La mascarilla derrot¨® al selfi
En la nueva realidad ser¨¢n los ojos los que hablar¨¢n por nosotros y el lenguaje corporal recobrar¨¢ importancia
Isabel Preysler lo ha vuelto a hacer: nos ha ense?ado la forma correct¨ªsima de llevar la mascarilla. Durante un estimulante paseo junto a Vargas Llosa por Puerta de Hierro, sin ruido de cacerolas, Preysler avanza protegida por el nuevo artilugio con una gracia a¨¦rea y las manos en los bolsillos de una gabardina liviana. Atenci¨®n, dos cosas: a Isabel no se le mueve un mil¨ªmetro esa mascarilla que encaja perfectamente en su ¨®valo facial (a m¨ª no me ocurre lo mismo). Resulta evidente que apenas lleva maquillaje, porque tengo sospechas de que la mascarilla lo derrite o lo tritura. Y, muy importante, la informal expresi¨®n corporal de Preysler enfatiza que ante la nueva normalidad es clave asumirla con la normalidad de siempre.
En la nueva realidad, como prefiero llamarla, los nuevos accesorios estrella ser¨¢n: la mascarilla, (promociono en mis redes todas las que me regalan), los guantes (nunca blancos), pesta?as y las sombras de ojos, porque, igual que en la cultura isl¨¢mica, ser¨¢n los ojos los que hablar¨¢n por nosotros. Ojos bien expresivos y gestualidad. El amaneramiento, el lenguaje corporal, va a recobrar importancia. ?Tendremos que aprender a hablar como las drag queens?
De todo esto compart¨ª con Jorge Calvo, un actor maravilloso, en su InstaLive. Me plante¨® lo siguiente: ¡°Como la mascarilla te iguala, borra tu individualidad, me interesa saber ?para los famosos esto ser¨¢ un regreso obligado al anonimato?¡±. Bueno, a Preysler y a Vargas Llosa los reconoces. A m¨ª me sigui¨® un paparazi (a quien tambi¨¦n reconoc¨ª) pregunt¨¢ndome en el madrile?o barrio de Salamanca si estaba curioseando las caceroladas o si buscaba una explicaci¨®n por la coincidencia entre el boom de Vox y el boom inmobiliario en ese barrio, alimentado por el dinero venezolano. Pero, respondiendo a Jorge, dije: la mascarilla no va a ser tan comunista como dicen. No ejecutar¨¢ una sentencia fatal sobre los famosos.
Adem¨¢s, hay celebrities que se animan a tunear las suyas y comercializarlas. Ya lo dijo el exministro Rodrigo Rato en su momento: ¡°?Es el mercado, amigo!¡±. Por eso, preveo que suceder¨¢ con las mascarillas lo mismo que los calcetines: durante a?os soportaron el totalitarismo del modelo ejecutivo en negro o gris plomo, pero con el cambio de siglo todos nos atrevimos con colores y dise?os arriesgados. No nos asustemos ante la rigidez sanitaria. Nuevos problemas, nuevas soluciones. Ser¨¢ posible combinar la mascarilla con la ropa que lleves, como antes hicimos con el bolso, el cintur¨®n y el zapato.
Calvo quiso saber si la covid-19 acabar¨ªa con el capitalismo. No lo creo, a lo sumo le pondr¨¢ mascarilla y guantes. Pero ha fulminado al selfi, mi amor, eso s¨ª. Las fiestas van a ser reducid¨ªsimas y la distancia social impedir¨¢ ese acercamiento invasivo que tanto aprovech¨® el selfi. Ah¨ª s¨ª que vamos a recurrir al anonimato que proclama la mascarilla, con no quit¨¢rtela ya les fastidias la foto. ¡°Si te soy sincera¡±, me dijo una estrella amiga que disfruta el anonimato, ¡°es un alivio. ?Hizo falta una pandemia para acabar con otra!¡±.
Al final de la charla, Jorge introdujo una pregunta picante de Macarena Rey, la CEO de Shine Iberia, ¡°?Har¨ªas alg¨²n plato de MasterChef a alguien que te disguste?¡±. Me encantar¨ªa montar un chiringuito tax free en N¨²?ez de Balboa, de quiches Lorraine para reponer fuerzas durante las caceroladas. Esas caceroladas podr¨ªan ser una evoluci¨®n, selfimani¨¨re de Mariano Ozores, de las meriendas de Embassy, ic¨®nica cafeter¨ªa a la que se llev¨® por delante la presi¨®n inmobiliaria y que endulz¨® todo tipo de intereses y triqui?uelas del franquismo. Recordemos que las caceroladas originales, las que iban contra el detestable r¨¦gimen bolivariano, no consiguieron nada y ahora est¨¢n aqu¨ª con mascarillas, porque el virus no tiene ni sabor ni ideolog¨ªa.
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