Miquel Roca, 80 a?os de un se?or de Barcelona
El abogado y padre de la Constituci¨®n es una apasionado de las salidas en su barca, de su casa de El Port de la Selva, en la Costa Brava, y de los nietos que le han permitido conocer mejor a sus hijos
Catalu?a era conocida hace tan solo una d¨¦cada como un oasis de paz pol¨ªtica y de silencios c¨®mplices en el que mov¨ªan los hilos los pr¨®ceres de una burgues¨ªa de talante moderado. Eran amigos pese a sus diferencias, coincid¨ªan en fiestas, en agradables veraneos mediterr¨¢neos, en patronatos y en consejos de administraci¨®n. El proceso de independencia unilateral arras¨® con esa clase dirigente que buscaba el entendimiento con el resto de Espa?a. El pasado 20 de abril celebr¨® su ochenta aniversario uno de los ¨²ltimos referentes de esa ¨¦poca: el abogado y ponente de la redacci¨®n de la Constituci¨®n Espa?ola Miquel Roca.
La celebraci¨®n fue en la intimidad que obliga el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Roca no respondi¨® a las preguntas de este diario sobre si pudo soplar las velas acompa?ado de su esposa, Anna Sagarra Trias. Es probable que sus cuatro hijos tuvieran que resignarse a una felicitaci¨®n desde la distancia: Joan, el primog¨¦nito y presidente ejecutivo del bufete de abogados Roca y Junyent; Berta, gestora de comunicaci¨®n; Agn¨¨s, interiorista; y Helena, directora de patrocinio, mecenazgo y eventos del teatro del Liceu. Roca explic¨® en 1994 en una entrevista con EL PA?S, con motivo del final de su etapa como diputado en el Congreso, que hab¨ªa sido gracias a convertirse en abuelo que hab¨ªa conocido mejor a sus hijos. ¡°En estos 17 a?os y medio [como diputado] mis hijos han crecido casi sin m¨ª¡±.
El amor entre Sagarra y Roca surgi¨® en las vacaciones de juventud en El Port de la Selva, el pueblo de la Costa Brava donde el abogado asegura que es verdaderamente feliz. Roca, fundador de Convergencia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC), partido hoy desaparecido y que lider¨® su mentor y al mismo tiempo rival Jordi Pujol, es un asiduo de Port de la Selva, sobre todo amante de salidas en su barca. Discreto, se deja ver como un vecino m¨¢s comprando el pan o paseando por sus calles los d¨ªas en que el viento de la tramontana no le deja salir a navegar.
Su casa en este municipio del Empord¨¤ es uno de sus bienes m¨¢s preciados, y fue por ella que sufri¨® uno disgusto sonado, seg¨²n explic¨® el periodista Jos¨¦ Antich en el libro El virrey. Roca encabez¨® en 1986 la Operaci¨®n Reformista, una candidatura desde Catalu?a para gobernar Espa?a. Cont¨® con el respaldo de CDC y con la colaboraci¨®n de amigos como el hoy presidente del Real Madrid, Florentino P¨¦rez, o el empresario del sector de la publicidad Leopoldo Rod¨¦s. La Operaci¨®n Reformista fue un desastre electoral y Rod¨¦s exigi¨®, para compensar su inversi¨®n econ¨®mica en la campa?a, que Roca le traspasara su vivienda de Port de la Selva, seg¨²n cuenta Antich. El pol¨ªtico pudo salvar la casa gracias a la intervenci¨®n de Pujol.
Roca naci¨® en 1940 en Burdeos, donde su padre, el tambi¨¦n abogado y pol¨ªtico Joan Baptista Roca Caball, se tuvo que exiliar durante la Guerra Civil. Roca Caball fue fundador del partido democristiano Uni¨® Democr¨¢tica y tambi¨¦n directivo del F¨²tbol Club Barcelona durante la Rep¨²blica, una pasi¨®n por el equipo blaugrana que transmiti¨® a su hijo. La familia volvi¨® a Barcelona en 1941. El que fuera un referente de la transformaci¨®n democr¨¢tica de Espa?a estudi¨® en la escuela Virt¨¨lia, un colegio con un modelo de educaci¨®n progresista y cristiano para familias acomodadas. En Virt¨¨lia coincidieron alumnos como Roca, Pujol, el arquitecto Ricardo Bofill, el publicista Luis Bassat, el exdirector general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza o el exalcalde de Barcelona Pasqual Maragall.
Roca labr¨® amistades para toda la vida en aquella infancia y en la posterior juventud combativa contra el franquismo. El despacho de abogados de Roca es uno de los m¨¢s destacados de Espa?a por las grandes empresas y apellidos de prestigio que representa. Uno de los dos ¨²ltimos casos m¨¢s populares del bufete fue la representaci¨®n de la Fundaci¨®n Dala Gal¨ª en la falsa demanda de paternidad contra Salvador Dal¨ª por parte de la pitonisa Pilar Abel, que desemboc¨® en 2017 en la medi¨¢tica exhumaci¨®n del pintor. M¨¢s c¨¦lebre todav¨ªa fue la defensa que asumi¨® Roca de la infanta Cristina en el caso N¨®os. El juicio finaliz¨® con la absoluci¨®n de Cristina pero con una sanci¨®n por responsabilidad civil a t¨ªtulo lucrativo de los delitos de malversaci¨®n y fraude, por los que fue condenado a prisi¨®n su marido, I?aki Urdangarin.
Roca, un hombre del que sus aliados pero tambi¨¦n sus rivales han destacado la capacidad de di¨¢logo, ha mantenido una fluida relaci¨®n con las m¨¢ximas autoridades del Estado. El socialista Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez Casanova mantuvo un estrecho contacto con Roca en la lucha antifranquista y luego durante los trabajos de elaboraci¨®n de la Carta Magna. En sus memorias, Gonz¨¢lez Casanova apuntaba a las suspicacias que generaba en el padre de Roca la implicaci¨®n de su hijo en la construcci¨®n de una nueva Espa?a: ¡°Su padre me dijo que Miquel val¨ªa much¨ªsimo pero que era un botifler, t¨¦rmino despectivo utilizado contra los vendidos al nacionalismo espa?ol¡±.
Cuatro presidentes del Gobierno le ofrecieron ser ministro, el ¨²ltimo, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El mismo Roca ha destacado que la ocasi¨®n menos formal fue con un desmotivado Leopoldo Calvo Sotelo, que se lo propuso durante un almuerzo, entre bostezos. Aquello no impidi¨® que uno de los hijos del expresidente, Pablo Calvo Sotelo, sea uno de los abogados estrella del bufete Roca Junyent. Roca explic¨® en 2017 a la periodista Gemma Nierga que ser ministro no lo quit¨® el sue?o, y que su ilusi¨®n hubiera sido ser alcalde de su ciudad, como lo fueron sus buenos amigos Narc¨ªs Serra y Pasqual Maragall. Los tres, herederos de una burgues¨ªa ilustrada y catalanista, fueron protagonistas de d¨¦cadas de ¨¦xitos como el nacimiento de la democracia, el autogobierno de Catalu?a o los Juegos Ol¨ªmpicos, una ¨¦poca que hoy, sin embargo, es m¨¢s cuestionada que elogiada.
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