La cocina de los lazos amarillos
La comida de color amarillo se ha convertido en parte del movimiento por la libertad de los pol¨ªticos catalanes encarcelados. Libros de cocina, cenas y tartas que unen, pero tambi¨¦n separan, a los independentistas.
Revuelto de rebozuelos, pollo al curri, bacalao frito con mostaza y pastel de lim¨®n y pi?a con crema catalana. Estos platos podr¨ªan aparecer en la carta de cualquier restaurante, pero se sirvieron juntos durante una cena muy especial, de potente simbolismo pol¨ªtico. Fue durante el primer Sopar Groc ¨C"Cena Amarilla", en castellano¨C, organizado el 9 de enero de este a?o en el restaurante barcelon¨¦s Semproniana.
El ¨¢gape tuvo "una finalidad solidaria", en palabras de Ada Parellada, cocinera propietaria del establecimiento. "Quisimos denunciar que el Govern se encontraba injustamente encarcelado. Todo el dinero que qued¨® tras pagar los gastos m¨ªnimos se us¨® para sufragar los viajes de las familias de los presos y para pagar la escolarizaci¨®n de sus hijos, principalmente¡±. La idea le vali¨® a Parellada el boicot en forma de reservas y cr¨ªticas falsas, pero tambi¨¦n el apoyo del independentismo.
No fue un acto aislado: la costumbre de te?ir de amarillo la comida como acto reivindicativo se ha extendido ¨²ltimamente por buena parte de Catalu?a. En algunos sitios la presencia se puede reducir a una sencilla servilleta de ese color, pero la fantas¨ªa aplicada a una causa pol¨ªtica puede dar, sorprendentemente, mucho de s¨ª.
Cremas amarillas, galletas amarillas, lazos de frosting amarillo, helados amarillos¡ la protesta pol¨ªtica est¨¢ convirtiendo la comida en una declinaci¨®n monocrom¨¢tica digna de un artista conceptual algo obsesivo. Las fotograf¨ªas que vienen a continuaci¨®n demuestran que no estoy exagerando.
Un meta-lazo amarillo como centro de mesa.
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) June 9, 2018
Cupcakes amarillos y galletas can¨ªbales ¨Cazules¨C.
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) July 5, 2018
?Un consolador amarillo?
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) July 6, 2018
?Helado o helazo?
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) July 29, 2018
Una paella de mejillones reivindicativos.
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) August 7, 2018
Un pastel de boda poliamorosa.
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) August 10, 2018
Un bocadillo por bandera.
— Oriol G¨¹ell i Puig (@oriolguellipuig) August 15, 2018
Una oportunidad de negocio desafortunada.
Em cau l¡¯¨¤nima als peus !!!espero pel b¨¦ del pastisser/a que la vida no li torni..... pic.twitter.com/aBmEy3XoIX
— Llesqueta (@llesqueta) September 12, 2018
Todas las fotograf¨ªas salvo la ¨²ltima, cuyo objeto fue considerado por buena parte del independentismo como una lamentable muestra de oportunismo, han sido recopiladas por Oriol G¨¹ell, quien mantiene en su cuenta de Twitter una intensa y muy interesante actividad de divulgaci¨®n y opini¨®n pol¨ªtica y social.
"Cuelgo las fotograf¨ªas para compartir lo que sucede a mi alrededor", nos cuenta G¨¹ell. "No deseo ofender a nadie, s¨¦ que se acumulan muchos sentimientos alrededor de estas celebraciones. Adem¨¢s, respeto mucho la protesta contra el encarcelamiento de los pol¨ªticos independentistas acusados de graves delitos. Yo tambi¨¦n creo que se deber¨ªa decretar la libertad mientras no se celebre el juicio".
Preguntado sobre el sentido de que una comunidad se coma a sus s¨ªmbolos pol¨ªticos, G¨¹ell cree que "la raz¨®n b¨¢sica trasciende a los presos y consiste en escenificar la existencia de una comunidad que se reconoce como tal y que, por lo tanto, debe tener s¨ªmbolos y ritos propios". "Son ¨²tiles para mantener la cohesi¨®n de la comunidad. Pero dudo de que sea beneficioso para la imagen exterior del movimiento. Desde fuera suscita cierta extra?eza. A m¨ª, personalmente, no me parecen eventos estimulantes ni creo que respondan a un movimiento maduro. Pero quiz¨¢ me falta la emoci¨®n necesaria para comulgar".
En el sentido que apunta G¨¹ell, es interesante observar que las comidas amarillas o, sin m¨¢s, las comidas que reivindican la libertad de los l¨ªderes independentistas en prisi¨®n, se est¨¢n convirtiendo en una nueva moneda com¨²n gastron¨®mica. Como la pasta en Italia, las baguettes en Francia o el cebiche en el Per¨².
Parellada, quien obviamente s¨ª comulga con el amarillo, coincide con G¨¹ell en el aspecto cohesionador. ¡°Sirve para encontrarse y confirmar que los que estamos en esta lucha no estamos solos. Y como esto va para largo, nos reunimos y lo pasamos bien. Compartir un rato en un ambiente distendido es mucho m¨¢s beneficioso que vivir en una constante letan¨ªa¡±, dice la cocinera. Y es que resulta t¨ªpicamente catal¨¢n el celebrar lament¨¢ndose, recordemos que? nuestro d¨ªa nacional conmemora una derrota, as¨ª que este celebrar en un ambiente relajado y un poco festivo aporta algo de aire fresco en nuestras costumbres.
?Han llegado estas reivindicaciones comestibles a convertirse en objeto de consumo habitual, aparte de iniciativas puntuales y cenas privadas? Todav¨ªa no, pero un panadero barcelon¨¦s que suele exhibir panes que conmemoran todo tipo de celebraciones ¨Cdesde una victoria del Bar?a a una efem¨¦ride popular¨C, comentaba esta misma ma?ana que "le estaba dando vueltas para ver qu¨¦ se le ocurr¨ªa hacer por la democracia".
Pero adem¨¢s de celebrar derrotas, en Catalu?a tenemos cierta tendencia a comer s¨ªmbolos.
El veintitr¨¦s de abril es tradici¨®n comer un delicioso pan de sobrasada que figura la senyera, el pan de Sant Jordi, y en Navidad no dudamos en comernos las almendras y el turr¨®n que defeca el Ti¨® o Caganer, un le?o al que azotamos duro, hasta que m¨¢gicamente hace de vientre, y que a pesar del maltrato visita nuestras casas cada mes de diciembre.
?Tenemos ah¨ª un precedente de lo amarillo comestible?
El periodista Guillem Mart¨ªnez, afilad¨ªsimo observador de la actualidad pol¨ªtica catalana y autor de una serie de art¨ªculos sobre el proc¨¦s que merecen ser enmarcados, apunta en esa l¨ªnea cuando le pregunto sobre su opini¨®n acerca del fen¨®meno de la cocina amarilla: ¡°son protestas simb¨®licas. Es decir, anecd¨®ticas. Y t¨¦cnicamente cat¨®licas. Reunirse para comer ceremonialmente es, b¨¢sicamente, una misa. Lo divertido es que comer ¨Ces decir, tambi¨¦n cagar¨C es muy escatol¨®gico. Muy propio de una cultura que ha creado el caganer, uno de los ¨²ltimos vestigios en Europa del culto a las divinidades paganas relacionadas con las heces¡±.
Como dijo el presidente em¨¦rito, los catalanes hacen cosas, y parece que una mitad de la sociedad tiene la vena creativa gastron¨®mica en ebullici¨®n desde hace ya demasiado tiempo. Se me ocurre un escenario particularmente tr¨¢gico relacionado con esto: si cosas que siempre han sido amarillas -como los buzones de Barcelona o las protecciones de los andamios de las obras- han empezado a sufrir casos de vandalismo por un rifirafe de poner y quitar lazos, podr¨ªa pasar lo mismo con la tortilla de patatas, la paella o el arroz con costra. ?No es suficiente motivo como para sentarse a la mesa en hermandad e intentar arreglar lo que han estropeado a?os de mala gesti¨®n pol¨ªtica?
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