Hanna Fubuki: sushi de primera en una gasolinera
A las gasolineras se va a repostar, a comprar algo r¨¢pido o a visitar un ba?o que siempre parece delito. A lo que no se iba nunca era a comer sushi, hasta que el 'food truck' Hanna Fubuki aparc¨® en una.
En un territorio como el de Alhaur¨ªn de la Torre (M¨¢laga) en el que las ventas gobiernan las carreteras secundarias, una caravana de comida japonesa aparcada frente a unos surtidores es un golpe de Estado. La de Hanna Fubuki, sin embargo, ha conseguido hacerse paisaje, y sus nigiris comparten con toda naturalidad conductores y turistas m¨¢s o menos accidentales con sopas perotas, migas y molletes de carne mech¨¢.
Al primer vistazo no parece el mejor lugar para degustar un tartar de ventresca de at¨²n -no estamos en la California del cr¨ªtico gastron¨®mico Jonathan Gold, con sus food trucks con firma-, pero es acercar la nariz y que crezca la curiosidad por lo que se corta y enrolla en su interior: ah¨ª est¨¢ Jos¨¦ Fern¨¢ndez, m¨¢s malague?o que el ajoblanco, manejando el cuchillo con destreza nipona.
El encuentro con Hanna Fubuki es siempre inesperado. ¡°Hay hasta quien se asusta porque ha hecho una reserva en un restaurante que no sab¨ªa que estaba en una gasolinera¡±, cuenta el cocinero. Le divierte, porque ese efecto sorpresa acaba jugando a su favor: ¡°Acaban dici¨¦ndome que una vez han empezado a comer, han olvidado d¨®nde estaban¡±. El del gusto ha llegado a anular aqu¨ª el resto de los sentidos.
Vale, una gasolinera. ?Pero qu¨¦ se come aqu¨ª?
Mientras las cifras de los surtidores siguen girando a tu espalda, ver¨¢s pasar los insistentes makis y uramakis con toda su tramoya de crujientes y trufas. Sin embargo, no est¨¢ de m¨¢s caer en ellos cuando la dorada es salvaje y las intenciones, buenas. El de ventresca de at¨²n, foie y reducci¨®n de Pedro Xim¨¦nez (ocho euros) ya es un cl¨¢sico: un caramelo jugoso hasta para aquellos que dicen no comer sushi. Ocurre lo mismo con el tartar de at¨²n picante (10 euros) que sirve en bol sobre arroz al vapor con cebolleta, wakame, s¨¦samo, huevas de masago y mayonesa de kimchi; un plato que, tras escuchar su descripci¨®n, no falta en ninguna de las mesas. Umami a mansalva.
Despu¨¦s de los cl¨¢sicos, Hanna Fubuki te regala otro bofet¨®n cort¨¦s: el de los fuera de carta y sus sugerencias del d¨ªa que siempre son un acierto. Su tiradito de hurta de Conil (12 euros) -que puede ser de lubina o de at¨²n- te despereza el paladar con su equilibrada acidez, los nigiris de quisquillas de Fuengirola con sus cabezas en tempura (siete euros) son un juego complaciente de texturas y el tartar de at¨²n con su erizo de mar que te recibe con los brazos abiertos por ocho euros resultan frescos como un verano euskaldun.
Aqu¨ª todo se riega con cerveza Kirin japonesa y alguna referencia de blanco y rosado, que no brilla demasiado pero que eso s¨ª, se sirve en copa. No esperes vasos de pl¨¢stico ni platos de papel: ser¨¢ una gastroneta, pero ya hemos visto que las apariencias enga?an.
?De qu¨¦ me suena todo esto?
Al repasar su escueto men¨² se puede adivinar en qu¨¦ otra fonda aparc¨® con anterioridad este cocinero bautizado a los 16 a?os en fuegos m¨¢s castizos. Platos como sus japobravas cubiertas espuma picante por solo tres euros o sus nigiris con solomillo o foie por cuatro llaman al restaurante ?leo por el que pas¨® con anterioridad, de Rui Junior y Sergio del R¨ªo; que ha llegado a superar en atractivo al centro de arte contempor¨¢neo en el que se ubica. Sin embargo, toda llanta ha pisado antes otros caminos -que se lo digan al coulant de Michel Bras o al bacalao negro de Nobu- y eso no las hace menos aptas para rodar.
Rui, sushiman de pro, estuvo de hecho asociado a este restaurante mientras rodaba por alguna de las primeras y casi ¨²nicas ferias de food trucks que se organizaron por Andaluc¨ªa. Despu¨¦s, Hanna Fubuki ech¨® el freno: ¡°Con nuestra materia prima era imposible competir con el precio de una hamburguesa y una Coca Cola a cinco euros¡±. Lo hizo en la localidad en la que naci¨® Fern¨¢ndez y donde las autoridades s¨ª le permitieron aparcar.
?Es una gasolinera una plaza dif¨ªcil? ¡°La plaza m¨¢s dif¨ªcil siempre va a ser la calle mientras los ayuntamientos no nos den los permisos para estar en ella¡±, contesta tan rotundamente como despacha piezas de sushi, m¨¢s de 1.000 cada d¨ªa que abre. Para ¨¦l no es que los food trucks ya no est¨¦n de moda, ¡°es que es un boom que ni siquiera ha tenido la oportunidad de pasar por Espa?a¡±.
?Merece la pena pagar 30 € por cabeza por comer frente a unos surtidores?
Quien va, repite. Quienes han puesto las coordenadas exactas en su GPS y quienes han parado a repostar (por sed) y se han acercado a comer una raci¨®n de patatas a esa caravana anaranjada que est¨¢ aparcada ah¨ª y se han encontrado con un matsuri -festival- japon¨¦s. Jos¨¦ Fern¨¢ndez hace m¨¢s urbana una cocina que para muchos puede llegar a ser espejismo.
Eso s¨ª, Hanna Fubuki no es parada para hipersensibles. Poco podr¨¢n abstraerse del ronroneo de la carretera, de ese comedor improvisado sobre un trozo de c¨¦sped artificial que nada tiene de oriental. Para ellos se cre¨® el reparto, que tampoco falta aqu¨ª. Sin embargo, hay algo en esa falta de ritual de restaurante japon¨¦s impostado que convence y que divierte y que te acaba haciendo olvidar que te encuentras en un parking de una gasolinera de Alhaur¨ªn de la Torre que nada tiene de novela de Richard Ford.
Hanna Fubuki. Avenida de M¨¢laga, 28, ES Shell Alhaur¨ªn de la Torre (M¨¢laga). Tel. 655 083 832. Mapa.
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