Liechtenstein, el para¨ªso de los desconocidos y millonarios pr¨ªncipes absolutos
La familia real de este peque?o territorio goza de competencias casi medievales y una abultada cuenta corriente estimada en 4.000 millones
Hay un lugar en Europa donde los pr¨ªncipes viven en suntuosos castillos, nombran a dedo a los jueces, otorgan indultos a los presos, vetan las leyes del Parlamento o dirigen lucrativos bancos. Se llama Liechtenstein. Tiene 38.000 habitantes. Y, para muchos, es la versi¨®n europea de la monarqu¨ªa saud¨ª o una r¨¦mora de estilo medieval extra?amente viva en pleno siglo XXI.
Enclavado en un paradis¨ªaco valle entre el r¨ªo Rin y las monta?as alpinas, sin aeropuerto pero a tiro de piedra de Suiza y Austria, el pa¨ªs, miembro de Naciones Unidas desde 1990, est¨¢ dirigido por una at¨ªpica monarqu¨ªa constitucional. Su poder de intervenci¨®n en los asuntos dom¨¦sticos no tiene parang¨®n en el resto del continente. Y su fortuna, estimada en unos 4.000 millones de euros, cuadruplica la de sus hom¨®logos de M¨®naco, que suelen llegar bien a fin de mes. Solo la familia real luxemburguesa tiene un patrimonio privado similar.
A la cabeza de ese acaudalado pero casi desconocido clan est¨¢ el pr¨ªncipe Hans-Adam II. Nacido un d¨ªa de San Valent¨ªn de 1945, en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, el jefe del Estado creci¨® en el castillo de Vaduz antes de ser enviado a los 11 a?os al Colegio Escoc¨¦s de Viena, un prestigioso centro por el que han pasado pol¨ªticos, artistas y premios Nobel. Segu¨ªa as¨ª los pasos de su padre, el pr¨ªncipe Franz-Josef II, tambi¨¦n educado entre sus aulas, situadas a siete horas en coche del microestado en el que luego reinar¨ªan.
Al alem¨¢n, su lengua nativa, el pr¨ªncipe unir¨ªa el franc¨¦s y el ingl¨¦s. Su formaci¨®n la completar¨ªa con una licenciatura en Negocios y Econom¨ªa en la elitista universidad suiza de St. Gallen, y con un breve paso como becario en un banco de Londres, capital financiera de Europa. Ese detalle no es marginal: la familia es propietaria del LGT Group, la mayor entidad de banca privada del pa¨ªs con 3.400 empleados y oficinas en Asia, Oriente Medio, Australia o Estados Unidos. Su consejero delegado es el pr¨ªncipe Max von und zu Liechtenstein, el segundo de los v¨¢stagos del cabeza de familia.
Para el mayor, Alois, de 52 a?os, tambi¨¦n educado entre Austria y Londres, los planes hace tiempo que est¨¢n trazados. Padre de cuatro hijos junto a su esposa, Sof¨ªa de Baviera, es el pr¨ªncipe heredero, y desde 2004 ha asumido numerosas tareas con vistas a facilitar la sucesi¨®n, entre ellas la representaci¨®n diplom¨¢tica del pa¨ªs en el exterior. Hans-Adam II tiene un tercer hijo, Constantin, y una hija, Tatiana, la menor de la familia, que en 1995 cop¨® portadas de revistas espa?olas por su supuesta cercan¨ªa al entonces pr¨ªncipe Felipe. Todos ellos son fruto de su matrimonio con la arist¨®crata checa Marie-Agla¨¦, cuarta de los siete hijos de un conde.
Pero lo cierto es que nunca hubo prueba alguna de un romance entre Felipe y Tatiana. En 1997, ella empez¨® a salir con un joven tambi¨¦n llamado Felipe, el bar¨®n Philipp von Lattrof. Se casaron el 5 de junio de 1999 en la catedral de San Flori¨¢n de Vaduz y son padres de siete hijos.
El arte es una de las inversiones preferentes del pr¨ªncipe. La familia cuenta con una vasta colecci¨®n de 1.600 piezas que ha ido creciendo con los siglos, en la que destacan obras de Hals, Raphael, Rembrandt y Van Dyck, Pero al contrario que su padre, que se desprendi¨® de numerosas pinturas tras la guerra, el apetito de Hans-Adam II no ha sido saciado: se calcula que gasta unos 15 millones de euros anuales en nuevas adquisiciones.
Las saneadas cuentas de la monarqu¨ªa no han evitado que lloren su particular para¨ªso perdido. Los tribunales checos les negaron hace dos meses su derecho a recuperar las tierras que les fueron expropiadas en la Rep¨²blica Checa tras la Segunda Guerra Mundial.
Con una renta per c¨¢pita de alrededor de 130.000 euros, cinco veces superior a la de Espa?a, el dinero es algo parecido al ox¨ªgeno en Liechtenstein. El franco suizo, moneda del pa¨ªs, lo inunda todo. Los bancos y las fundaciones son a Liechtenstein lo que el petr¨®leo a Arabia Saud¨ª. Sus cr¨ªticos recuerdan que es el refugio perfecto para las empresas y particulares que quieren pagar menos impuestos. Un para¨ªso fiscal en toda regla. Pero sus l¨ªderes presumen de mantener uno de los escasos estados del mundo sin deuda p¨²blica. Y la Casa Real es la punta de lanza de esa filosof¨ªa basada en una m¨¢xima: ser m¨¢s ricos que ayer pero menos que ma?ana.
El miedo a perder esa bonanza puede estar detr¨¢s del amplio respaldo popular a los monarcas, pese a que fuera de sus fronteras sorprende el car¨¢cter absolutista de su poder. Los t¨ªmidos intentos de apertura han culminado todos en fracaso. En 2012, una plataforma reuni¨® las m¨¢s de 1.500 firmas necesarias para celebrar un refer¨¦ndum en el que se votara la legalizaci¨®n del aborto en las primeras 12 semanas de gestaci¨®n. El pr¨ªncipe Alois, ferviente cat¨®lico, reaccion¨® advirtiendo que vetar¨ªa la ley de salir adelante. No hizo falta: el 52% lo rechaz¨®.
La misma organizaci¨®n contraatac¨® entonces poniendo en duda la legitimidad del soberano para vetar las leyes del Parlamento. Y logr¨® organizar otra consulta para tratar de despojarle de esa prerrogativa. Alois lanz¨® su ¨®rdago a todo o nada: si le quitaban los poderes especiales abandonar¨ªa el trono. Una abrumadora mayor¨ªa del 76% de los ciudadanos apoy¨® al pr¨ªncipe. La monarqu¨ªa hab¨ªa ganado.
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