No llegar muy pronto, no llevar vino y no coger el pan de la derecha
?Qu¨¦ debemos hacer para no parecer unos ga?anes o unos horteras en los banquetes navide?os? Dos expertos nos ayudan a resolver las principales dudas que pueden surgir antes, durante y despu¨¦s de sentarse a la mesa.
Hay tres cosas que les suceder¨¢n, inevitablemente, estas navidades: los ni?os de San Ildefonso se olvidar¨¢n de cantar su n¨²mero; recibir¨¢n la misma felicitaci¨®n varias veces en su m¨®vil; y, ya sentados, alg¨²n mendrugo se comer¨¢ su pan. En alguna cena de Navidad, en alguna comida de empresa, alguien se girar¨¢ y les dir¨¢: "Af, fefona, quef erahf el fuyo". Con la boca llena, s¨ª. Porque lo de no poner los codos en la mesa lo tenemos claro, pero el pan de cada cual no es como los reposabrazos del cine, donde la ley que impera es la del primero que llega. Y algo as¨ª, en una velada de este tipo, puede ser una bomba de relojer¨ªa.
No hay que olvidar que en esta ¨¦poca del a?o coinciden en el mismo espacio diferentes sensibilidades bien regadas de vino y cava, a veces, con alg¨²n acontecimiento externo que contribuye a descorchar toda esa tensi¨®n. Recuerden, si no, el a?o pasado cuando en una misma semana vivimos las elecciones catalanas y el cl¨¢sico entre el Real Madrid y el Barcelona poco antes de esa te¨®rica noche de paz. En esta, seguramente, haya quien abogue por deportar a los Reyes Magos de Oriente en un pa¨ªs en el que un 91% considera que ya hay mucha o bastante crispaci¨®n. Como para mordisquear, encima, el pan de su primo el cel¨ªaco.
Esa suele ser una de las grandes confusiones en la mesa, pero hay m¨¢s: ?se puede comer con las manos? ?Y repetir? ?Habr¨¢ que esperar antes a que est¨¦n todos servidos, no? Y si me invitan, ?qu¨¦ obsequio llevo: vino o el postre? ?Tengo que llevar algo necesariamente? ?En qu¨¦ posici¨®n hay que dejar los cubiertos para transmitir, sutilmente, que hemos terminado? De todo eso ¨Cy de alg¨²n que otro mito¨C hemos hablado con dos expertos en protocolo: Gerardo Correas, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo y de la Organizaci¨®n Internacional de Ceremonial y Protocolo, y Marina Fern¨¢ndez, directora de Relaciones Institucionales de ese mismo centro. Ellos ser¨¢n los encargados de evitarles una mala salida¡ de a?o.
Quiz¨¢s todo esto pueda sonar demasiado solemne; sobre todo, si tenemos en cuenta que la inmensa mayor¨ªa no acostumbra a usar el Comedor de Gala del Palacio Real ¨Ccon capacidad para 120 comensales¨C como sal¨®n particular. Pero el pueblo tambi¨¦n departe y lo hace, adem¨¢s, con mucha m¨¢s soltura. Aunque el protocolo, me corrige Gerardo Correas, no es algo encorsetado. "Est¨¢ el oficial, pero luego est¨¢ el de todos los d¨ªas. El que nace con la humanidad y desde el mismo momento en que dos personas se tienen que relacionar, entenderse y organizar, as¨ª, un peque?o acto de convivencia".
?C¨®mo es un buen anfitri¨®n?
Pues, as¨ª de primeras, alguien que asume un marr¨®n considerable, como ya sabr¨¢n. O en palabras de nuestra otra experta Marina Fern¨¢ndez: "Es asumir una gran responsabilidad, porque el anfitri¨®n es el que invita y, por lo tanto, su funci¨®n es asegurarse de que todos los invitados se sientan bien recibidos, bien tratados y a gusto. Si alguien es celiaco, si hay problemas de alergias o de movilidad, que puede ser que alguien venga con la rodilla reci¨¦n operada y entonces le tienes que poner una silla al lado de su silla para que pueda estirar la pierna. Este tipo de detalles, que el anfitri¨®n deber¨ªa conocer, son los que hacen que los invitados sientan que han pensando en ellos".
Ser el anfitri¨®n no est¨¢ pagado. GIPHY
?C¨®mo debo portarme si soy invitado?
Los invitados, aunque no lo parezca, tambi¨¦n tienen su cuota de responsabilidad. Escuchen: "Tienes que mostrarte agradecido y sonriente y si hay algo que no te gusta en la cena, bien por la compa?¨ªa o la conversaci¨®n, pues tratar, en cierta medida, de evitar mostrar tu desagrado; si es necesario lo hablaremos m¨¢s tarde, y en privado, con el anfitri¨®n. Pero en p¨²blico hay que agradecer la invitaci¨®n y sonre¨ªr". Otro marr¨®n, en cierto modo. Y adem¨¢s tienen que ser puntuales, pero lo justo. Y aqu¨ª me gustar¨ªa hablarles de un tipo de persona que yo, personalmente, asar¨ªa viva y servir¨ªa con una manzana en la boca.
Me refiero, naturalmente, a esos comensales odiosos que llegan siempre mucho antes de la hora, abren la nevera, se sirven una cerveza y se ponen a dar vueltas por la casa persigui¨¦ndote mientras te preguntan, constantemente, si te pueden ayudar cuando saben, perfectamente, que el grueso de la cena ya est¨¢ hecho. ?Les suena, verdad? Pues no sean como esas personas odiosas y no lleguen con tanta antelaci¨®n, que no hay necesidad. Nuestra experta, otra vez: "No hay que llegar tarde, pero tampoco demasiado pronto, porque el anfitri¨®n tiene que asegurarse de que todo est¨¢ preparado antes de que llegue el primer invitado. Y muchas veces esos 20 minutos finales son fundamentales, sobre todo, en temas de cocina. Si llego con esa antelaci¨®n es muy posible que le pille con las manos en la masa o saliendo de la ducha. Si te citan a las 10, te presentas a las 10".
?Entendido, no? Bueno, pues ahora que sabemos cu¨¢l es la funci¨®n de cada uno y lo que no hay que hacer, vamos a profundizar en esos otros detalles que suelen pasar m¨¢s inadvertidos. Y que conviene manejar por si, de pronto, se ven cenando en casa de sus suegros, por primera vez, o con Ernesto de Hannover, que todo puede ser. Como lo que hay que llevar, por ejemplo.
?Es buena idea llevar vino?
"Ese es un regalo s¨²per recurrente, pero que yo personalmente desaconsejo", desde?a nuestra especialista tambi¨¦n en relaciones institucionales. "?Por qu¨¦? Porque el anfitri¨®n que organiza la cena ya ha previsto el vino que va a servir y si yo me presento con una botella, aunque sepa que es su favorita, quiz¨¢s se d¨¦ de patadas con el men¨² y, adem¨¢s, se va a sentir obligado a abrirla porque se lo he tra¨ªdo como un regalo. Y lo mismo con el postre: es muy posible que lleve d¨ªas pensando qu¨¦ tipo de postre casa perfecto con la cena, seg¨²n los gustos de los invitados, y voy yo y aparezco con una tarta".
Entonces, ?habr¨ªa que llevar algo o no? "Se puede llevar un ramo de flores, siempre y cuando nos hayamos enterado antes de que esas flores no le provocan alergia al organizador, o unos puros si sabemos que disfruta de ellos. Aunque a m¨ª hay una t¨¦cnica que me gusta mucho, que es enviar un regalo al d¨ªa siguiente. Sobre todo cuando es la primera vez que vamos a una casa y no conocemos bien a nuestros anfitriones. Pero despu¨¦s de la cena uno ya se puede hacer una mejor idea. Y al d¨ªa siguiente, lo que hacemos es enviarle un peque?o obsequio ya con conocimiento de causa: ah¨ª s¨ª que ser¨ªa perfecta esa botella de vino", retoma Marina Fern¨¢ndez.
?Puedo ir en ch¨¢ndal (no siendo Rosal¨ªa)?
Hay una manera f¨¢cil de lidiar con una mesa formada por vegetarianos, flexitarianos, cel¨ªacos, comensales a dieta o foodies sin que aquello derive en una partida de Tetris para el pobre organizador: con un buffet con varios platos adaptados a las necesidades de cada cual. ?Y qu¨¦ hay de la vestimenta?, se preguntar¨¢n. ?Tenemos que ponernos siempre corbata? Pues no, ni mucho menos. Pero tampoco hay que ir sin corbata siempre. "Eso lo decide el anfitri¨®n, que es el que decide qu¨¦ acto quiere organizar", explica Gerardo Correas, el presidente de la Escuela Internacional de Protocolo. Es decir, el famoso c¨®digo de vestimenta.
Leonardo da Vinci no invent¨® la servilleta (y otros mitos del protocolo)
Sobre Leonardo da Vinci se han escrito miles de historias y otras tantas leyendas: el genio renacentista abarc¨® muchos campos y era, desde luego, un amante de la cocina (lleg¨® a tener una taberna en Florencia con estrepitoso fracaso, todo hay que decirlo), pero no invent¨® la servilleta como se dice que hizo al comprobar c¨®mo, en efecto, los comensales se limpiaban con la piel de animales atados a las sillas o jamugas. En ese sentido, el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Alcal¨¢ Benito Navarrete es claro: "Todo est¨¢ basado en fuentes nada convincentes y son leyendas. Se est¨¢ construyendo una imagen del artista basada en an¨¦cdotas de escasa credibilidad y adulterada por la historiograf¨ªa rom¨¢ntica del siglo XIX".
Como tampoco da Vinci escribi¨® nunca esas Notas de Cocina de Leonardo da Vinci. Aunque s¨ª que fue maestro de ceremonias y, quiz¨¢s, por ah¨ª puede venir el error. En cualquier caso, el de la servilleta no es el ¨²nico mito que tiene que ver con el protocolo. La especialista Marina Fern¨¢ndez me desvela dos m¨¢s: la necesidad de esperar a que est¨¦n todos servidos y la posici¨®n de los cubiertos en el plato, que no dice nada.
Sobre ese primero, apunta: "En una mesa peque?a s¨ª que es l¨®gico que esperemos a que est¨¦ todo el mundo servido, sobre todo si se va a comer lo mismo, porque el servicio va a ser muy r¨¢pido. Pero en una mesa grande o en un sal¨®n con varias mesas o en un restaurante donde cada uno pide un plato diferente ¨Cy no los sirven todos a la vez¨C, uno seguro que come fr¨ªo. As¨ª que lo de esperar, ah¨ª, ya no tiene tanto sentido. O depende tambi¨¦n de la cultura: en ciertas sociedades orientales, es la persona de m¨¢s edad la primera que tiene que empezar a comer; ni siquiera el anfitri¨®n o el invitado de honor. Y hasta que esa persona no ha empezado, nadie puede hacerlo".
?Y qu¨¦ hay de la posici¨®n de los cubiertos en el plato? "No hay un lenguaje secreto de los cubiertos. Eso que se dice de que si los pongo en la posici¨®n horaria de las tres y cuarto es que me ha gustado la comida y que si los coloco a las nueve menos cuarto es que no me ha gustado nada es otro de los grandes mitos del protocolo. La ¨²nica indicaci¨®n que yo puedo dar con los cubiertos es que cuando los coloco por fuera ¨Cy apoyados sobre el plato¨C a¨²n no he acabado de comer. Y cuando acabo s¨ª se suelen colocar en la posici¨®n de las seis y media, pero eso es para facilitarle el trabajo al camarero que viene por detr¨¢s a recoger mi plato", zanja este experta.
"Si la celebraci¨®n es muy solemne es evidente que la etiqueta tiene que ir de acuerdo a esa solemnidad. Cada uno se viste como quiere, pero es il¨®gico que si te piden un chaqu¨¦ vayas con un traje de chaqueta y corbata, como tampoco ir¨ªas de esmoquin a un mitin", ejemplifica Correas, que ataja: "Lo que s¨ª es buena idea es que cada uno tenga su estilo de vestir. Y no ser un dejado: voy todos los d¨ªas con tejanos ?y ese d¨ªa me los pongo tambi¨¦n? En cuestiones de vestimenta, realmente, hay pocas cosas prohibidas, pero una muy mala idea ser¨ªa el t¨ªpico arreglado, pero informal. El ch¨¢ndal con tacones no suele pegar".
Salvo que usted sea, en efecto, Rosal¨ªa; en ese caso, puede hacer tr¨¢-tr¨¢ con el protocolo y con lo que se le ponga por delante. Que para eso tiene dos?Grammy. Y ustedes lo que tendr¨¢n a estas alturas es algo de hambre, as¨ª que vamos a repasar el epicentro de todas las fiestas se?aladas: la mesa. Que tiene su miga.
?C¨®mo pongo la mesa?
"Todo lo que se va a poner encima de la mesa depende, directamente, del men¨² que vayamos a servir", desgrana la directora de Relaciones Institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo. Esto quiere decir que hay que poner tantos juegos de mesa y tantas sillas como comensales vayamos a tener. Y olvidarse de eso de poner un par de platos m¨¢s por si viene alguien m¨¢s a ¨²ltima hora. No es muy buena idea tampoco ¨Cremarca Fern¨¢ndez¨C porque si esa persona no aparece esos dos platos se quedan ah¨ª y la sensaci¨®n es un "poco extra?a". Y casi m¨¢s importante: colocar encima de la mesa solo lo que vayamos a utilizar. "No tiene sentido que yo saque tenedor y cuchillo de carne si no voy a servir un plato de carne", razona nuestra especialista.
?Los cubiertos van de adentro a fuera?
Como todos hemos visto Pretty Woman sabemos ya que los cubiertos van de adentro a fuera. Aunque esa manera tradicional de poner la mesa, me desvela la propia Marina Fern¨¢ndez, est¨¢ tendiendo a desaparecer con la irrupci¨®n de la nueva cocina. "Tradicionalmente, el primer plato era una crema de marisco y t¨² pon¨ªas la cuchara para la crema de marisco. Pero ahora el primer plato es una crema de marisco, s¨ª, pero que viene en una probeta enganchada en las pinzas del centollo. Entonces, ?eso c¨®mo se come? ?Sigo poniendo la cuchara? ?Hasta tubos de pasta de dientes he visto para servir una salsa!".
Salvo que cenen en casa de Ferran Adri¨¤, que todo puede ser tambi¨¦n, creo que podr¨¢n apa?arse con la manera tradicional de poner los cubiertos y los vasos. "Se colocan a la derecha del plato del comensal y van de izquierda a derecha, seg¨²n lo que se vaya a servir: el agua va a la izquierda del vino, y despu¨¦s las copas de vino y la de cava o champ¨¢n". Pero esto, claro, en teor¨ªa, porque si a sus familiares les da por?maridar la lubina con vodka y les sirven un vaso de chupito, yo ah¨ª no quiero saber nada. "Antes era m¨¢s f¨¢cil porque cuando te serv¨ªan el plato de carne te rellenaban la copa de tinto, pero esa estructura tan cerrada, de tinto para la carne y blanco para el pescado, ya no existe. Ahora casi hay que volver a aprender a poner la mesa", reflexiona nuestra protagonista.
?Debo hacer cisnes con las servilletas?
La servilleta, eso s¨ª, no ha cambiado de sitio, aunque muchos se empe?en en hacer cisnes con ellas y pretendan despu¨¦s que las uses (arrugadas y con m¨¢s g¨¦rmenes, seguramente, que el morro del Pato WC). No, mira, se pone planchada y en forma de tri¨¢ngulo sobre el plato. O en forma rectangular y colocada al lado derecho sobre los cubiertos que est¨¢n situados en ese mismo extremo. Y se coloca, normalmente, en el regazo; a no ser que por el tipo de men¨² que vayamos a comer deba ir al cuello o, incluso, se nos ofrezca un babero si lo que se tercian son unos caracoles o unos cal?ots. Y el pan, por el amor de Dios, el pan que tienen que coger es el de la izquierda. Ese es el suyo. El de la izquierda.
Anoten esto tambi¨¦n: dependiendo del mensaje que se quiera transmitir, del tipo de comensales que vengan y de su n¨²mero, una mesa m¨¢s redonda puede serles de gran ayuda. "Por norma, es muy recomendable porque permite que todos tengan contacto visual y, de este modo, la conversaci¨®n fluya. Aunque esto pierde un poco el sentido cuando son m¨¢s de ocho comensales, porque se van a poder mirar a la cara, pero hablar¨¢n a gritos. Pero si son el n¨²mero justo, la mesa quedar¨¢, adem¨¢s, m¨¢s equilibrada si el n¨²mero de invitados es impar", desvela, una vez m¨¢s, la propia Fern¨¢ndez. Aunque eso no es todo: tal vez nos estemos jugando el tipo ¨Cy la cena¨C sin saberlo.
?Puedo poner media florister¨ªa sobre la mesa?
Ojo con la decoraci¨®n, que podemos acabar llamando al 112. Y no porque los comensales se tiren el jarr¨®n a la cabeza; aunque si tiene el fuste muy alto, seguramente, te pases media velada pensando en qu¨¦ momento se te va a caer por encima y, la otra media, limpi¨¢ndote. Pero mucho m¨¢s peliagudas son las flores: el regalo perfecto puede ser tambi¨¦n una arma de doble filo puestas en la mesa, ya que dan alergia y su olor puede interferir con los sabores de la comida y aromas de los vinos y en el exterior, atraen a los insectos.
?Y usar todas las velas que me han regalado este a?o?
"Cuidado con las velas", les avisan tambi¨¦n nuestros dos protagonistas. "Las de olor har¨¢n que, en lugar de degustar el consom¨¦, est¨¦s oliendo la vela que te han puesto delante. Y las que se ponen de noche deben estar encendidas cuando llegan los comensales y permanecer as¨ª todo el rato mientras est¨¢n en la mesa. ?Por protocolo? No, por sentido com¨²n, porque una vela que se apaga es una vela que produce un olor desagradable. Y si se cae hasta puedes formar un incendio en casa ajena".
Las parejas, ?juntas o separadas?
Desde luego no ser¨ªa la mejor forma de empezar a conocer a sus suegros, ya que el d¨ªa que rompan, adem¨¢s de recordarles como el tipo o la tipa que vino a cenar unas navidades, ser¨¢n ustedes, para siempre, la persona que les quem¨® el mantel y que le tir¨® el jarr¨®n encima a la t¨ªa Sagrario. Porque otra de las t¨¦cnicas m¨¢s usadas en el protocolo es la que dice, precisamente, que hay que separar a las parejas, matrimonios o hermanos, entre otros binomios. Se conoce con la cursi expresi¨®n de descanso matrimonial. Y tiene su raz¨®n de ser, no crean. "El nombre ha ca¨ªdo un poco en desuso, porque ya no se aplica solo a los matrimonios, pero nace de la idea de que la conversaci¨®n sea m¨¢s fluida y m¨¢s amena. Si yo siento a un matrimonio junto es muy posible que acaben hablando entre ellos de sus cosas", me detalla Gerardo Correas, nuestro otro especialista en la materia.
Otra de las f¨®rmulas para lograr que la velada fluya es esta que a?ade su compa?era en esa escuela de protocolo: "Si yo invito a cenar a personas a mi casa es para que lo pasen bien y se sientan a gusto. Entonces como anfitriona voy a tratar de sentarlas al lado de una persona con la que tengan ciertas afinidades o, por lo menos, que no existan conflictos latentes: un animalista al lado de un taurino pues como que no. Y tambi¨¦n mucho cuidado con los idiomas: viene el t¨ªpico amigo que conociste de Erasmus y solo habla noruego e ingl¨¦s. Pues vamos a tratar de sentarle al lado de gente que, por lo menos, hable ingl¨¦s para que pueda charlar".
O tambi¨¦n podemos juntar ¨Co arrinconar, directamente¨C a los que mandan el mismo mensaje de felicitaci¨®n a toda su agenda. As¨ª como idea. Lo ideal, en cualquier caso, ser¨ªa tambi¨¦n que el n¨²mero de comensales fuera proporcionado al tama?o de la mesa y que cada uno tuviera un espacio personal de entre 78 cent¨ªmetros y un metro. Pero, como se suele decir en estas fechas, donde caben dos, caben cinco. Y si no hay langostinos para todos pues se le ponen unos bigotes de gamba a una patata y, por lo menos, las risas est¨¢n aseguradas.
?Qu¨¦ cosas se pueden comer con las manos?
Pues como todo lo que tiene que ver con el protocolo, depende. "Si yo llego a una mesa y hay una bandeja de langostinos y miro al lado de mi plato y hay tenedor y pala de marisco, ese anfitri¨®n me est¨¢ diciendo que en esa mesa el protocolo dice que los langostinos se comen con tenedor y pala de marisco. Pero si llego y no hay nada, me est¨¢ dando permiso para comerlos con las manos", concreta Marina Fern¨¢ndez. Y lo mismo para los quesos, embutidos, canap¨¦s, aceitunas o esp¨¢rragos. "Todos los alimentos tienen un elemento particular para comerlos: hay tenedor de guisantes, de lentejas, de fresas, de ostras, pinza para los esp¨¢rragos¡ Pero yo tengo que comer cada alimento con lo que me est¨¦ indicando, sutilmente, el organizador".
"Lo que no tiene tampoco sentido", interviene su compa?ero y presidente de la Escuela Internacional de Protocolo, Gerardo Correas, "es sacarle 78 cubiertos a alguien que no est¨¢ acostumbrado a relacionarse socialmente, porque se va a encontrar mal. Adem¨¢s hay cosas que se pueden comer con la mano y hay cosas que son peligrosas comerlas con alg¨²n cubierto como las aceitunas con hueso".
?D¨®nde meto las manos?
En Espa?a, seg¨²n me cuentan tambi¨¦n nuestros dos protagonistas, lo que se espera de un invitado es que tenga siempre visibles ambas manos; al contrario, por ejemplo, de los americanos, que colocan la mano izquierda en el regazo durante la comida. Y luego, entre plato y plato, en ese momento en el que no estamos sujetando los cubiertos, es cuando se apoya el antebrazo en el borde de la mesa. "El codo, no, pero porque viene de la tradici¨®n y la costumbre de no darse codazos en la mesa".
Rodrigo Casteleiro es periodista, redactor y productor de El Comidista. Antes fue colaborador de ICON y trabaj¨® en las secciones de Sociedad y Madrid, de EL PA?S, la Cadena SER y ADN.
Protocolo para evitar un altercado intercultural
?Parece mentira que pudi¨¦ramos llegar a ser tan b¨¢rbaros, no? Pues sepan que no hace tantos siglos nos limpi¨¢bamos las manos con la piel de un animal muerto amarrada a la silla o, directamente, sobre el mantel o la camisa, me se?alan.
Hay, sin embargo, otras tradiciones que se mantienen. Si van a Rusia, en concreto, no le digan al bueno de Vlad¨ªmir que si pueden repetir: est¨¢ mal visto, porque est¨¢s lanzando el mensaje de que el anfitri¨®n no te ha servido suficiente comida. Y no s¨¦ ustedes, pero yo he visto los suficientes v¨ªdeos de rusos como para no querer buscarme con ellos un conflicto intercultural. Es preferible quedarse callado o, mejor, ir a cenar a casa de una mamma siciliana. "En Italia, casi siempre, esperan que repitas", coinciden nuestros dos especialistas. ?Y en Espa?a? Pues si cenan en el norte, qu¨¦ les voy a contar: ese d¨ªa t¨®mense un menta poleo a la hora de la comida. Salvo que no haya comida suficiente para todos, que entonces da igual que sea en Rusia o en Motilla del Palancar, provincia de Cuenca: ah¨ª no se repite y tampoco se pregunta.
Como tampoco pide uno que le hagan otra cosa si no hay un problema de alergia, que no tenemos cinco a?os, caramba. Se disimula y se come uno lo que pueda, que no est¨¢ ni mucho menos obligado a comerse todo lo que le pongan. Y si tienen invitados de otras culturas, valoren antes de ponerse el kimono la remota posibilidad de que hayan hecho miles de kil¨®metros para probar algo distinto de lo que toman los restantes 354 d¨ªas del a?o: como unas croquetas o el jam¨®n. Y tengan en cuenta, por otro lado, las restricciones alimentarias de un jud¨ªo o de un ¨¢rabe, si es el caso.
Con esto, y un poco de prudencia a la hora de conversar ¨Csalvo que sean todos del mismo equipo o les apasione a todos el mismo tenor¨C lo tendr¨¢n casi hecho. Casi porque tan importante es saber llegar como saber marcharse. "Si te ponen los aspersores y te sueltan a los perros es que algo quieren decirte", ironiza nuestra experta en relaciones institucionales. Y si nada de este manual de supervivencia les ayuda, al menos, brinden: por ustedes, por nosotros y por pasar estas fiestas lo mejor posible. Y piensen que, al menos, tenemos salud.
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