La gu¨ªa definitiva de los productos de temporada
?Qu¨¦ hay que comer en abril? Una nueva p¨¢gina web pone orden en el calendario de las temporadas de frutas y verduras. Usarla no es un capricho: saben mejor y cuestan menos.
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Anoten esto: en abril, est¨¢n en su mejor momento los aguacates, como seguramente ya sabr¨¢n, pero tambi¨¦n las acelgas, alcachofas, apios, endibias, esp¨¢rragos, espinacas, guisantes o lechugas. Aunque en este mes hay que prestar atenci¨®n, adem¨¢s, a otros productos que est¨¢n entrando en temporada o saliendo de ella; en ese caso, es mejor que se den prisa porque al pomelo y al cardo, por ejemplo, les queda nada y menos. Pero a¨²n tenemos limones, naranjas, cebollas, coles de Bruselas, coliflores, habas, nabos, remolachas y zanahorias. ?Qu¨¦? Alucinan con este nivel de precisi¨®n, ?eh?
Pues denle las gracias a la periodista belga Flora Fosset, que es quien ha recopilado toda esta informaci¨®n para ustedes en la estupenda p¨¢gina Soy de Temporada, una visita obligada para saber en qu¨¦ momento estamos, porque menudo foll¨®n de estaciones y productos, caray. Hay melones en invierno, naranjas en verano o jud¨ªas verdes en abril, que es como ir abrigado a la playa o en ba?ador a recibir las 12 campanadas. Porque por haber hay hasta uvas todo el a?o. Un verdadero sindi¨®s, que deber¨ªa alarmarnos, pero que pasa, sin embargo, desapercibido en aras de una demanda descontrolada y auspiciado tambi¨¦n por la falta de cultura agr¨ªcola, que sufrimos la mayor parte de la poblaci¨®n. Y si esto es complicado para los aut¨®ctonos, imag¨ªnense para alguien de fuera.
Fosset, sin ir m¨¢s lejos, se encontr¨® con calendarios que dec¨ªan que hab¨ªa tomates todo el a?o, excepto en verano. "Que yo pens¨¦: 'No s¨¦, lo mismo es que aqu¨ª hace tanto calor que los tomates no salen'. Me pareci¨® muy raro, pero vete a saber, me dec¨ªa a m¨ª misma", recuerda con sorna esta bruselense. Le sac¨® de su error un agricultor y, ya s¨ª, lo tuvo claro: si quer¨ªa comer productos de temporada iba a tener que hacerse ella misma su propio calendario. Y, miren, lo que empez¨® siendo pura supervivencia deriv¨®, al cabo de dos semanas, en una de las p¨¢ginas m¨¢s claras, precisas, completas e intuitivas que hay sobre la estacionalidad de frutas y verduras.
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Soy de temporada es todo un vadem¨¦cum de 57 productos, que esta periodista mont¨® junto a otros cuatro compa?eros de un taller de visualizaci¨®n de datos del laboratorio Medialab-Prado. Y el apoyo tambi¨¦n de 22 expertos, muchos de ellos agricultores. "La idea es que gente como yo, que estamos enfrentados con la naturaleza y no sabemos ni cu¨¢ndo sale un tomate, tengamos un calendario con el ciclo natural de las plantas y, de paso, podamos cuidar del medio ambiente", reconoce a las claras. Y como ella, vaya, somos muchos. Por capricho o ignorancia, nos hemos acostumbrado a recolectar en el s¨²per todo tipo de productos -sin ton ni son- hasta llenar el carrito sin criterio alguno. Porque, total, si hay tomates todo el a?o, ?no?
Recuperar la esencia de los cultivos
Eso pone, al menos, en uno de los calendarios oficiales del Ministerio de Agricultura. Y, en efecto, lo que cuenta mi colega es real: en verano, y seg¨²n ese calendario, los tomates se difuminan, que vayan ustedes a saber con qu¨¦ nos estaremos haciendo los gazpachos. Al respecto, ese ministerio expone: "Por las dudas que suscita este tema, se han revisado los calendarios y se han actualizado a diciembre de 2017". Los nuevos, por si les interesa, son este, para las frutas, y este otro, para las verduras. Pero, de nuevo, los tomates aparecen a disposici¨®n del consumidor los 365 d¨ªas del a?o. Algo que, si bien es cierto por el uso de invernaderos, no es del todo preciso.
"Su temporada natural va de finales de junio hasta octubre", precisa H¨¨ctor Molina, agricultor de la empresa el3ments. As¨ª viene referenciado en la p¨¢gina de Soy de temporada; pero que haya tenido que ser una persona de fuera, y a t¨ªtulo individual, la que ponga los puntos sobre los cultivos dice mucho de nuestro desapego por el campo. "Hemos perdido la esencia con todo", se lamenta Molina, "salvo en contad¨ªsimas excepciones, pasearse por un mercado de abastos es, exactamente, igual que pasearse por el supermercado".
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El s¨ªmil no es casual. En nuestra compra nos va la vida -tenemos que alimentarnos-, pero tambi¨¦n el sabor. Porque, aunque algunos digan lo contrario, la fruta y verdura de temporada s¨ª se nota en el paladar. Los c¨ªtricos, por ejemplo, que llegan a nuestros lineales procedentes de otros pa¨ªses, se recolectaron unos 40 d¨ªas antes; es decir, con poco ¨ªndice de maduraci¨®n. "Mientras que nuestros productos est¨¢n recolectados en su punto ¨®ptimo", zanja este agricultor.
Sobre ese baile de estaciones, las fuentes oficiales lo achacan a que hay calendarios que pueden tener en cuenta la fecha de producci¨®n, la de inicio de comercializaci¨®n o cuando esta alcanza su punto m¨¢ximo. ?Y cu¨¢les son los productos m¨¢s dados a colarse en fechas que no les corresponden? Pues, seg¨²n nuestro especialista, hay tres: pimientos, berenjenas y los sempiternos tomates. "Su familia es la solan¨¢cea. Esta es una planta que necesita sol y a menos de 12 grados de temperatura, retiene la savia. Es decir, la planta se queda inactiva: dime t¨² una poblaci¨®n que en invierno por la noche est¨¦ a m¨¢s de 12 grados. No hay ninguna, solo consigues que no retenga la savia dentro de un invernadero con bombas de calor, pero con un alt¨ªsimo consumo energ¨¦tico", advierte H¨¨ctor Molina.
Algo del todo innecesario, ya que no vivimos solo de esas tres verduras. Espa?a tiene una rica variedad de cultivos y cada producto, por cierto, las propiedades que necesitamos en ese momento vital. Ahora, dec¨ªamos, es temporada de esp¨¢rragos, ?no? Pues escuchen a Magda Carlas, m¨¦dica nutricionista: "El esp¨¢rrago verde es una maravilla: diur¨¦tico, muy rico en fibra y delicioso". Y en junio empieza la mejor ¨¦poca de las ciruelas, "ideales para tonificar los intestinos perezosos con un leve toque dulce". Todo esto lo refrenda Andrea Sorinas, dietista-nutricionista: "Consumir las frutas y verduras propias de cada temporada proporciona importantes beneficios como un contenido id¨®neo de vitaminas y minerales o un mejor sabor, textura, apariencia y aroma".
Otro motivo m¨¢s: su precio
Los melones que no son de temporada suelen venir de Brasil o Senegal, me explican desde Mercamadrid. Y esto nos lleva a hablar de dos razones m¨¢s para consumir productos con una estacionalidad acorde: su precio y la huella ecol¨®gica que dejan sus hom¨®logos de otros pa¨ªses. Si ustedes, por ejemplo, compran un mel¨®n de piel de sapo en agosto, como es menester, su precio m¨¢s frecuente ser¨¢ de 0,35 c¨¦ntimos, frente a los 1,25 euros que pagar¨¢n si se lo embolsan en marzo, seg¨²n los c¨¢lculos orientativos de ese mercado mayorista. Pero hay m¨¢s: si ese mismo mes meten en la cesta unas naranjas Navel Late pagar¨¢n, de media, 0,85 euros al ser producto nacional. Pero si se les antojan en agosto abonar¨¢n 1,2 euros por traerlas desde Argentina o Sud¨¢frica. Y as¨ª tambi¨¦n, por ejemplo, con la pera Ercolina: 1,1 euros en agosto y 2,25 en marzo porque viene de Chile.
La huella ecol¨®gica
Desde ese ¨²ltimo pa¨ªs al nuestro hay 10.927 kil¨®metros. Pero si nos quedamos con la distancia m¨¢s corta -Senegal- sigue siendo un buen trecho: 3.067 kil¨®metros. S¨ª que es verdad que tambi¨¦n compramos productos dentro de la Uni¨®n Europea -como manzanas a Italia o patatas a Francia-, y que estamos, en fin, en un mundo globalizado y esto no nos pilla por sorpresa, pero, ?de verdad es necesario traer fruta congelada desde tan lejos cuando tenemos aqu¨ª otra reci¨¦n recolectada? Por no hablar de la cruel paradoja de que pa¨ªses con problemas de malnutrici¨®n -como, precisamente, tiene Senegal- est¨¦n, sin embargo, produciendo alimentos para saciar los caprichos atemporales del primer mundo. Y esto, adem¨¢s, con una huella ecol¨®gica tremenda.
En 2011, la asociaci¨®n ecologista Amigos de la tierra elabor¨® el demoledor informe Alimentos kilom¨¦tricos, en el que ya se pon¨ªa de manifiesto el grave da?o ambiental que causa ese transporte por aire, carretera, ferrocarril y mar. Y que, seg¨²n ese documento, gener¨® ese a?o 4,2 millones de toneladas de CO2. Blanca Ruibal es ingeniera agr¨®noma y responsable de agricultura y alimentaci¨®n de esa ONG: "La alimentaci¨®n se ha convertido en una mercanc¨ªa. Y al ser una mercanc¨ªa, se dan unos impactos ambientales inasumibles: cambio clim¨¢tico, p¨¦rdida de biodiversidad, contaminaci¨®n de agua y suelo¡ Lo que comemos cada d¨ªa, y compramos, tiene un impacto ambiental y social tremendo".
Cultivos que se alteran por el cambio clim¨¢tico
Seg¨²n datos de la Direcci¨®n General de Aduanas, en 2017 compramos al exterior 3,06 millones de toneladas de frutas y hortalizas frescas. Pero, en algunos casos, eran productos que coincid¨ªan con su mismo periodo de producci¨®n aqu¨ª. Como las 8.215 toneladas de naranjas que adquirimos en abril del a?o pasado o las 12.030 toneladas de manzanas que importamos en septiembre. ?Por qu¨¦? "La raz¨®n fundamental es porque el consumidor demanda cada vez una gama m¨¢s amplia de productos y en todas las estaciones", replican desde Agricultura. Vamos, que lo queremos todo y todo el rato mientras este trasiego dure, porque es evidente que este ritmo de consumo no puede durar eternamente.
De todo esto se desprende una consecuencia igual de triste: estamos difuminando nuestra memoria sentimental. Y es posible que llegue un d¨ªa en el que las estaciones pasen de largo. "El hecho de traer las frutas y verduras desde tan lejos, con esa carga de CO2, est¨¢ contribuyendo, en parte, al cambio clim¨¢tico, que es lo que luego vuelve locas a las plantas por los cambios bruscos de temperatura o hace que se retrasen o adelanten cosechas. Es la pescadilla que se muerde la cola: como aqu¨ª se nos estropean los cultivos, los traemos de fuera, que es lo que hace que se vuelvan a estropear muchos de ellos", alerta el ambient¨®logo Andreu Escriv¨¤. Si les interesa el tema, Amigos de la Tierra tiene esta calculadora de CO2. Pero, vamos, que tambi¨¦n pueden comerse unas naranjas en diciembre, unas cerezas en mayo o una crema de br¨®coli, ma¨ªz y lac¨®n en noviembre, gracias a que proyectos como Soy de Temporada nos recuerdan aun de d¨®nde venimos.
?Qu¨¦ comemos hoy?
Pues depender¨¢ de la estaci¨®n. Por ejemplo:
- En primavera: momento ¨®ptimo para fresas, habas, patata nueva, esp¨¢rragos verdes, cebollas, ajos tiernos, guisantes, n¨ªsperos, cerezas, albaricoques...
- En verano: la ¨¦poca id¨®nea de berenjenas, calabacines, pimientos, tomates, pepinos, sand¨ªas, melones, nectarinas, ciruelas, melocot¨®n de agua, paraguayos, melocot¨®n de vi?a...
- En oto?o: tocan coles, c¨ªtricos, manzanas, setas, caqui, persimon, saroni, granada, casta?as, boniatos...
- En invierno: est¨¢n en su esplendor naranjas, alcachofas, remolacha, coliflor, br¨¦col, hinojo, lechuga, escarola, endibias...
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