La cruzada contra las galletas en los hospitales
?Tiene sentido que los centros sanitarios alimenten a los enfermos con productos nada saludables, como la boller¨ªa industrial? El hijo de un paciente de c¨¢ncer comienza una campa?a para acabar con esta incongruencia.
El ciudadano Javier Bravo ha emprendido una cruzada que a muchos les parecer¨¢ poca cosa y seguramente ser¨¢ ridiculizada por la industria alimentaria, pero merece nuestra entera atenci¨®n por lo que esconde detr¨¢s de la proclama. Javier ha iniciado una recogida de firmas en Change.org para erradicar las galletas de los men¨²s de hospital. El enunciado no hace justicia a la importancia del ¨®rdago, un desaf¨ªo que se entiende mucho mejor escuchando su historia.
A mediados de julio, el padre de Javier fue ingresado en el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s. Con c¨¢ncer, anemia y v¨ªctima de un accidente cerebro-vascular reciente, estuvo 30 horas sin ingerir s¨®lidos, hasta que le lleg¨® la merienda a la habitaci¨®n: un caf¨¦ y un paquetito de galletas. Cuando Javier vio que el hospital serv¨ªa boller¨ªa industrial a un paciente en recuperaci¨®n, en un estado delicado de salud y despu¨¦s de un d¨ªa sin comer, estall¨® y decidi¨® ponerse manos a la obra.
La nutrici¨®n del paciente no tiene precio
Hablo con Javier Bravo. Compruebo que tiene conocimiento sobre la materia y un blog de nutrici¨®n, y certifico que su indignaci¨®n va m¨¢s all¨¢ de las obvias implicaciones de salud que tiene la ingesta continuada de galletas para un paciente oncol¨®gico con anemia. Para Javier, los hospitales deber¨ªan dar ejemplo, y hacen justo lo contrario: la presencia de boller¨ªa industrial en los men¨²s de los enfermos normaliza el consumo de estos productos. ¡°Si est¨¢s dando un producto altamente procesado como ese en un centro hospitalario, la gente que no tenga conocimientos de nutrici¨®n pensar¨¢ que si lo ofrecen en un hospital no ser¨¢ tan malo. No puedes desinformarles as¨ª¡±, exclama indignado.
No se trata de una pelea contra las galletas, no es una lucha quijotesca contra la industria de la boller¨ªa industrial, es un recordatorio: la nutrici¨®n del paciente no tiene precio. ¡°Despu¨¦s de hablar con los responsables del hospital, me qued¨® claro que son las empresas de catering las que deciden los men¨²s, y eso pone todav¨ªa m¨¢s de manifiesto un hecho alarmante: la ausencia de la figura del dietista en la sistema nacional de sanidad. Si la empresa de catering decide, imperan criterios econ¨®micos, no de salud¡±, comenta Javier, resaltando tambi¨¦n que la alimentaci¨®n en muchos hospitales parece totalmente desvinculada de la recuperaci¨®n del paciente; aunque fundamental, es como si ya no formara parte de dicho proceso.
La dietista-nutricionista Laura Saavedra coincide. ¡°Muchas veces, el tipo de men¨² no forma parte del tratamiento. En muchos casos, la comida de hospital es un negocio. Muchos externalizan este servicio, se quitan el muerto de encima y lo encargan a una empresa de catering. Se intenta ahorrar y la comida pierde toda importancia desde el punto de vista del tratamiento m¨¦dico¡±, comenta Laura, consultada para que proponga alternativas a la galletas en el men¨² hospitalario. Admite que no es empresa f¨¢cil derrocarlas.
¡°Aunque llevan harinas refinadas, az¨²car y aceites de baja calidad, las galletas no solo le gustan a todo el mundo, sino que son extremadamente baratas¡ y no se puede competir en esos precios¡±, afirma. A pesar de esta competencia desleal, la nutricionista lanza ideas: ¡°Podr¨ªan poner barritas de cereales integrales con frutas desecadas sin az¨²car, por ejemplo. En la merienda, algo de pan integral acompa?ado de un queso curado, de calidad, y con aceite de oliva. Evidentemente, la fruta y los frutos secos ser¨ªan otra alternativa. Los frutos secos son caros, pero podr¨ªan comprarlos a granel o buscar alguna f¨®rmula para rebajar el precio. Incluso se podr¨ªa a?adir al men¨² un poco de chocolate con m¨¢s de 75% de cacao.¡±
La otra cara de la galleta
Mi pr¨®ximo objetivo es averiguar qu¨¦ se cuece en las entra?as de las empresas de catering para hospitales. Contacto con el nutricionista de una de estas empresas. Supervisa los men¨²s en el mismo centro sanitario. Prefiere que no publiquemos su nombre y confiesa su disconformidad con la inclusi¨®n sistem¨¢tica de boller¨ªa industrial en los desayunos. ¡°Prevalecen los criterios econ¨®micos por encima de los de salud. Resulta mucho m¨¢s econ¨®mica la galleta y se conserva mucho m¨¢s tiempo. Sin embargo, si de m¨ª dependiera, se har¨ªan muchos cambios, y la boller¨ªa industrial quedar¨ªa eliminada de los men¨²s de hospital. El gran problema es que en el sistema nacional de salud, la figura del dietista no est¨¢ contemplada¡±, asegura el entrevistado.
Adem¨¢s, al asunto del ahorro se le suma un choque generacional entre la vieja y la nueva guardia del departamento. Las peticiones de cambiar la boller¨ªa industrial que los nutricionistas j¨®venes de la empresa de catering env¨ªan a sus superiores, m¨¢s veteranos y conservadores, se estrellan una y otra vez contra un muro. ¡°Te dicen que por un par de galletas no pasa nada, que es lo que hay y punto. Prima el ahorro y no tienen en cuenta que hay pacientes con estancias muy largas, que tendr¨¢n que comer galletas todos los d¨ªas¡±, comenta mi interlocutor.
Solo me queda hablar con el hospital de las galletas, el Severo Ochoa de Legan¨¦s. Me atienden con amabilidad y celeridad desde su departamento de comunicaci¨®n. Quiero saber qu¨¦ opina el hospital de la pol¨¦mica y si est¨¢ al tanto de la iniciativa de Javier Bravo. El centro me env¨ªa un nota escrita con las explicaciones y protocolos que sigue el hospital en lo que a sus men¨²s se refiere.
La nota afirma que, aparte de los dietistas de la empresa de catering, ¡°un equipo multidisciplinar del hospital se encarga de confeccionar y supervisar todas las dietas. ?stas han de ser consensuadas y validadas por el servicio de endocrinolog¨ªa y nutrici¨®n del propio centro hospitalario y controladas por la enfermer¨ªa¡±.
Tambi¨¦n se?ala que las galletas del centro no contienen aceite de palma ¨Ccomo si eso fuera un eximente- y confirma, no obstante, la presencia de boller¨ªa industrial en desayunos y meriendas, en forma de¡ pues eso, galletas. El centro asegura que con aviso previo, las galletas pueden cambiarse por fruta o yogur, pero ah¨ª est¨¢n, bien visibles. Lo que nos devuelve al punto de partida, a la lucha de Javier Bravo. Si est¨¢ claro que algo tiene que cambiar en los men¨²s de muchos centros hospitalarios: ?por qu¨¦ no empezar por una simple galleta?
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