Ensalada de paraguayas, mozzarella y jam¨®n de pato

Fruta y jam¨®n. Mal vamos, pensar¨¢ m¨¢s de uno, pero ya me veo a Mikel frot¨¢ndose las manos ante un m¨¢s que posible renacimiento del viejunismo ilustrado, liderado por recetas m¨ªticas y casposas a m¨¢s no poder como el mel¨®n con jam¨®n, la tarta al whisky o el pijama (ese postre de flan, fruta en alm¨ªbar y toneladas de nata montada). La buena noticia es que los tiempos cambian y las personas tambi¨¦n, por lo que ya no encontramos tantos platos as¨ª en los restaurantes y ganamos un poco de flexibilidad a la hora de volver a ellos o, por poner otro ejemplo, a ingredientes tan prostituidos como el queso de rulo de cabra, el vinagre bals¨¢mico de verdad o los tatakis. Con moderaci¨®n, eso s¨ª.

Con todas estas premisas, entramos de lleno en una ensalada que me vuelve loco por dos motivos: 1) me la ense?¨® un muy buen amigo, y 2) me chiflan las paraguayas. Aunque ¨¦l usaba jam¨®n serrano, a m¨ª me dio por acudir al de pato, pero el plato tiene la santa gracia de dejarse pervertir hasta l¨ªmites insospechados: melocotones y albaricoques en vez de ¨Co acompa?ando a¨C las paraguayas, otros embutidos (salchich¨®n, cecina, fuet y hasta sobrasada), una vinagreta de mostaza, burrata en lugar de mozzarella¡­ Adem¨¢s, tambi¨¦n puedes mont¨¢rtelo en plan pichicl¨¢s, como yo, o hacer una presentaci¨®n un poco m¨¢s r¨²stica. Los ingredientes est¨¢n pensados para la versi¨®n r¨²stica, aunque la foto diga lo contrario.

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