Mejillones a la crema con patatas fritas

Los mejillones son unos bivalvos tan agradecidos ¨Cno son caros y prometen mucho placer mientras acumulas sus valvas vac¨ªas en el plato¨C que lo ¨²nico que nos piden es que les prestemos un poco de atenci¨®n, maque¨¢ndolos para dejarlos presentables, sin barbas ¨Cque se llaman biso o byssus¨C ni restos de peque?os crust¨¢ceos o an¨¦lidos. Ese ratillo trajinando bajo el grifo tiene su recompensa, que compartir una bandeja de mejillones une y reconforta, te lo digo yo.

Me rodea una panda de puristas del mejill¨®n que siempre me repite: ¡°A m¨ª d¨¢melos al vapor, sin cosas raras¡±, de manera que, para hacer la contra y abrir un poco sus branquias glotonas, los he cocinado a la crema. Y prometo seguir probando con otras ¡°cosas raras¡± hasta que acepten la diversidad recetera del mejill¨®n.

A lo mejor te parece que un kilo de mejillones para dos raciones es un poco demasiado, pero te aseguro que se acaban enseguida ¨Cque son todo concha¨C y, si los pones de primer plato, no te sobrar¨¢n.

Para hacer la cosa m¨¢s aparente y divertida, los he acompa?ado de unas patatas fritas chips caseras que son muy f¨¢ciles de hacer. Me dir¨¢s que si puedes usarlas de bolsa, y yo te dir¨¦ que all¨¢ t¨², que vale y que mejor si son buenas, pero alguna vez en la vida hay que probar a marcarse unas chips caseras en el curr¨ªculum de cocinillas dom¨¦stico.

Para epatar por completo he usado patata monalisa y patata violeta, que lucen mucho mezcladas. En los mercados y algunas grandes superficies no es dif¨ªcil encontrar las patatas vitelotte. Reserva algunas para el final, ese momento en el que ya te has comido toda la mejillonada y en la bandeja queda la crema, y ataca recogiendo puchitos de salsa con las patatas hasta que ya no quede nada que reba?ar.

Cuidado con la sal; prueba siempre al final y a?ade solo si es necesaria, los mejillones ya aportan sal suficiente y podr¨ªas arruinar el plato si te entra la alegr¨ªa salando a lo loco.

Si cuando los mejillones est¨¢n ya cocidos y abiertos observas que hay demasiado l¨ªquido, aparta una parte a un vaso y guarda el caldo congelado: ser¨¢ un tesoro que podr¨¢s utilizar cuando vayas a cocinar arroz de pescado o marisco.