M¨¢s de 200, ?mal?: ideas anticuadas sobre el colesterol y la comida
?Crees que si tu colesterol en sangre sube de 200 mg/dl tienes autom¨¢ticamente un problema? ?Que los l¨¢cteos lo agravar¨¢n? ?Que el Danacol o similares te ayudar¨¢n? Necesitas leer urgentemente este art¨ªculo.
Todos hemos nacido bajo el estigma del colesterol. T¨² tambi¨¦n: desde el mismo momento de tu alumbramiento el colesterol en los alimentos y la colesterolemia -cantidad de colesterol circulante en sangre- ha marcado, y posiblemente lo seguir¨¢ haciendo en base al actual conocimiento y contexto, tu pron¨®stico de salud. A tus padres tambi¨¦n les pas¨®, con tus hijos lo mismo y, posiblemente -mucho tendr¨ªan que cambiar las cosas- tambi¨¦n suceder¨¢ con tus nietos.
El colesterol, aun siendo incomprendido en buena medida, sigue ejerciendo un papel de nefasto heraldo diet¨¦tico. Sus poderes son inauditos: tiene la capacidad de promover la creaci¨®n de ciertos alimentos funcionales, de condicionar la publicidad alimentaria, las gu¨ªas de alimentaci¨®n y, por todo ello, influir sobre nuestro destino alimentario, muy posiblemente en el farmacol¨®gico y por supuesto en el pron¨®stico de salud. R¨ªete t¨² del az¨²car o del aceite de palma.
La historia del colesterol es de todo menos breve y aburrida. Para seguirla, es preciso remontarse dos siglos atr¨¢s -que se dice pronto- y observar sus hitos enclavados en lugares tan dispares como la Rusia zarista, el Jap¨®n de la posguerra o los Estados Unidos de Am¨¦rica (sin olvidar su protagonismo como germen diet¨¦tico-mediterr¨¢neo). En este escenario no es de extra?ar que tomando como epicentro el colesterol, las investigaciones sobre los efectos de los l¨ªpidos en sangre y sus enfermedades hayan sido las protagonistas de al menos 11 Premios Nobel.
Adem¨¢s, el tratamiento farmacol¨®gico de la hipercolesterolemia tambi¨¦n ha sido -y sigue siendo- motivo de enconados enfrentamientos, entre ellos, uno de los m¨¢s notables, el protagonizado por dos de las m¨¢s relevantes publicaciones m¨¦dicas: British Medical Journal y The Lancet, as¨ª que no creo que nadie pueda culparte si, de forma argumentada, tienes una opini¨®n distinta de la de tu m¨¦dico. Pero, por si necesitas datos, te ofrecemos un breve recorrido para conocer las fechas y avances claves en su historia y, sin desprendernos de la imprescindible duda, adentrarnos en lo que sabe y no la ciencia a d¨ªa de hoy sobre cuestiones que, como ves, siguen siendo motivo de debate cient¨ªfico al m¨¢s alto nivel. Pero antes conozcamos, aunque sea por encima, al protagonista de hoy.
Retrato robot del colesterol
Desde un punto de vista estrictamente qu¨ªmico, el colesterol es una mol¨¦cula que pertenece a la familia de los esteroles. Se encuentra de forma exclusiva en los tejidos y en el plasma sangu¨ªneo de los animales vertebrados y, en su justa medida, es indispensable para el normal mantenimiento de la salud. A pesar de ello no se considera un ¡°nutriente esencial¡± ya que, en condiciones normales, cada organismo es capaz de generar todo el colesterol que precisa. As¨ª, la mayor concentraci¨®n de colesterol se halla en el h¨ªgado, la m¨¦dula espinal y el cerebro.
En cuanto a sus funciones, forma parte de la membrana de todas nuestras c¨¦lulas a las que proporciona estabilidad. Adem¨¢s, es el principal precursor en la s¨ªntesis end¨®gena de vitamina D, de la bilis -implicada en la digesti¨®n de las grasas de la dieta-, de varias hormonas esteroideas -cortisol, cortisona y aldosterona- y de las hormonas sexuales progesterona, estr¨®geno y testosterona. Tambi¨¦n desempe?a un papel importante en las sinapsis cerebrales e incluso en el normal funcionamiento del sistema inmune. Por ¨²ltimo, y en su faceta m¨¢s negativa, el colesterol puede formar dep¨®sitos en las paredes de nuestras arterias bajo ciertas condiciones relacionadas con las part¨ªculas que lo transportan (lo que puede desembocar en la conocida aterosclerosis o arteriosclerosis). Esto implica un importante factor de riesgo para diversas enfermedades cardiovasculares, incluida la coronaria.
Un poco de contexto
En los a?os cincuenta se hicieron reveladores estudios epidemiol¨®gicos ¡°lipo-c¨¦ntricos¡± es decir, para observar el papel de la dieta -concretamente de las grasas- en la concentraci¨®n de l¨ªpidos en sangre y m¨¢s aun, en su valor para predecir la aterosclerosis y, por tanto el riesgo cardiovascular. Uno de los m¨¢s conocidos fue el famoso Estudio de los 7 pa¨ªses con el que Ancel Keys salt¨® a la fama y dio pie a la dieta mediterr¨¢nea. Tambi¨¦n el NHI comenz¨® el Estudio Framingham del Coraz¨®n que sigue en desarrollo a d¨ªa de hoy y ha generado m¨¢s de 3.000 publicaciones cient¨ªficas.
En 1964, Konrad Bloch describe el mecanismo y la regulaci¨®n del metabolismo del colesterol y los ¨¢cidos grasos, un trabajo por el que recibi¨® el Premio Nobel de medicina. Tres a?os despu¨¦s Donald Fredrickson descubri¨® que no todas las lipoprote¨ªnas eran iguales para todo el mundo y abri¨® la posibilidad de que la gen¨¦tica desempe?ara un papel importante en los pron¨®sticos de salud cardiovascular.
Ya en 1973, Arno Motulsky y Joseph Goldstein sentaron las bases para la primera clasificaci¨®n gen¨¦tica de las hiperlipidemias (l¨ªpidos altos en la sangre), y tres a?os despu¨¦s Akira Endo descubri¨® las primeras estatinas, sustancias que se han erigido como protagonistas en el tratamiento f¨¢rmacol¨®gico de primera l¨ªnea durante muchos a?os en la lucha contra la hipercolesterolemia y la aterosclerosis (la primera qued¨® aprobada para su uso comercial en 1987 en Estados Unidos). Desde entonces se han realizado m¨²ltiples avances en la comprensi¨®n de la aterosclerosis, desde el papel de la gen¨¦tica y el de la dieta, al del resto de factores implicados como tabaquismo o ejercicio, sin olvidar por supuesto los avances en el terreno farmacol¨®gico.
A pesar de las dudas que a¨²n existen, esto est¨¢ claro
La mayor parte del colesterol que circula por la sangre -el valor de la colesterolemia- proviene de la s¨ªntesis end¨®gena del mismo (del 80 a 90%); y el resto proviene del colesterol que ingresamos con los alimentos (del 10 al 20%). En general, tienen m¨¢s impacto en el riesgo cardiovascular ciertas grasas saturadas y las grasas trans que el propio colesterol presente en los alimentos.
La conocida como hipercolesterolemia familiar es una enfermedad gen¨¦tica y por tanto sujeta a las leyes de la herencia que cursa con niveles especialmente altos de colesterol. Con frecuencia se debe a que el colesterol no se elimina de forma adecuada en el h¨ªgado por una escasez de receptores (en concreto receptores LDL). En m¨¢s de la mitad de estos pacientes la enfermedad cardiovascular se manifiesta antes de los 55 a?os de edad.
La cifra del colesterol total en sangre, ese valor que se ha empleado durante mucho tiempo en consulta -y se sigue empleando, as¨ª como en muchos anuncios de Danacol para anunciarte el advenimiento del Armaged¨®n cuando est¨¢ por encima de 200 mg/dl- tiene una importancia que oscila entre nula y muy relativa. Dicho en corto: no le hagas ni caso; y si se lo haces, ponlo en relaci¨®n con otras variables.
El estigma de los l¨¢cteos
Los l¨¢cteos merecen una consideraci¨®n aparte. Ante el fat¨ªdico diagn¨®stico sobre la colesterolemia -aunque lo que debiera ser "fat¨ªdico", llegado el caso, es el riesgo cardiovascular- a muchas personas les da la tarantela con la leche y los l¨¢cteos, d¨¢ndole mucha m¨¢s importancia que la que merecen. Porque la supuesta necesidad de consumir cierta cantidad de leche al d¨ªa es un mensaje bastante viejuno: ya no tenemos, afortunadamente, la imperiosa necesidad de tomar leche.
En ocasiones los l¨¢cteos o la leche como tal no son el problema, sino sus acompa?antes cl¨¢sicos. Piensa si no en compa?eros cl¨¢sicos de la leche, cacaos solubles con un 70 a 75% de az¨²car, cereales ¡°de desayuno¡± -esa mezcla de chucher¨ªa y cereal-, boller¨ªa, galleter¨ªa, etc¨¦tera. A ver si por elegir ahora la leche desnatada vamos a pensar que nos podemos meter las magdalenas dobladas. Si al final tomas leche -en consonancia con la pr¨¢ctica totalidad de las m¨¢s actuales gu¨ªas-, lo suyo es que la elijas desnatada y tengas en cuenta que las ¨²ltimas perspectivas al respecto del inter¨¦s de los l¨¢cteos en la salud apuntan m¨¢s hacia los beneficios de las leches fermentadas, es decir, yogures y similares (en su versi¨®n b¨¢sica) antes que al consumo de leche como tal.
El m¨¦dico -actualizado- manda
Es el mercado, amigo
Recuerda ponerte en mano de un buen m¨¦dico: ser¨¢ ¨¦l quien decida si deber¨ªas usar alguna ayuda farmacol¨®gica. Y lo har¨¢ en base a la necesidad, y no siguiendo ciertas modas muy en alza en los ¨²ltimos 30 a?os. A fin de cuentas es necesario valorar el mensaje que traslada el documental Colesterol, el gran enga?o, en base al uso de esas ayudas farmacol¨®gicas.
Los esteroles vegetales (o fitoesteroles) ya sea que los encontremos en complementos alimenticios o en ¡°alimentos funcionales¡± consiguen reducir la cifra del colesterol total, pero como ya se ha dicho, esto es algo que apenas incide en el riesgo cardiovascular. De hecho, son diversos los estudios que ponen de relieve que no hay pruebas de que los esteroles vegetales funcionen para algo positivo, y que adem¨¢s hay ciertas sospechas de que puedan comportar ciertos riesgos: lo diga Vicente del Bosque, Carlos Sobera o El Tricicle.
Si algo tenemos claro es que el riesgo cardiovascular depende de muchos otros factores con mucho mayor peso que la cifra del colesterol total. Uno de esos elementos es la cantidad y tipo de las lipoprote¨ªnas LDL. Estos datos los ha de interpretar tu m¨¦dico; a poder ser uno actualizado con software de este siglo: ser¨¢ ¨¦l quien decida si es necesario hacer una anal¨ªtica m¨¢s detallada para conocer la naturaleza de esas part¨ªculas.
Eso es lo que verdaderamente te dar¨¢ una idea del riesgo cardiovascular: seguir fij¨¢ndose en ¡°tu colesterol¡± y nada m¨¢s que en eso, es volver a hace m¨¢s de 70 a?os y hacer el caldo gordo a los vendedores de alimentos funcionales que no funcionan.
Seguro que te pitan los o¨ªdos si recuerdo, por en¨¦sima vez, las recomendaciones diet¨¦ticas al respecto de la prevenci¨®n de la enfermedad cardiovascular en base a la prevenci¨®n la aterosclerosis (formaci¨®n de placas de ateroma). En esencia son las mismas que para las prevenci¨®n del c¨¢ncer o de la diabetes. Qu¨¦date con los siguientes mensajes:
- El enfoque debe basarse en alimentos y patrones diet¨¦ticos saludables, no en nutrientes individuales.
- Una buena toma de decisiones consiste en cambiar hacia una dieta basada en vegetales, mientras se evitan los alimentos ultraprocesados especialmente densos en energ¨ªa, ricos en sal, az¨²car, grasas saturadas y trans.
- Los componentes clave de una dieta saludable son: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales, pescado, productos l¨¢cteos bajos en grasa y aceites vegetales.
- Recuerda que, adem¨¢s de las cuestiones estrictamente diet¨¦ticas, la inactividad f¨ªsica y ciertos h¨¢bitos t¨®xicos como el tabaquismo y el consumo de alcohol tambi¨¦n van a incidir de forma muy negativa en el riesgo cardiovascular.
- Adem¨¢s de ellos existen otros factores no modificables como la edad y la gen¨¦tica que tambi¨¦n tienen su efecto sobre este riesgo.
Cronolog¨ªa temprana del colesterol
1758 (aproximadamente) Francois Poulletier de La Salle identifica una sustancia cristalina (el colesterol) en los c¨¢lculos biliares.
1815, Michel Eugene Chevreul redescubre y purifica esa sustancia y le pone nombre: ¡°colesterina¡±.
1833, F¨¦lix-Henri Boudet descubre el colesterol presente en la sangre.
1856, Rudolf Virchow describe por vez primera la placa ateroscler¨®tica como una lesi¨®n propia de la aterosclerosis, aunque en ese momento no se vincul¨® con el colesterol ni con los factores diet¨¦ticos sino exclusivamente con el envejecimiento.
1910, Adolf Windaus informa que en las placas de las aortas de pacientes con aterosclerosis hay 20 veces m¨¢s colesterol que en las aortas normales (en 1928 recibi¨® el Nobel de qu¨ªmica por su trabajo sobre el colesterol como precursor de la vitamina D).
1913, Nikolai Anichkov, un medico militar ruso, realiza un experimento con conejos a los que induce un estado ateroscler¨®tico al alimentarlos solo con colesterol. Un experimento poco tenido en cuenta en la ¨¦poca: sus opositores argumentaron que no era normal alimentar solo con colesterol a animales estrictamente vegetarianos y que as¨ª podr¨ªa salir ¡°cualquier cosa¡±.
1922, Cornelis de Langen observ¨® que los ind¨ªgenas de Indonesia ten¨ªan cifras de colesterol sangu¨ªneo muy por debajo que las de los colonos holandeses y llev¨® a cabo el que probablemente sea el primer estudio controlado del efecto de la dieta sobre el colesterol en humanos. Para ello someti¨® a una ¡°dieta holandesa¡± -rica en huevos y carne- durante tres meses a los ind¨ªgenas y observ¨® en estos una subida media del 27% en el colesterol sangu¨ªneo.
1929, Michel Macheboeuf da un giro importante a la investigaci¨®n lip¨ªdica identificando las prote¨ªnas transportadoras de l¨ªpidos o lipoprote¨ªnas (al principio solo la de densidad alta o HDL por sus siglas en ingl¨¦s, tambi¨¦n conocida hoy en d¨ªa como ¡°colesterol bueno¡±).
1948, en Estados Unidos nace el Instituto Nacional de la Salud (NHI) importante organismo que siempre ha marcado tendencias en las directrices al respecto de la salud cardiovascular y, por supuesto, sobre los l¨ªpidos.
1949, John Gofman, gracias al uso de la ultracentr¨ªfuga (invento del Premio Nobel Theodor Svedberg) revel¨® ¡°la identidad¡± de la mayor parte de las lipoprote¨ªnas, entre ellas las de baja densidad o LDL por sus siglas en ingl¨¦s (tambi¨¦n conocida hoy en d¨ªa como ¡°colesterol malo¡±). Gofman introdujo el ¡°¨ªndice aterog¨¦nico¡±, poniendo en relaci¨®n la cantidad de diferentes lipoprote¨ªnas con el riesgo de enfermedad arterial coronaria.
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