Venus Williams y la feliz burbuja de los 40 a?os
La tenista m¨¢s veterana afronta el ep¨ªlogo de su carrera sin temor al ma?ana, con el deseo de ¡°bailar, pintar y explorar otras facetas¡±. Compagina el deporte y los negocios, tras 26 cursos como profesional
Son las 10 de la ma?ana y remolinos de turistas recorren de un lado a otro el gigantesco lobby alargado del Marina Bay Sands, el hotel m¨¢s emblem¨¢tico de Singapur. All¨ª, en medio de toda la marea y el estresante rechinar de los calzados con la loseta pulida, una mujer de mediana edad desayuna un ingente plato de comida variada con la cabeza cubierta por una capucha y gafas de sol, completamente aislada, ajena a todo. Como si en lugar de estar en un lugar tan bullicioso descansara en la paz de un monasterio. Es Venus Williams. Ya saben, la mayor de las hermanas, una leyenda del tenis a la que se le agota la cuerda deportiva por m¨¢s que siga so?ando con lograr grandes victorias.
¡°Siempre debes tener sue?os, yo sigo teni¨¦ndolos. Me gustar¨ªa ganar Roland Garros, porque no estuve lejos de hacerlo, y ocurre lo mismo con el Open de Australia, donde desafortunadamente fall¨¦ por poco¡¡±, cuenta la estadounidense en una charla con el portal Tennis Majors. Dice tambi¨¦n que ama su deporte, pero que el d¨ªa de ma?ana, siendo tan espiritual como lo es, no se ve ligada al mundo de la raqueta y s¨ª pintando, expandiendo sus negocios o aprendiendo a bailar, porque lo del tenis es solo el punto de partida, solo el principio, ¡°y hay que evolucionar como persona. De lo contrario, ?qu¨¦ podr¨¦ decir de m¨ª misma el d¨ªa de ma?ana?¡±.
?Retirarme? Todav¨ªa me encanta ganar, pero cuando se acabe esto, se acab¨®...
Este mi¨¦rcoles, la tenista cumple 40 a?os ¨Ces la m¨¢s veterana del circuito¨C y lo hace a su manera: en su planeta feliz, en la burbuja de Venus. El universo Williams es ¨²nico y genuino, y ella lo disfruta en su residencia de Palm Springs, Florida, compartiendo el d¨ªa a d¨ªa con su perro y su madre, a pocos metros de la casa de Serena y no lejos de la de su padre Richard. Atr¨¢s queda la infancia en el gueto californiano de Compton, episodios muy desagradables; los d¨ªas en los que la norteamericana, campeona de siete grandes individuales y catorce en dobles, creci¨® admirando el juego de Boris Becker o Monica Seles, y rompiendo alguna que otra raqueta al seguir el mal ejemplo de John McEnroe.
¡°S¨ª, reconozco que lo hac¨ªa alguna vez¡ pero tuve que dejar de hacerlo r¨¢pido porque no ten¨ªamos demasiado dinero¡±, dice en una de las escas¨ªsimas entrevistas que concede la tenista, huidiza y esquiva con los medios. De Singapur, aquel 2017, la escena se traslada a Madrid, 2019, donde ella, despu¨¦s de haber pactado un par de encuentros con periodistas, se resiste a aparecer. Son las doce del mediod¨ªa y no hay rastro de Venus, que termina asom¨¢ndose entre bostezos y al¨¦rgica al sol, seguramente al poco de amanecer. Con dos horas de retraso y porque han ido a buscarla a su hotel. Por supuesto, nada de entrevistas. Cuatro frases facilonas para despejar el canutazo impuesto (y rogado) por la organizaci¨®n del torneo, y nada m¨¢s.
¡°No tengo demasiada tolerancia a las tonter¨ªas¡±, expone en Tennis Majors esta mujer empoderada, vegana y emprendedora empresarialmente con su l¨ªnea de belleza y otra de interiorismo, porque dice que all¨¢ donde pisa le gusta inspirarse y crear. No lo har¨¢ este a?o en Tokio, adonde suspiraba por llegar y seguir engrandeciendo su curr¨ªculo ol¨ªmpico: cinco medallas, cuatro de ellas de oro. Un registro salvaje. ¡°Amo los Juegos Ol¨ªmpicos. Siempre fue uno de los sue?os de mi padre y luego el m¨ªo. Veremos qu¨¦ ocurre de cara a 2021¡±, contesta cuando se le plantea si todav¨ªa le quedar¨¢ combustible la pr¨®xima temporada, mientras va asom¨¢ndose la sombra de la retirada.
Ser¨ªa una entrenadora horrible. Me sentar¨ªa en el ¡®box¡¯ y ver¨ªa Netflix
¡°Veremos c¨®mo me siento. Todav¨ªa me encanta ganar, pero cuando se acabe, se acab¨®¡±, expresa sin temor alguno, despu¨¦s de trazar una carrera kilom¨¦trica que arranc¨® en 1994, fecha de su primer partido profesional, en Oakland y cuando ten¨ªa 14 a?os, mientras en un estadio anexo tocaban los Rolling Stones de Mick Jagger y Keith Richards. Hoy ellos siguen, y ella tambi¨¦n perdura, debatiendo en las pistas con chicas a las que dobla la edad. ¡°He tenido momentos fant¨¢sticos. He estado arriba, abajo, deprimida¡ He hecho de todo y he sido siempre igual de feliz¡±, dice Venus, que en 2011 fue diagnosticada del s¨ªndrome de Sj?gren, una enfermedad autoinmune que agudiza el dolor y la fatiga.
¡°Quiero explorar otras facetas de m¨ª misma y experimentar qu¨¦ se siente al reducir la velocidad¡±, contin¨²a. Ni o¨ªr quiere aquello de ser entrenadora el d¨ªa de ma?ana. ¡°Ser¨ªa horrible. Me sentar¨ªa en el box, ver¨ªa Netflix en el m¨®vil y comer¨ªa palomitas mientras grito: ?dobla m¨¢s las rodillas!¡±, bromea la exn¨²mero uno, triste y dolida estos d¨ªas por el asesinato de George Floyd en el en¨¦simo cap¨ªtulo racista y de brutalidad policial contra los negros en Estados Unidos. ¡°Denunciar el racismo en el pasado era algo impopular. Se rehu¨ªa a hablar de ello. Nadie te cre¨ªa¡±, lamentaba recientemente en un alegato a flor de piel, a trav¨¦s de Instagram; ¡°hasta que no te pongas en la piel de un afroamericano es imposible entender los desaf¨ªos a los que te enfrentas en este pa¨ªs, en este mundo. Qu¨¦ significa no ser escuchada¡±.
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