¨¦n participar: ¡°Mi respuesta ser¨ªa tan poco interesante como la idea del avolatte.¡±
Compruebo aliviado, pues, que estamos ante una memez pasajera, pero como en toda buena pel¨ªcula de terror, hay un doble giro final que me hiela la sangre. Mientras escribo estas palabras, detecto en Instagram que una helader¨ªa australiana ha puesto a la venta helados dentro de aguacates. Y justo cuando estoy a punto de dar por terminado este art¨ªculo, M¨°nica Escudero, khaleesi y coordinadora de todo esto, me descubre algo que me golpea como un ictus: tostadas de sirena.
La bloguera Adelina Waugh ha decidido convertir la vieja tostada de toda la vida en su div¨¢n. Y de sus delirios surgen tostadas psicod¨¦licas que dan grima de tan cuquis. M¨¢s de 80 mil seguidores en Instagram le avalan. Sus creaciones m¨¢s virales han sido la tostada de unicornio y la tostada de sirena (sic). Y mientras cuento los d¨ªas para que la se?ora se invente las costillas de Oso Amoroso a la parrilla, decido rendirme a la tonter¨ªa: la iron¨ªa ha muerto, ?viva Instagram!
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