Enrique de Inglaterra y Meghan Markle saldan su deuda con los brit¨¢nicos
Como exigi¨® el pr¨ªncipe Carlos, los duques de Sussex ya han pagado los tres millones que deb¨ªan por la renovaci¨®n de su casa de Windsor, Frogmore Cottage, que fue financiada por los contribuyentes
Cuando, a principios de a?o, Enrique de Inglaterra y Meghan Markle decidieron marcharse de la familia real brit¨¢nica y del Reino Unido sab¨ªan que detr¨¢s de s¨ª dejaban muchas cosas de valor: familia, amigos, obras ben¨¦ficas, una reputaci¨®n que les hac¨ªa ser muy queridos en su pa¨ªs y tambi¨¦n una casa. Los duques de Sussex decidieron convertir la villa de Frogmore Cottage, situada en los terrenos del castillo de Windsor, en su hogar, y para ello la sometieron a una profunda y car¨ªsima renovaci¨®n para, finalmente, apenas darle uso. Ahora, tal y como pactaron en su salida, han cumplido y han pagado los costes de esas obras, que hab¨ªan corrido por cuenta del fisco y por tanto de los contribuyentes brit¨¢nicos.
Un portavoz de Enrique y Meghan anunci¨® el lunes que la deuda hab¨ªa sido saldada. ¡°El duque de Sussex ha realizado una contribuci¨®n a la subvenci¨®n soberana¡±, rezaba el comunicado. ¡°Esta contribuci¨®n ha cubierto por completo los costes de renovaci¨®n de Frogmore Cottage, propiedad de Su Majestad la reina, y que permanecer¨¢ como la residencia del duque y su familia en Gran Breta?a¡±, explica, dando as¨ª a entender que en futuras visitas ¡ªo si deciden volver a asentarse en el pa¨ªs¡ª los Sussex se alojar¨¢n all¨ª.
Se desconoce el importe total del coste de las obras, as¨ª como de la devoluci¨®n que ha hecho Enrique. Seg¨²n la revista People, ser¨ªan algo m¨¢s de 2,5 millones de euros, mientras que medios brit¨¢nicos como el Daily Mail acercan la cifra a los tres millones.
Saldar la deuda fue una condici¨®n que puso el pr¨ªncipe Carlos, padre de Enrique y heredero al trono brit¨¢nico, para la salida de su hijo de la instituci¨®n y para ayudarles econ¨®micamente en su nueva vida al otro lado del Atl¨¢ntico. Ni EE UU ni Canad¨¢, donde viven y pretenden vivir los pr¨®ximos a?os, van a proteger ni a financiar p¨²blicamente los costes de seguridad de los duques (como hac¨ªan en Reino Unido la polic¨ªa de Londres y Scotland Yard), por lo que Carlos decidi¨® hacerlo durante sus primeros a?os en el exilio, hasta que consiguieran ingresos, a trav¨¦s de su fortuna personal. Pero la condici¨®n del heredero siempre fue, como desvelaron los medios brit¨¢nicos en mayo, que Enrique devolviera los costes de renovaci¨®n de la casa.
Las obras de Frogmore Cottage se alargaron durante meses. Esta construcci¨®n de 10 habitaciones pertenece a los terrenos del castillo de Windsor, est¨¢ protegida por el Estado y es una muy querida residencia real desde hace m¨¢s de 200 a?os, pero en ella no hab¨ªa vivido nadie en los ¨²ltimos cincuenta a?os, por lo que estaba falta de una renovaci¨®n profunda que implicaba fontaner¨ªa, electricidad, cambio de vigas defectuosas... Adem¨¢s, los duques convirtieron esas 10 habitaciones en cinco (todas ellas con ba?o privado), rehicieron por completo la cocina, a?adieron vestidores... por lo que la obra se alarg¨® y sobre todo se encareci¨®.
El fondo al que han devuelto ese dinero Enrique y Meghan es una de las tres fuentes principales de financiaci¨®n de la corona. El primero es el Sovereign Grant o subvenci¨®n soberana, es decir, el dinero de los contribuyentes para el mantenimiento de la instituci¨®n, que en 2018-2019 fue de 95 millones de euros. Ah¨ª han depositado el dinero los duques. El segundo es el Privy Purse, monedero privado, de forma literal. Estos son los ingresos privados de la reina Isabel II que proceden de diversas propiedades del ducado de Lancaster, parte de la corona desde 1265; o en el caso del pr¨ªncipe Carlos del ducado de Cornualles. Con ellos sostienen econ¨®micamente a los miembros que no son parte de la corona de forma oficial (el pr¨ªncipe Andr¨¦s y sus hijas, Enrique y Meghan...). El tercero son las inversiones personales de la monarca. Suyos son el castillo de Balmoral, en Escocia, o el palacio de Sandringham, en Norfolk, as¨ª como una amplia colecci¨®n de arte, sellos y, por supuesto, acciones e inversiones.
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